Capítulo 6 – Vekta, 1.831, Eolia, Lameliard
—¡Eh! ¡Eso ha sido espectacular, Mina! ¡Qué pasada!
—¡Sí, Mina, ha sido brutal!
Vekta se quitó el casco antes de bajar de un salto de la cabina de la pequeña nave roja con la que había hecho su primera clase práctica. Después de cuatro semanas en la Real Academia del Aire de Lameliard, los cadetes habían tenido al fin la oportunidad de demostrar lo que habían aprendido en las clases teóricas, y la exhibición de Mina había sido especialmente buena. De las mejores. De hecho, tal había sido la pericia que había demostrado que incluso había recibido una felicitación del instructor Sebastián De Verasden antes de descender. Lo había hecho por el canal privado, por supuesto, para que nadie más pudiese oírlo, pero para Vekta había sido más que suficiente. Además, Agatta y Margot la estaban esperando en la pista y a diferencia De Verasden a ellas no les importaba mostrar abiertamente su entusiasmo. Al contrario. A pesar de conocerse desde hacía tan solo un mes, el vínculo que se había creado entre las tres cadetes era tan fuerte que despertaba envidias. Muchos eran los que las miraban por encima del hombro debido a sus formas algo menos correctas que las que cabría esperar de unas señoritas de alta cuna, pero en el fondo era la envidia lo que les corroía. Las tres cadetes estaban unidas y juntas se estaban convirtiendo en el centro de atención de muchos.
Y no precisamente solo por sus formas.
—¿Habéis visto la última pirueta? —preguntó Vekta con entusiasmo, alcanzando ya a sus dos buenas amigas—. ¡Creía que no me daba tiempo!
—¡Ya! ¡Por poco te comes una de las torres! —admitió Margot Dimara—. Pero ha sido genial, aquí todos contenían el aliento.
—¿Qué te ha dicho De Verasden?
Antes de responder, Vekta miró a su alrededor disimuladamente. Además de sus amigas, otros tantos cadetes se encontraban en la gradería, a la espera de que acabasen el resto de los compañeros con las prácticas. La mayoría de ellos se mantenían a cierta distancia, tratando así de diferenciarse, pero era evidente que algunos las estaban escuchando. Después de haber visto su magnífica puesta en escena a través de las grandes pantallas de visualización del hangar, sentían curiosidad.
—Le ha gustado —admitió—. Le ha gustado mucho.
Margot respondió con una sonora carcajada triunfal, destilando alegría. Palmeó el hombro a Vekta con fuerza, demasiada incluso, y asintió con la cabeza. Agatta Virish, algo más discreta como buena talosiana, también la felicitó, pero ella lo hizo con un apretón de manos.
—Me juego lo que queráis que entre las dos sumaremos más de doscientos puntos —aseguró la lameliard—. Defois debe estar que trina.
Aunque había intentado no dejarse llevar por las rivalidades propias de los cadetes, Vekta se había contagiado del espíritu competitivo propio de los lameliards. Los instructores lo incentivaban haciéndoles competir entre ellos y puntuando públicamente todas las intervenciones, por lo que eran pocos los que quedaban fuera del juego. Para poder llegar lejos dentro de la Real Academia del Aire había que comportarse como un lameliard más, y Vekta estaba dispuesta a ello.
En su clase había grandes pilotos. Milan Defois y los suyos eran los que más ruido hacían, pero gente como Tyler Blanch o el propio Jeronimus Bly estaban demostrando gran talento. Sin duda, de aquella generación saldrían grandes pilotos, pero por muy buenos que fueran, todas las miradas estaban fijas en los miembros del Escuadrón Albiano de la Flota de la Alianza. Garvin Aldana, Claudinne Olvian, Alexia Sumer, Thaius Priura y Liana Deschain eran los cadetes del momento. Todos sus avances eran vigilados muy de cerca, y cuanto más avanzaban en sus formaciones, más evidente era que disponían de los mejores recursos. Las mejores naves, los mejores instructores, los mejores orientadores... incluso las mejores habitaciones, lo que generaba aún más envidia si cabe. Entre miembros del mismo curso se podía competir, pero contra ellos era imposible. Les gustase o no, los miembros del Escuadrón Albiano siempre estarían por encima.
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Cantos de Sirena
FantasíaJóvenes, solas y sin nada que perder, cuatro espías se enfrentarán a un mundo en pleno proceso de cambio en el que tan solo aquellos que no temen a la muerte pueden abrazar el éxito. En sus manos está sobrevivir y extender la gran Tela de Araña desd...