Bueno... y llegó el capítulo. El capítulo en mayúsculas que marca el final de la historia. Empieza la cuenta atrás...
Coged aire, que vienen curvas.
Besitos.
Capítulo 35 – Nessa, 1.831, Solaris, Nuevo Imperio de Solaris
Nessa no había vuelto a ser la misma desde la fiesta de Emrys Daeryn y su posterior conversación con Mineya Varelis. De ello hacía ya veinte días, y aunque durante los siguientes dos jornadas el accidente sufrido por la bruja hecatiense que le había arrebatado la vida a ella y a todos sus seguidores al prenderse fuego su edificio la había mantenido algo distraída, Nessa no podía dejar de pensar en lo que le había dicho. En que no había solución... en que tan solo su muerte podría evitar que el demonio decidiese cobrar su deuda.
Gladio había acabado con Varelis para no dejar pruebas. No se lo había dicho, pero Nessa lo sabía. Él era de esos, de los que no dejaban cabos sueltos, y se lo agradecía. Ella tampoco los dejaba, pero en aquel entonces se había sentido tan débil que ni tan siquiera se había planteado la posibilidad de eliminar a los testigos. Afortunadamente, Gladio lo había hecho por ella y, como era de esperar, con total y absoluta eficiencia. Ni lo habían descubierto, ni jamás lo harían.
—Estoy convencido de que hay más opciones —le había asegurado al siguiente amanecer, cuando tras varias horas de sueño profundo Nessa había despertado algo aturdida por los acontecimientos. Aquella noche él no había dormido allí, y aunque al principio se había preguntado el motivo, no había tardado demasiado en saber la verdad—. Esa mujer no tiene la verdad absoluta.
—No, pero lo que dice tiene sentido.
—Puede ser, pero ya sabes que yo prefiero los sinsentidos y las cosas absurdas, Hécate. —Gladio le había intentado dedicar una sonrisa tranquilizadora sin éxito—. Tranquila, ¿de acuerdo? Ya se me ocurrirá algo.
Pero no lo había conseguido. Ambos habían seguido investigando distintas vías con las que deshacerse del demonio, pero no habían encontrado nada. Y no lo habían encontrado porque, sencillamente, no existía.
Habían sido semanas extrañas. Semanas en las que Nessa se había volcado en el trabajo con la esperanza de que tarde o temprano Lucian la avisaría para inaugurar la biblioteca, pero en las que no había sabido prácticamente nada de él. Se decía que pasaba mucho tiempo con una chica a la que había conocido en la fiesta de Emrys: la preciosa joven de pelo caoba y ojos verdes con la que la propia Nessa le había visto conversar en la pista de baile. Valeria. Sorprendentemente, aquella chica parecía haberlo apartado de Iliana Fedorova, por lo que los ánimos volkovianos estaban algo caldeados en ese sentido. Eso sí, al menos había acabado la guerra. Volkovia se había alzado vencedora sobre Cydene, y tras casi un mes de conflicto, al fin se habían firmado los acuerdos de paz.
Algo era algo.
Pero aunque las cosas parecían estar algo mejor en Volkovia, el Nuevo Imperio era un auténtico hervidero de noticias. Todo Aeron parecía estar en tensión por los últimos acontecimientos, y más ahora que Cydene había decidido abandonar la Alianza de Hésperos tras no haber recibido su apoyo frente a Volkovia. Era un momento de cambio, era el principio de una nueva era, y todos mantenían los labios apretados, a la espera de que la sombra no fuera tan oscura como lo había sido la última vez.
Durante aquellas semanas Nessa había recibido la visita del regente en dos ocasiones en su despacho. La primera había sido al siguiente amanecer, tras la fiesta. Loder Hexet quería información sobre todo lo que había visto y ocurrido durante la recepción de Emrys, y ella se la había proporcionado sin problemas. No le había ocultado absolutamente nada, cosa que el regente había agradecido. Al parecer, la había puesto a prueba. Hexet tenía otros agentes infiltrados en la celebración con los que contrastar la información y valorar si Nessa era de confianza, y el resultado había sido favorable.
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Cantos de Sirena
FantasiaJóvenes, solas y sin nada que perder, cuatro espías se enfrentarán a un mundo en pleno proceso de cambio en el que tan solo aquellos que no temen a la muerte pueden abrazar el éxito. En sus manos está sobrevivir y extender la gran Tela de Araña desd...