Capítulo 13 - Nessa

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Últimamente estáis muy callados... ¡animaros a opinar, que de momento no muerdo! :P




Capítulo 13 – Nessa, 1.831, Solaris, Nuevo Imperio



—¡Se me va a caer el pelo, Hécate!

—¡Pues no haber venido!

—¿Y dejarte sola? ¡Estás loca!

—¡Pues entonces deja de quejarte y abre la maldita puerta! Estoy segura de que es ella...

—¡Pues yo estoy seguro de que no lo es! Al fin y al cabo, ¿por qué iba a encerrar la Unidad Hielo a una de tus amigas en las mazmorras? ¡No tiene sentido!

En realidad tenía muchísimo más sentido de lo que Gladio creía.

La noticia había dejado a Nessa totalmente sin palabras. De hecho, al principio había creído haberla entendido mal. El agente que había irrumpido en el despacho del Emperador había anunciado la detención de una arpía, pero ni Lucian Auren ni la propia Nessa habían querido creer que era cierto. Sin embargo, unas cuantas llamadas habían bastado para que Nessa descubriese que Lira había desaparecido... y no en un lugar cualquiera. La pista de su buena amiga se había perdido en Meridian, a tan solo unos cientos de kilómetros de allí, y justo después de que fuese advertida de que la Unidad Hielo la había detectado. Obviamente, uniendo piezas era evidente que, si realmente había una arpía encerrada en las mazmorras del Palacio del Despertar, esa era Lira.

Y Nessa necesitaba comprobarlo.

Para ello, la arpía había pedido ayuda a la única persona en la que creía poder confiar en aquella ciudad. Alguien a quien había intentado mantener lo más alejado posible, pero que llegado el momento se había convertido en su única opción.

—Hécate...

—En serio, Solaris, deja de hacerme preguntas absurdas. Simplemente échame una mano, ¿vale? Necesito verlo con mis propios ojos. Si luego resulta que tienes razón, pues perfecto. Nos vamos y ya está, pero si no...

—¿Nos vamos sin más? —El policía puso los ojos en blanco—. Estamos a punto de colarnos en un recinto de alta seguridad, ¡si realmente crees que esto va a quedar en una mera visita, lo llevas negro!

—¿Pero no decías que podías hacerlo?

El policía maldijo entre dientes. A la luz de las estrellas, su rostro parecía más expresivo que nunca. De un momento a otro pasaba de la sonrisa al enfado con tanta facilidad que Nessa tenía la sensación de que, en realidad, tras su fachada de aparente control se ocultaba un saco de nervios.

—Sí, sí, puedo hacerlo sin levantar sospechas, pero me va a costar. Tengo que tirar de muchos hilos, y... en fin, ya sabes.

—Que sí, que sí, lo que tú digas... ¿abres la puerta o qué?

Orlasky respondió con un profundo suspiro. Miró a su alrededor disimuladamente, asegurándose de que el callejón donde se encontraban siguiese tan vacío como cuando habían llegado, y sacó una llave de entre sus ropajes. Inmediatamente después, hundiéndola en la herrumbrosa cerradura de un edificio abandonado, le dio cuatro vueltas y abrió.

Entraron en un estrecho vestíbulo negro cuyo suelo estaba totalmente cubierto por escombros. Tal y como había supuesto Nessa, se trataba de un edificio en ruinas cuyas techos estaban parcialmente derrumbados. La arpía se adentró unos pasos, sintiendo el yeso crujir bajo sus pies, pero Orlasky rápidamente se adelantó con una linterna en la mano. Le hizo una señal con la cabeza para que le siguiera y juntos recorrieron el vestíbulo hasta un silencioso corredor totalmente lleno de tierra y cemento.

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