Alba y Natalia habían optado por ir a un bar de tapas cercano al que la morena había ido en alguna que otra ocasión con África o con su equipo después de las reuniones en Universal. Era un bar familiar relativamente pequeño, pero el servicio y la comida eran inmejorables, además de estar acompañados de un hilo musical muy indie que a Natalia le encantaba y que llamó la atención de Alba nada más tomar asiento en una de las mesas del fondo. La rubia miró a su alrededor, viendo como en las paredes se distribuían algunas fotos enmarcadas con distintos artistas, algunos bastante reconocidos.
Natalia: Se podría decir que esta es la "oficina B" de Warner donde se celebran la mayoría de los contratos o colaboraciones que cierra la discográfica. -Aclaró viendo como Alba se fijaba en los distintos nombres que iban apareciendo bajo las fotografías-. Ahora hay varios bares por la zona, pero hace unos años este era el único que quedaba cerca de la oficina, y digamos que por tradición la gente sigue viniendo a este.
Alba: Me encanta. Además la música es muy de los ochenta y de lo más indie y con eso ya me han ganado.
Natalia: ¿Te gusta la música indie?
Alba: Bueno, me gusta la música en general y eso hace que escuche cosas muy variadas entre sí, pero sí, me gusta mucho la música de los ochenta y noventa, y los artistas que se salen un poco de lo convencional... Aunque también me gusta la convencional, ya te digo que mis listas de Spotify son un desmadre -Reconoció con una pequeña sonrisa-.
Natalia: A mí me pasa igual, ¿eh? Es que al final es inútil reducir algo tan grande como la música a un único estilo.
Alba: ¡Exacto!
El camarero llegó con las cervezas y las tapas que habían pedido, interrumpiendo momentáneamente la conversación, aunque por poco tiempo, ya que enseguida volvieron a enzarzarse en un nuevo debate sobre la industria musical, el funcionamiento de las radios musicales en España y la cantidad de intereses que había detrás. La conversación derivó en sus inicios, hablaron sobre las ventajas y los inconvenientes de presentarse a un programa de televisión como al que se había presentado Natalia. La cantante le contó su experiencia, hablándole de las tablas que le había aportado su paso por aquel programa y la gran familia que había creado con sus compañeros, pero también de los meses que necesitó para asimilar un cambio tan grande en su vida y lo mal que lo pasó siendo un blanco fácil para los haters de un formato televisivo como aquel.
Alba: Realmente es que lo pienso y tiene que ser muy jodido de asumir un cambio tan grande en tu vida -Dijo algo pensativa, analizando todo lo que le había contado la morena-.
Natalia: Lo es. Ya te digo que a mí los primeros meses se me hicieron muy cuesta arriba, y eso que tuve a mucha gente ayudándome.
Alba: ¿Sabes? A mí mucho antes de venirme a Madrid a probar suerte, mi hermana me estuvo dando la lata para que me presentara al concurso -Recordó con una sonrisa-, pero me daba mucho respeto. No sé, lo veía como un arma de doble filo.
Natalia: Totalmente. Pero bueno, al final yo creo que es como todo. Depende de cómo lo afrontes y de cómo lo aproveches, todo puede ser bueno o malo. Ese programa es una manera de buscar una oportunidad, pero hay muchas otras, como la que has usado tú o como el que canta en la calle.
Alba: Pues sí, la verdad -Tras unos segundos en los que ambas aprovecharon para dar cuenta de aquellas tapas, la rubia cayó en algo, mirando a la cantante con una sonrisa divertida-. ¿Pues sabes que aquel casting era para tu edición?
Natalia: ¿Enserio? -Preguntó sorprendida por aquel dato-.
Alba: ¿Te imaginas que hubiésemos coincidido allí?
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Nuestra mejor canción
FanfictionTras su exitoso paso por un concurso de televisión, Natalia Lacunza, de 21 años, se había convertido en una de las artistas más importantes y con mayor repercusión del país, logrando varios discos de oro y platino, varios número 1 y varios premios e...