Capítulo 51: Nuestra mejor canción

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Buenos días. Lo primero pediros disculpas por el tiempo que ha pasado desde el último capítulo. Han sido unos días complicados en cuanto a la falta de tiempo y también en lo que a la motivación para escribir se refiere. Tal y como os dije, por mucho que inicialmente contemplara extender la historia y tratar otros puntos, la falta de tiempo y las circunstancias han hecho que a día de hoy no esté realmente implicada en la historia y no pueda ofreceros un contenido realmente de calidad (dentro de las posibilidades de esta historia, claro), por lo que prefiero ponerle un final en este punto que no os deje a medias en la historia y, si más adelante encuentro tiempo para seguir escribiendo y considero que las circunstancias cambian y son propicias para ello, entonces retomaré la historia para contar esa parte que se me ha quedado en el tintero. 


Encuentros desagradables a parte, el primer concierto de la gira de Alba había sido un rotundo éxito, terminando casi dos horas después de su inicio con una ovación por parte del público que llegó a emocionar a la ilicitana hasta el extremo de tener que secarse disimuladamente las lágrimas, sobre todo después de ver la emoción en los ojos de su familia y la mirada cómplice de Natalia desde el lateral del escenario. Tal fue la euforia con la que Alba bajó del escenario que la fiesta de celebración dio comienzo en el propio camerino, rodeándose de su equipo, su familia y sus amigos cercanos para celebrar juntos un día tan importante, haciéndoles partícipes de una noche tan redonda como había sido aquella. Más tarde, siendo conscientes de que el personal del teatro tenía derecho a terminar e irse a sus casas, la fiesta se trasladó hacia un conocido restaurante en el que se habían encargado de reservar mesa y, de ahí, lo más jóvenes y con más aguante terminaron la noche dándolo todo en una discoteca hasta altas horas de la madrugada.

El día siguiente era el último que las chicas pasarían en Elche por lo que, a petición de Rafi para poder exprimir al máximo la presencia de su hija antes de que volviese a marcharse, ambas decidieron pasarlo tranquilamente en casa, comenzando por uno de esos desayunos que te dan energía para seis días.

Alba: ¿Puedo preguntar por qué mi señora madre se salió ayer del concierto y estuvo desaparecida durante casi dos canciones?-Preguntó la ilicitana mientras removía su café, mirando directamente a la Rafi -.

Rafi: Me meaba -Dijo sin más, encogiéndose de hombros mientras miraba disimuladamente a Natalia para guiñarle un ojo-.

Alba: Ya.... -Contestó sin creerse nada, dirigiendo esta vez su mirada hacia su chica-. ¿Y tú también te meabas? Porque resulta que casualmente tú también desapareciste.

Natalia: Eh.... Fui un momento a.... fumar -Dijo forzándose por parecer convincente, sin éxito-.

Alba: Y qué casualidad que todo fue justo en el momento en el que David se fue del concierto, oye

Llegadas a aquel punto Natalia y la Rafi se miraron con los ojos muy abiertos, preguntándose en silencio si alguna de las dos se había ido de la lengua, cosa que no había ocurrido, por lo que las miradas de ambas se centraron rápidamente en Marina.

Rafi: ¡SERÁS CHIVATA! -Protestó mirando a su hija menor, a la que sin más remedio tuvo que contarle lo ocurrido después de que le viese en la cara que algo había ocurrido-.

Marina: ¡PERO SI YO NO HE DICHO NADA! -Se quejó indignada-.

Alba: Ah, o sea que sí fue por eso -Soltó ella-. Eso explica por qué le escribió ayer a Irene pidiéndole que me dijera que no volvería a saber nada de él y que lamentaba haberse presentado de aquella manera.

Natalia: No me lo habías dicho -Dijo la navarra mirando a su chica sorprendida con aquella información, aunque también satisfecha-.

Alba: Tú tampoco me has dicho qué pasó -Le recordó, mirándola con una ceja alzada-.

Nuestra mejor canciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora