Capítulo 32: Sanando

3.8K 182 17
                                    

Buenas!! 

Antes que nada quiero pediros disculpas por lo mucho que tardo en colgar entre capítulo y capítulo, pero ahora mismo tengo muchas cosas entre manos y tengo que hacer malabares para encontrar un hueco para poder escribir. Gracias por la paciencia, por los comentarios y por dedicar parte de vuestro tiempo en leer lo que escribo. Espero que os guste. Nos leemos!!

(Pd. Lo he escrito desde el móvil, así que disculpad posibles fallos)

No era capaz de decir cuántas veces había reproducido ya aquel vídeo, ni era consciente del tiempo que llevaba allí afuera sentada en un portal junto al restaurante con la mirada fija en la pantalla, los restos de las lágrimas aun mojando sus mejillas y la sonrisa instalada en sus labios. Puede que fuese mucho y que su familia se estuviera preguntando si la habían secuestrado y estuviera a punta de salir a buscarla, o puede que solo hubiesen pasado dos minutos desde que se había disculpado con la excusa de tener que atender una llamada importante de su oficina, pero el caso es que no le importó. En aquel momento lo único que necesitaba era recrearse en la suave voz de Natalia hasta que el mensaje que la navarra pretendía hacerle llegar a través de aquella canción llegase a instalarse en su interior. Necesitaba creer que era cierto y que iba a ser capaz de ganar aquella batalla interna que libraba contra sus fantasmas, y nadie mejor que la de Pamplona para convencerla de ello. De eso y de cualquier cosa, porque cuando Natalia Lacunza te miraba a los ojos -aunque fuese a través de una pantalla-, te guiñaba un ojo y te hacía saber que eras importante para ella y que estaba a tu lado encontrando la manera de dejarte sin palabras a pesar de la distancia, la morena era capaz de hacerte sentir invencible y poderosa y de convencerte de que no existían los imposibles.

Marcó su teléfono a pesar de ser consciente de que debía volver ya a la mesa, sintiendo la imperiosa necesidad de sentir cerca a Natalia a pesar de la distancia física que las separaba, aunque únicamente fuese a través de su voz. Tres tonos fueron los que escuchó antes de que la navarra contestara a la llamada, aunque lo único que escuchó al otro lado durante unos segundos fue algo de jaleo justo antes de que sonara lo que parecía el click de una puerta al cerrarse y el silencio hacerse al otro lado del altavoz, únicamente roto por la respiración de la de Pamplona. 

Alba: Eres la persona más increíble que he conocido en toda mi vida -Dijo incluso antes de que Natalia tuviese tiempo ni de abrir la boca para saludar-.

Natalia: Vaya... ¿Eso significa que te ha gustado la canción? -Preguntó con timidez-.

Alba: Eso significa que me ha encantado -Confirmó-. Que eres monísima, que me encantas y que no me puedo creer lo afortunada que soy por tenerte en mi vida.

Natalia: La afortunada soy yo, Alba. Te lo aseguro -Respondió emocionada, escuchando el suspiro de la ilicitana al otro lado ante sus palabras-. Y como te he dicho, te lo voy a repetir todas las veces que sean necesarias hasta que te lo creas y consigamos borrar todas tus inseguridades.

Alba: Te quiero mucho, Nat -Declaró-.

Natalia: Yo también te quiero muchísimo, Alba -Contestó, sabiendo que aquello empezaba a quedarse bastante corto para definir lo que empezaba a sentir por la cantante-.

Alba: ¿Sabes? -Dijo tras unos segundos-. Yo también me imagino esa vida contigo -Confesó haciendo referencia al estribillo de su canción-.  Y... Aunque esté muerta de miedo y a ratos sean mis inseguridades las que toman el control como esta mañana, te aseguro que voy a hacer todo lo posible para poder superarlos y pasar página de una vez... Yo también quiero escogerte a ti, Natalia -Susurró, volviendo a utilizar una de las frases de la canción-.

Nuestra mejor canciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora