Capítulo 16. Consejos

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El fin de semana pasó y con él lo hizo también aquella sensación extraña que se había apoderado de ella tras el concierto de Natalia. Durante la propia fiesta Alba había conseguido dejar de lado aquella incomodidad que sus dudas le habían generado, consiguiendo restablecer al final de la noche una normalidad total y absoluta con la morena y dejando enterradas aquellas señales de alarma que se habían disparado, a su parecer, sin ningún motivo para hacerlo. Habían bailado como siempre -aunque con alguna copita de más-, se lo habían pasado bien, se habían reído y nada había cambiado entre ellas, lo que tranquilizó sobremanera a la ilicitana. Valoraba mucho la amistad de Natalia y el apoyo que había encontrado en ella como para que su relación se enturbiara por sus paranoias. Además, aquella semana había empezado la "primera ronda" de promo, lo que la había tenido lo suficientemente ocupada como para no darle demasiadas vueltas a la cabeza, lo que sin duda siempre jugaba a su favor.

Para Natalia, sin embargo, las cosas sí que habían experimentado un cambio significativo. Y es que, tal y como le había reconocido a Damion, aquella fiesta había sido una confirmación más de que estaba perdida y que sus sentimientos hacia Alba se intensificaban a pasos agigantados. Había reconocido desde el principio su atracción por la ilicitana. La tenía asumida y controlada, pero era evidente que sus sentimientos habían cambiado, alcanzando un nivel más profundo y, sin duda, mucho más difícil de administrar. Porque era fácil vivir pensando que una persona tiene unos labios bonitos, pero no eran tan fácil hacerlo cuando no podías evitar pensar, cada vez con más frecuencia, cómo sabrían o como sería besarlos. Durante la fiesta se había descubierto a sí misma perdida en sus ojos varias veces o bajando la mirada a sus labios mientras le hablaba, y aquello era una diferencia bastante importante que empezaba a preocupar mucho a lo cantante, hasta el punto de preguntarse si no sería mejor poner un poco de distancia con Alba, por muy difícil que le resultara la sola idea de pensarlo. Tanto le preocupaba aquello que había decidido recurrir a Sabela, sin duda la amiga más sensata de su grupo, para pedirle consejo.

Sabela: A ver Natalia. Entiendo tu punto. Alba te gusta cada vez más y tienes miedo que eso pueda acabar rompiendo vuestra amistad si no sabes cómo administralo, ¿no? -Se aseguró la pianista, dándole vueltas a la cucharilla del café que le había servido su amiga-.

Natalia: Sí. Ese sería un buen resumen.

Sabela: Vale. -Tras poner en orden sus ideas, la gallega levantó la mirada hacia la cantante de nuevo-.  ¿Y por qué partes desde el "peor escenario"?

Natalia: ¿Cómo? -Preguntó sin entender una palabra-.

Sabela: A ver si me explico... Ese miedo a que tus sentimientos te lleven a hacer algo que incomode a Alba y puedan romper tu amistad es porque tienes asumido que ella únicamente se puede fijar en ti como amiga -Afirmó mirándola a los ojos-. ¿Por qué asumes eso? ¿Quién te dice que, igual que tu sientes algo por ella, ella no puede sentir algo por ti?

Natalia: A ver, porque ella no... O sea... Por su parte no....

Sabela: ¿Lo habéis hablado alguna vez? ¿Has tanteado el terreno como para saberlo? -Cuestionó, sabiendo perfectamente la respuesta-. Hasta donde yo sé Alba y tú os conocéis desde hace unas semanas y sin embargo tenéis una conexión muy fuerte, ¿verdad? Ella misma te dijo que en poco tiempo te has convertido en alguien especial para ella y tenéis una complicidad envidiable, ¿no? -Dijo, viendo como la cantante asentía pensativa-. Bueno, pues quizás esa conexión para ella también significa algo.

Natalia: Pero si fuese así ella....

Sabela: ¿Te hubiese dicho algo? -Esta vez fue ella la que la cortó sonriente-. ¿Acaso le has dicho algo tú sobre lo que sientes? Estás asumiendo algo que en realidad no sabes, Natalia. 

La cantante guardó silencio pensando en lo que le acababa de decir su amiga. Por un lado tenía toda la razón del mundo: no tenía ni idea de lo que sentía Alba, simplemente había asumido que ella era la única que tenía ese tipo de sentimientos y no se había planteado nada más. Pero por otro lado, el simple hecho de pensar que su intensidad pudiese acabar afectando a la amistad que había creado con Alba la aterraba. 

Sabela: Escúchame Natalia. No te estoy diciendo que vayas y que le comas la boca nada más verla sin cruzar palabra. Lo que te estoy diciendo es que no le des tantas vueltas a las cosas y que no te reprimas por los "y si". Hoy tenías ganas de verla, ¿no? Y no le propusiste quedar por miedo a que ella pensase que os veis mucho -Le recordó lo que le había contado la propia cantante, al principio de aquella conversación-. Bueno, pues deja que sea ella quien lo diga si es que lo piensa.

Natalia: ¿Sabes? En realidad creo que lo que me asusta es la intensidad de mis sentimientos hacia ella -Dijo la cantante, quien a pesar de hablar en voz alta, se hablaba más a sí misma que a su amiga-. Es como que me da miedo llegar a un punto de no retorno que no pueda controlar y mi cabeza me dice que me aleje antes de que la fastidie.

Sabela: Alejarte de ella y de su amistad para no romper vuestra amistad... -Dijo en voz alta la gallega con una ceja alzada-. No tiene mucho sentido, ¿no crees?

Natalia: Ya, visto así...

Sabela: Pues míralo así, Natalia. Déjate llevar sin ponerte en lo peor y sin darle tantas vueltas a la cabeza. Quién sabe, igual te llevas una sorpresa -Animó con una sonrisa, intentando quitarle algo de peso a aquella conversación que dejó a Natalia reflexionando-.

Natalia le dio un gran abrazo a su amiga en el que le agradeció sus consejos y, sobre todo, que siempre estuviera ahí. Para ella, a la que le resultaba tan complicado hablar de sus emociones, encontrar en su camino a gente como Sabela, capaz de leer a la gente como si de un libro abierto se tratara, era un auténtico regalo.

Sabela: Anda... A ver si empiezas ya con el nuevo disco que mira qué mal te sienta el parón -Bromeó la gallega-.

Una vez terminado el café y de nuevo sola en casa, Natalia repasó la conversación, llegando a la conclusión de que Sabela tenía toda la razón. Tendía a darle demasiadas vueltas a las cosas y entrar en bucles innecesarios que lo único que conseguían era agobiarla y le impedían disfrutar del momento, ahogándose en supuestos que quizás nunca llegarían. Y en caso de que lo hicieran ya habría tiempo de afrontarlos, así que sin darle más vueltas al tema, cogió el teléfono y buscó el contacto de Alba.

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Nota de la autora: Os comento. Como podéis ver este trozo es muy cortito y eso es básicamente porque inicialmente esto sería solo el principio del capítulo que tenía pensado colgar hoy. Lo que ocurre es que se me ha complicado un poco la cosa (ando con trabajo y tramitando mi posible mudanza) y como sospecho que no me va a dar tiempo a acabarlo durante el finde, tampoco quería dejaros sin absolutamente nada durante tantos días. Así que os cuelgo este pequeño aperitivo y os prometo que me pongo las pilas, porque además pronto entramos en "materia". Perdón. Gracias por la paciencia y por tomarse la molestia de leer y nos leemos pronto

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