Capítulo 50: Lobo convertido en corderito

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Buenas noches! 

Me paso por aquí para dejar un nuevo trozo y para comentaros algo al final del capítulo. 


Natalia se dedicó a abrazar a su chica en silencio, cobijándola entre sus brazos a la espera de que la ilicitana se calmase y pudiese explicarle qué era lo que la había llevado a aquel estado en el que se encontraba, algo que ocurrió unos minutos más tarde.

Natalia: ¿Qué ha pasado, cariño? -Preguntó limpiando los restos de sus lágrimas-.

Alba: No es nada, mi amor -Dijo dedicándole una pequeña sonrisa con la que pretendía borrar la arruga de preocupación que se había dibujado en la frente en la navarra-. Estoy bien

Natalia: ¿Entonces?

Alba: Ha venido David -Soltó de sopetón, y el semblante de Natalia se endureció nada más escuchar aquel nombre-.

Natalia: ¿David... Tu ex? ¿Era él el que iba con tu primo ahora? -Preguntó, viendo como su chica asentía-. ¿Qué ha pasado? ¿Te ha hecho algo? Porque te juro que lo....

Alba: Ey, ey, ey -La ilicitana cogió su cara entre las manos dejando un beso en sus labios para intentar calmarla al ver su amago de levantarse para ir a buscarle-. Mírame -Pidió, clavando sus ojos en los de la navarra-. Estoy bien -Repitió, y Natalia consiguió calmarse-.

Natalia: ¿A qué ha venido? -Preguntó ya más calmada-.

Alba: La verdad es que no lo sé. Ha entrado con su actitud de no haber roto un plato en su vida, derrochando amabilidad y haciendo como si no hubiese pasado nada, hasta que se ha enfadado cuando ha visto que no tenía nada que hacer y ha cambiado su actitud por completo para intentar hacerme daño

Natalia: ¡Hijo de puta! -Espetó con rabia y apretando los puños hasta casi clavarse las uñas en la palma de la mano-.

Alba: Pero no lo ha conseguido -Dijo sacando una sonrisa-. Ya no le tengo miedo, mi amor. Sus fantasmas ya no me asustan. Ya no pueden hacerme daño

La navarra, aun preocupada por lo ocurrido, clavó la mirada en sus ojos buscando algún rastro de dudas en ellos, algún indicio de que aquel encuentro le hubiese afectado más de lo que le estaba contando, pero lo único que encontró en ellos fue un brillo de satisfacción y de emoción que le confirmó que Alba decía la verdad, que por fin había derrotado a sus fantasmas por completo y que se había desprendido de aquella piedra enorme que había arrastrado durante tanto tiempo. Alba lo había conseguido, y ella no podía sentirse más orgullosa de aquella increíble mujer con la que tenía la suerte de estar compartiendo su vida.

Natalia: Eres increíble, Alba -Declaró sin dejar de mirarla a los ojos, dejando una caricia en su mejilla-. Estoy muy orgullosa de ti y me siento muy afortunada de tenerte en mi vida y poder aprender de ti cada día -Dijo algo emocionada, haciendo que los ojos de de Alba se cristalizaran debido a la emoción que escuchar aquellas palabras le había provocado-.

Alba: Eres tú la que me hace crecer a diario -Respondió antes de unirse en un tierno beso-.

Rafi: ¡Pero bueno! ¿Aquí nadie se acuerda de que hoy se canta o qué? -Se quejó la Rafi entrando de golpe en el camerino y encontrándolas de aquella guisa-. ¡Dejadse el tonteo para luego y termina de arreglarte que la gente ya está entrando y vosotras aquí con esa pachorra! -Protestó indignada, provocando una carcajada de las chicas-.

Natalia: ¿Seguro que estás bien? -Preguntó en un susurro antes de separarse, recibiendo un guiño de su chica a modo de respuesta antes de separarse-.

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