Capítulo 35: Somos un equipo

3.6K 171 4
                                    

Buenas tardes. 

Después de toda una odisea (la mitad de este capítulo ha sido escrito con un gato durmiendo sobre mi regazo y usando mi brazo de almohada y la otra mitad con dicho gato paseándose por el teclado reclamando atenciones) por fin puedo compartir el capítulo. Espero que os guste. 
Nos leemos!!


Necesitó de unos tres intentos para poder abrir los ojos y cuando lo hizo lo primero que notó fue un incipiente dolor de cabeza, resultado de las lágrimas que había derramado la noche anterior. Lo segundo que notó cuando sus sentidos empezaron a despertarse fue la ausencia de los brazos que le habían servido de refugio durante toda la noche, una ausencia que provocó un pellizco incómodo en el pecho y despertó el murmullo de un "¿Qué esperabas?" en algún rincón de su mente. Un murmullo que quedó en nada en el mismo momento en el que escuchó un ruido proveniente de la cocina y la voz de Natalia tarareando alguna canción que no reconoció.

Se bajó de la cama, buscó las zapatillas y, tras una parada en el baño para hacerse con una pastilla para el dolor de cabeza, se dirigió sin hacer ruido hacia la cocina, descubriendo a la navarra de espaldas trasteando en aquel momento la máquina de café mientras en la mesa había preparado un par de tostadas. Natalia no sólo no se había ido a ninguna parte, sino que estaba en su cocina preparándole el desayuno y dándole un nuevo revés a aquella parte de su interior que insistía en hacerla creer que la cantante desaparecería en algún momento.

Natalia: Ey, buenos días -Saludó al encontrarla parada en el marco de la puerta cuando se giró para dejar las cosas en la mesa-. Iba a ir a despertarte ahora. Te he... preparado el desayuno -Comentó con algo de timidez al haberse adueñado de su cocina sin permiso-.

Alba: Muchas gracias, Nat -Dijo acercándose para dejar un beso en sus labios-. Por todo.

Natalia; Anda, vamos a desayunar que se enfría todo -Contestó restándole importancia con un guiño-.

Se sentaron a tomar aquel desayuno que la navarra había estado preparando con tanto esmero, hablando de todo y de nada a la vez, como si la noche anterior no hubiese pasado absolutamente nada, como si fuese una mañana de sábado normal y corriente y no tuviesen ninguna conversación pendiente entre ellas. La tenían, claro que la tenían, y ambas eran conscientes de ello, pero las dos quisieron concederse esos minutos de tranquilidad mientras desayunaban.

Estuvieron revisando las redes, con la ilicitana aprovechando para agradecer palabras de los fans y de algunos compañeros que le habían dedicado comentarios muy cariñosos por su actuación y con Natalia, mientras tanto, echándose unas risas por el revuelo que había montado la imagen de ella misma yendo a recoger a Alba la noche anterior y enseñándole los comentarios más divertidos a la rubia.

Natalia: ¿Cómo va ese dolor de cabeza? -Preguntó llegando de nuevo al salón una vez que había terminado de vestirse, encontrándose con la ilicitana recostada en el sofá-.

Alba: Bien, bien, con la pastilla ya casi se me ha pasado. Es del sofoco de anoche -Dijo bajando un poco la mirada al hacer mención a aquel momento, sabiendo que debían hablarlo-.

Natalia: Ya... ¿Quieres que hablemos? -Preguntó cogiendo su mano-.

Alba: Sí, Nat. Yo.... Lo primero quería pedirte disculpas por lo que pasó anoche, porque yo no....

Natalia: Ey -La cortó poniendo un dedo en sus labios-. No hay nada por lo que debas disculparte, ¿vale?  Fui yo la que provoqué la situación y te incomodé, por lo que en todo caso debería ser yo la que pida disculpas.

Alba: Tú no hiciste nada malo.

Natalia: Bueno, entonces lo dejaremos en que ninguna de las dos tiene ningún motivo por el que pedir perdón a la otra. ¿Trato hecho? -Preguntó con humor, ofreciéndole su mano a la rubia-.

Nuestra mejor canciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora