13.

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Un par de días pasaron sin mayor novedad. Llevaba a Ye Rim a la escuela todas las mañanas y no me iba hasta asegurarme que estuviese a salvo dentro del edificio. Trabajaba todo el día, hasta la noche y luego, regresaba a mi apartamento para darle de cenar a la pequeña y enviarla a la cama. Solo entonces, iba a la puerta de nuestra casa y colocaba una silla para trabar la cerradura.

Paranóica, me reprochaba a mí misma, pero no quería dejar nada suelto, no quería arriesgarme a que el padre de Ye Rim entrara a nuestra casa por ningún motivo.


- Gracias por traerme a casa, Mark. - murmuré antes de quitarme el cinturón de seguridad. - Te veré mañana en la empresa.


La mano del hombre salió despedida hacia mi brazo y me sujetó para que no pudiese bajar.


- ¿Hasta cuando vas a seguir enojada conmigo? - demandó saber. - ¿Hasta cuando vas a seguir empujándome lejos de ti?

- No estoy molesta. - repliqué, moviendo mi hombro para que me soltara. - Pero tengo muchas cosas en la cabeza que no me permiten ser la misma de antes.

- Seon Mi, te lo dije una vez y te lo volveré a decir, si necesitas ayuda, solo debes pedirla.


Sí, como no.


- Estoy bien. - me negué a su ayuda, intentando suavizarlo con una media sonrisa.


Mark dejó salir un suspiro.


- ¿Tomaste una decisión sobre Jeju? - negué con la cabeza.


¿En qué momento iba a pensar en ello? No había tenido tiempo ni para respirar.


- No puedes seguir aplazándolo. - sentenció con más dureza de la que me pareció necesaria. - Necesito una respuesta.

- Es que...

- ¿Ye Rim? ¿Es por ella? - me interrumpió. - Con todo lo que ha pasado con su padre, ¿no sería un buen momento para irse de la ciudad?

- Eso sería huir, ¿no es así?


Mark guardó silencio por unos segundos, pensando en su respuesta.


- Es prevenir. - me refutó. - El hombre te ha estado siguiendo y ha llegado hasta tu puerta. No entiendo qué estás esperando para hacer algo al respecto.


Sentí la sangre comenzar a hervir dentro de mi cuerpo, pero me obligué a mantener la calma.

Él no lo entendía. Él no sabía lo que se sentía. ¿Y como podría saberlo? No estuvo conmigo cuando lo necesité, no me dio la ayuda que tanto proclamaba darme si se la pedía.


- Hoy hablaré con Ye Rim. - repliqué. - Tomaremos una decisión esta noche.


x


- Seon Mi. - saludó la señora Oh, nuestra vecina, en cuanto abrió la puerta de su apartamento.


Distinta a todas las veces que nos habíamos visto, la señora Oh no me recibió con una sonrisa dulce, sino con una expresión de preocupación.


- ¿Está todo bien? - pregunté.


La mujer dio un vistazo dentro del apartamento, asegurándose que Ye Rim no estuviese cerca, y luego, se inclinó hacia mí.


- Tengo que contarte algo.

- ¿Qué pasó? - quise saber, imitando su acción para estar más cerca de ella.

Raising Ye Rim | Park JinyoungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora