Raising Ye Rim | Park Jinyoung

29.

- Ye Rim-ah se ha vuelto muy buena en el tenis. - comentó un orgulloso Jonghyun, mientras veíamos su primer partido de exhibición en la academia. - Mi amigo, el entrenador de camiseta gris, dice que si se esfuerza mucho, podría llegar a competir con otras escuelas y luego, en otros países. - añadió y aunque no parecía intencional, sonó como si se estuviera regodeando. 

Jinyoung se removió incómodo en su sitio. Jonghyun no le agradaba en absoluto, pero hacía el esfuerzo de llevar las cosas en paz por Ye Rim. 

- Si es lo que ella quiere. - murmuré de vuelta, justo antes de que mi hija comenzara a correr para bloquear el tiro del oponente. - La apoyaremos en lo que elija. 

Vi por el rabillo del ojo como Jonghyun asentía, pero preferí no voltear a verle para que él no malinterpretara mis acciones, algo que presumía que había estado haciendo. 

- Por cierto. - habló, de nuevo. - Me llegó una citación en la mañana. Darán la sentencia este viernes. 

Mi corazón se congeló por un segundo, haciendo que todo mi interior se pusiese alerta, aunque por fuera fingí que nada pasaba. 

- Espero que haya funcionado. - dije, más para mí que para mis acompañantes. - ¿A qué hora es la citación? 

- 8 AM. 

- Estaré allí. 

- ¿Pedirás permiso en el trabajo? - añadió, intentando continuar con esa conversación. 

- Estaré allí, Jonghyun. - finalicé, manteniendo la mirada en Ye Rim. 

Aún no se los había dicho, pero había renunciado a Sun Agency el día anterior. El único que sabía de ello era Jinyoung, porque me había ayudado a redactar la carta de renuncia. Pero a Ye Rim y a Jonghyun aún no se los mencionaba. No sé si fue por miedo a lo que dirían o por lo poco que me había afectado. 

Había cumplido mi ciclo en Sun Agency y era momento de buscar algo diferente.

x

- ¡Mamá! - llamó Ye Rim, mientras yo masajeaba mis cienes a un costado de la cancha. 

La pequeña llegó a mi lado y me abrazó con fuerza. No nos habíamos visto en dos días y en aquel abrazo demostró cuanto me había extrañado. 

- ¿Me viste jugar? - preguntó, aunque ella misma me había saludado desde la cancha, antes de empezar su juego. 

- Claro que sí, cariño. - repliqué, intentando sonreír a pesar del intenso dolor de cabeza. - Lo hiciste muy bien. 

- Pero no gané. - me recordó con un puchero. 

- Ganaste experiencia, algo que se necesita si quieres jugar profesionalmente. - le animé, pasando mi mano por su cabeza. - Y lo hiciste de maravilla, Ye Rim-ah. Estoy muy orgullosa de ti. 

Su rostro se iluminó de inmediato y se lanzó a mis brazos una vez más para apretarme lo más fuerte que podía. 

Su agarre hacía que mi dolor de cabeza y malestar se incrementara, pero decidí aguantarlo por ella, por lo que un abrazo y por lo que ese partido significaban para ella.