14.

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- Necesito que te quedes en tu habitación, Ye Rim-ah. - le dije a la pequeña, mientras sentía mi corazón latir a mil por hora de solo pensar en lo que estaría sucediendo en la puerta del apartamento entre Jinyoung y el padre de mi hija.


Ella frunció el ceño de inmediato.


- ¿Qué pasó?

- ¿Recuerdas el hombre que vino a vernos hace unas noches?

- ¿El hombre que no debía acercarse a nosotras? - asentí y Ye Rim abrió sus ojos de par en par, de inmediato. - ¿Está aquí?

- Sí, cariño. Él ha vuelto. - afirmé, pasando mi mano por su cabeza para intentar tranquilizarla un poco. - Pero el profesor Park está afuera y él me va a ayudar a solucionarlo, ¿bien?


Ye Rim relajó su expresión con la mención de su profesor, como si esa fuese la palabra mágica para calmarla.


- El profesor Park nos protege siempre.

- Sí, cariño, lo hace. - concordé con ella.

- ¿Te puedo contar algo?

- Adelante. - repliqué de inmediato.

- Creo que le gustas al profesor Park. - me susurró al oído.


Una sonrisa hizo aparición en mi rostro en cuanto ella soltó esas palabras, una sonrisa que no podía hacer desaparecer por mucho que intentara. A eso se le sumó un cosquilleo agradable que comenzó en mi pecho, donde mi corazón se encontraba, y que se expandió por el resto de mi cuerpo.


- Él me cae bien. - añadió, meciéndose de adelante hacia atrás, con las manos en la espalda. - ¿Y a ti?

- Parece ser una buena persona. - respondí, evitando dar mayor detalle de lo que había ocurrido en la cocina, minutos atrás.


Ye Rim soltó una risita, una de esas que los niños sueltan cuando están por hacer una travesura.


- Mamá, a ti también te gusta el profesor Park, ¿no es así?


Tuve que apretar los labios para que no saliera por ellos una carcajada. Ye Rim seguía sorprendiéndome cada día con la forma tan resuelta que tenía de hablar. A veces, me daba la impresión de que hablaba con una mujer grande, en lugar de una niña de seis años.


- No lo sé. - respondí y, apoyándome en mis rodillas, me puse de pie. - Tengo que salir a ver cómo están las cosas afuera. Debes quedarte aquí, ¿bien?

- Bien, bien, me quedaré dentro. - accedió ella, sin quitar la sonrisita burlona de su rostro. - Pero, cuando regreses, vas a tener que decirme si te gusta mi profesor.

- Ya veremos. - le dije, antes de cerrar la puerta detrás de mí.


x


Los dos sonidos predominantes en el apartamento eran los del reloj de pared y los murmullos provenientes de la puerta. Eso, sumado a las luces apagadas en el pasillo que conducía a la sala, me hicieron sentir en una película de suspenso.


- No te lo estoy pidiendo. - escuché la voz de Jinyoung decir con un tono firme y cargado de enojo, en cuanto llegue a la sala.

- Yo tampoco. - replicó el hombre que lograba ponerme los nervios de punta. - Llama a Seon Mi. Tengo que hablar con ella.

- No. - le dijo tajante y pude ver cómo se plantaba seguro, con los brazos cruzados de tal forma que sus músculos estiraban la tela de su camisa.


Raising Ye Rim | Park JinyoungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora