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—No quiero—Musitó el menor sobre los labios del contrario.—Nos quedemos un rato más—Propuso, Gerard había mencionado que ya deberían salir del salón, además de que alguien podría entrar y verlos en una situación bastante comprometedora.

—Pero...—El castaño lo besó profundamente y se separó solo unos segundos para sentarse sobre el regazo del mayor.—Bueno, bueno, ya fue suficiente—Intentó calmar un poco el ambiente cargado de deseo. Aunque fue totalmente en vano, Frank continuó besandolo.—¿No te duele la nariz?.

Ningún intento sirvió, porque al menor no le importaba ningún dolor, solamente quería disfrutar el momento. Y al poco tiempo el pelinegro dejó de querer alejarlo, haciendo todo lo contrario, apegándolo más a él.

—Siempre pensé que nunca me enamoraría—Alejó un poco su rostro del contrario, mirando hacia abajo, observando el bulto en los pantalones del mayor, apretando un poco sobre la tela de jean.—Le tenía algo de miedo, pero es más placentero que tener sexo.

—Descubriste el amor, qué tierno—Tenían una conversación entrecortada y tranquila. Gerard se puso de pie junto a Frank, luego le quitó la vestimenta holgada de su graduación, debajo tenía unos pantalones y una camiseta que parecían un pijama.

—No pensé que fuera a sacarme esto—Argumentó señalando la tela negra, había notado la expresión de intriga del mayor.

—No importa, de todas formas no va a durar mucho tiempo.

Frank rió un poco por el comentario, aunque tuvo que dejar de hacerlo cuando el pelinegro metió su mano debajo de su ropa interior y comenzó a tocarlo.

—¡Congelados!—Lindsey entró al salón rápidamente, ni siquiera los miró, pasó directamente a levantar su cartera olvidada sobre un pupitre.—¡Descongelados!—Volvió a exclamar justo antes de cerrar la puerta detrás de ella.

—¿No te podías conseguir amigas normales?—Murmuró Frank, con un poco de dificultad, Gerard aún tenía su mano dentro de sus pantalones.

—Es divertida—Defendió el mayor, quien dejó de hacer su tarea para quitarle la camiseta al contrario.

Frank sintió un escalofrío en su espalda, los dedos del mayor no estaban lo suficientemente cálidos. Inconcientemente dejó escapar un suspiro, mientras apretaba la camisa del pelinegro con sus manos, Gerard dejó besos por todo su rostro, siguiendo por su cuello, hasta llegar a su ombligo. Terminó de bajar los pantalones junto a la ropa interior, Frank estaba un poco avergonzado, era la primera vez que le importaba la opinión del contrario sobre su cuerpo.

—¿Gee?—El mencionado había girado el suave cuerpo del menor, y estaba besando su espalda, cada vez más abajo.—¿Estas segur...—Para Frank esa era una experiencia nueva, y había dudado un poco sobre si sería buena, pero Gerard lo estaba haciendo gemir como nunca.

La lengua húmeda del mayor recorría toda su entrada, le gustaba escuchar los gemidos agudos de Frank. Su voz se quebraba cuando intentaba decir una frase coherente, y tenía su rostro junto a sus brazos; apoyadas sobre uno de los bancos.

Gerard empujó dos de sus dedos dentro de él, y cuando lo creyó adecuado, sacó un condón de su billetera y se lo colocó, para luego deslizar su pene con suavidad donde anteriormente estuvieron sus dedos. El menor giraba su cabeza de vez en cuando y observaba el rostro lleno de placer del pelinegro, con sus cabellos desordenados, algunos cayendo en su frente.

Gerard sostenía las caderas del contrario, queriendo ser amable con él, pero no podía evitar embestirlo rápida y profundamente.

Hacía tiempo que el castaño había perdido el miedo de que los descubrieran, gimiendo y maldiciendo tan alto como lo deseaba, sus ojos no miraban un punto fijo, solo brillaban reflejando el placer. Las famosas estrellas que describían algunas personas aparecieron frente a él, al menos en su mente, cuando Gerard tomó su cabello y lo tiró hacia atrás, haciendole arquear la espalda. Su saliva se escurría por las comisuras de los labios y  tenía una leve capa de sudor en su frente.

El mayor estaba empezando a preocuparse por el ruido que estaban haciendo, no tan alejado de ellos había demasiadas personas en su graduación. Decidió detenerse y alejarse, para poder sentarse en una de las sillas y hacer que Frank lo hiciera sobre él. Bajando sobre su pene, llenandolo completamente.

Gerard lo ayudó para que pudiera dar los típicos saltitos, mientras lo besaba, dejando sus labios irritados y luego manchando su cuello con marcas moradas. De vez en cuando rozaba sus pezones con la yema de los dedos, para después apretarlos. Bajó su única mano libre hasta el pene del castaño, masturbandolo, admirando su rostro excitante y disfrutando de cada sonido que se resbalaba por su boca.

El pelinegro lo miró fijamente cuando el semen del menor machó su mano y parte del estómago de él mismo, Frank solo formó una pequeña sonrisita, para luego ayudar a Gerard a acabar.

—¿Frank?—El mencionado levantó su cabeza de uno de los hombros del pelinegro, para mirarlo mientras hablara.—¿Te gustaria ser mi novio?.

—Sí me gustaría, pero...—Gerard levantó sus cejas con intriga por la última palabra.—Solamente si yo puedo ser tu pequeño siempre.

—Está bien, siempre el pequeño...y caprichoso Frankie—El nombrado rió por el apodo, dejándole un beso en la nariz y comenzado a vestirse nuevamente.

* * *

Siento que dejan menos comentarios, tal vez no sea así, ojalá que no 😢. Lxs amo ❤

Little. [Frerard]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora