Little. [Frerard]

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《—Gerard, ¿tu novio está estudiando?.

—No.

—¿Trabajando?.

—Tampoco—Donna lo observó con una mirada desaprobatoria.—A ver, sí está estudiando, va a una academia de danza—La mujer lo miró de una manera aún más extraña.—¿Tiene algo de malo?.

—No lo sé, es solo que no te veo muy bien con ese chico—Gerard rió un poco, pensando que era algún tipo de broma.—Es muy agradable y simpático, pero... ¿cómo planeas tener una familia con un niño que ni siquiera trabaja?.

—Mamá, no es un niño, casi tiene veinte años—Con eso aclarado, continuó hablando.—Si en algún momento queremos tener una familia estoy seguro de que va a estar perfecta, Frank es muy cariñoso y responsable.

—En algún momento va a pasar algo malo, hijo...—Bajó un poco su voz.—¿Y si vuelve a drogarse?.

Gerard golpeó el cuchillo que tenía en la mano contra la tabla de cortar, su madre comenzaba a ser un poco molesta con ese tema, y había sido totalmente repentino, empezaba a preocuparlo un poco. Siempre creyó que no tenía ningún problema con su relación.

—Basta, no me gusta que hables mal de Frank, yo lo amo y eso es lo importante.》

Esa fue toda la conversación entre Gerard y su madre, hubiera sido inofensiva, solo si Frank no se hubiese despertado y escuchado todo. Si bien su novio lo había defendido, se sentía muy herido y triste. ¿Eso era lo que pensaba Donna de él?, ¿el error de haber consumido drogas lo iba a perseguir toda la vida?.

—Amor, ¿vas a decirme qué te pasa?—Gerard lo abrazaba por la cintura, en la cama, desde el mediodía se comportaba muy extraño y no sabía cuál era la razón.

—¿Qué pasa si tengo una recaída?—Preguntó, intentando no sonar demasiado obvio, pero los últimos meses se había sentido especialmente tentado y escuchar esa conversación lo había hecho sentirse mal, ya no le veía sentido a resistirse de las drogas si de todas formas lo tratarían de drogadicto.

—No digas eso—Gerard lo abrazó aún más fuerte contra su pecho, dejando besos en su cabeza.—No va a pasar—El castaño se quedó en silencio, dudaba bastante de que no pasaría.

—Tengo miedo—Frank comenzó a llorar, estaba asustado por lo que podría llegar a suceder. Estaba preocupado por sí mismo, y no quería decepcionar a todos, pero la vida no era como en las películas y en ese momento se sentía triste, tal vez sin ninguna razón concreta.

El menor giró su cuerpo para ver a la cara al contrario, quien secó sus lágrimas y besó sus labios, susurrándole cuánto lo amaba. Lo tenía envuelto en sus brazos, casi sin dejarlo respirar de lo apretado que estaba.

—¿Te gustaría volver a terapia?—Frank asintió efusivamente, eso era lo que necesitaba.—Está bien, voy a acompañarte y vas a sentirte mejor, ¿sí?—Dejó un beso en su frente.—No te preocupes, no estas solo, siempre voy a estar a tu lado.

—Perdón—Musitó el menor, su voz era entrecortada y aguda. Sentía que le fallaba de muchas maneras, porque sabía todo el esfuerzo que Gerard había puesto para que él pudiera tener una vida mejor, y lo estaba desperdiciando.

—No hay nada que perdonar—Acariciaba el cabello suave y castaño, la cabeza de Frank estaba apoyada en el pecho del contrario. De vez en cuando pasaba sus manos por la espalda del menor, haciendole mimos.—Siempre voy a cuidar a mi pequeñito—Rió un poco por el apodo.

—Te amo—Levantó su cabeza y miró los ojos verdes del pelinegro. Estaba un poco más tranquilo, haber hablado sobre lo que sentía lo hizo relajarse.

—Yo también te amo—Se dieron un beso en los labios, entre los dos podrían sobrellevar cualquier cosa.

Tener los corazones latiendo cerca les producía mucha tranquilidad, una sensación muy agradable y que solo se generaba cuando ellos estaban juntos.

Ninguna otra persona podía calmar tan rápido a Frank, era como si pudiera adormecer todos sus sentidos y solo dejarle espacio a la felicidad. Para él, después de un beso del mayor podría olvidar todo un mal día, incluso una discusión, las cuales no eran habituales.

Simplemente amaban tener cerca al contrario y harían cualquier cosa para poder mantener su felicidad.

FIN