---------: No son horas de llegar
Roy: ¿Qué haces en mi habitación Francisco?
Frankie: Esperando a que llegaras
Roy: Bien ya llegue, ya te puedes ir
El hombre que estaba sentado se levantó el casi metro noventa se levantaba imponente sobre los escasos 1,70 de Roy, Su hermano siempre lograba intimidarlo cuando se ponía de pie de esa manera, tan erguido que parecia una barra de metal...
Frankie: ¿Dónde estuviste?
Roy: Por ahí.
Frankie: (frunció el ceño) Mi mamá estaba preocupada
Roy: Lo siento
Frankie: No lo sientes Roy, ya es hora de que crezcas, tienes 30 años, ya no eres un niño, sé responsable
Roy: (Apretó los dientes) Responsable como tu...¿verdad?
Frankie: No me refiero a eso
Roy: ¿ah no? Bueno me equivoque (sonrió) quiero dormir
Frankie: No te estás comportando a la altura muchachito, que dirá la prensa si te llegan a coger en malas compañías o haciendo algo indebido
Roy: No tienes la moral para decirme eso... Vamos Francisco la prensa no deja de hablar de tus tórridas aventuras con modelos que cambias cada mes a veces antes y me pides a mi que no deje que hablen... ¿sabes una cosa?, necesitas una esposa, una que te aguante, ahora por favor me puedes dejar, quiero dormir.
Francisco apretó las manos conteniendo la furia de tirar lejos a su hermano, le dirigió una mirada fría y salió de su habitación dando un portazo sin importar a quien pudiese despertar. Roy se vanaglorió en la soledad, eran pocas las veces en que le ganaba a Francisco y sacarlo de sus casillas era una victoria asegurada desde el principio.
UNA SEMANA DESPUÉS...
Nikki se sentó en el pequeño sofá de mimbre que había en su habitación, se quitó el abrigo de piel imitada y los zapatos de tacón puntilla mientras suspiraba, se despojó también de la peluca fucsia y la acomodó junto a las otras, el uso de ellas era simplemente para verse diferente siempre, muy pocas veces salía a "trabaja" con su melena al natural. se miró en el espejo mientras se soltaba la maraña de rizos rubios que le llegaban a la cintura, viendo el reflejo de si misma, y no veía más que miseria, desolación, tristeza...una lágrima recorrió su mejilla, una lágrima inexpresiva, sin llantos ni lamentaciones, solo una... Nunca había llorado amargamente, no había gritado ni maldecido entre lágrimas, nunca... llorar desahogándose para ella era desconocido, tiernas lágrimas habían surcado sus mejillas pero no más, no había expresión alguna, sólo lágrimas silenciosas que se escapaban de sus ojos cafés, las 5:30 am, bien había llegado a casa más tarde que los días de laborioso trabajo, aquel hombre... Roy, no sabía lo feliz que ella se sentía, que por las ultima semana un hombre hubiese querido pasar las noches con ella hablando, por primera vez se había salido de la rutina, bueno no del todo porque igualmente tenía que trabajar, porque por mucho que Roy le pagase no alcanzaba, esa noche habían hablado hasta las 3 de la mañana y luego de eso se había ido a recibir dos clientes. Aquel desconocido que ya no lo era tanto le había dado un respiro en su ahogada existencia y se lo agradecía enormemente.
7:13 AM...
Nikki, Nikki, Nicole!!!
Nikki se despertó asustada, alguien golpeaba la puerta insistentemente, se levantó rápido y se subió al sillón mientras miraba por la rendija quien era, su corazón se aceleró al ver a aquel hombre allí parado, pero no había otra opción tenía que abrirle antes de que hiciera un escandalo peor, abrió la puerta y allí estaba él... imponente, temible, con la ferocidad bailando en sus ojos y la sonrisa lasciva curvando sus labios...
Santino: Hola Nikkicita
Santino era el hijo del amante de su tía, igual de corrompido y malévolo que su padre. Santino era un tramposo y manipulador, la manipulaba a ella, lamentablemente su tía había dejado deudas a rebozar y por haber estado casada pues bueno aquellas deudas también las cargaba su amante también fallecido, entonces eso dejaba a Simón con todas las deudas y como el había dicho, Nikki al ser la única familiar cercana a Odette pues también tenía su parte en el pago de aquellas deudas, y por eso estaba allí esa mañana...
Santino: ¿Tienes el dinero?
Nikki: No todo, me falta un poco
Santino dejó su sonrisa de lado, entró a la habitación y cerró la puerta con seguro...
Santino: ¿Por qué no está completo?
Nikki: Será porque no he tenido el suficiente trabajo
Santino: (Arqueó las cejas) No haz tenido suficiente... JAJAJA dejame reír, te he visto Nikki, hay noches en que no descansas, los hombres hacen fila por ti muñeca.
Nikki: No me digas muñeca.
Santino: Ah no te gusta que te diga muñeca... lo siento MUÑECA, te digo como se me de la gana, ahora entregarme el dinero.
Nikki apretó la mandíbula reprimiendo las ganas de responderle y se dirigió al armario, sacó el sobre y se lo entregó, él lo abrió y lo contó, luego levantó la mirada y la clavo sobre ella...
Nikki: ¿Qué sucede?
Santino: Falta más de "un poco"
Nikki: Es todo lo que tengo
Santino: quiero que pagues completo niñita
Nikki: No tengo dinero, no tengo nada más
Santino: Bien, entonces pagame como tu lo sabes hacer
Nikki: estás loco, no lo voy a hacer
Santino: Oh si que lo harás, lo quiero todo niñita, ahora!!!
La jaló de las muñecas, Nikki luchó pero era evidente su derrota, Santino era un hombre alto y fuerte, las manos gruesas aferraban sus muñecas como cadenas de acero, todo en él era temible, sus facciones, sus piernas, todo en él daba temor, era un cabeza dura completamente, Nikki gimió de dolor cuando la apretó contra su torso musculoso, podía ser un hombre guapo, pero después de que se le conocía llegaba a ser detestable y su forma de ser le quitaba todo encanto, Nikki le dio una patada en la canilla de forma que ganó un poco de terreno, lo rebasó yendo hacia la puerta pero el dolor le aceró el pecho cuando él la tomó del pelo y la jaló nuevamente a sus brazos, la empujó contra la cómoda alta lastimándole el vientre contra la manija del cajón, se le acercó a la oreja sin soltarle el cabello enredado...
Santino: No juegues conmigo puta barata
La volvió a empujar ala cómoda abuso de ella de un solo golpe haciéndola soltar lágrimas contenidas, pero cómo había hecho antes solo las dejo salir, no grito de dolor, solo se quedo allí, alimentando su ira y dejando que las lágrimas empaparan la madera sobre la cual Santino la tomaba como lo que era... una vil prostituta.