Capítulo 34 - Encuentros y desencuentros

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— No puedo creer la suerte que he tenido — me susurró Tom, después de acercarse y darme un delicado beso en la mejilla.

— Ya no sabía si iba a poder verte esta noche — le sonreí aunque haciéndome un poco la dura. Él rió ante mi comentario.

— ¿Todavía no crees que sea el destino? — me preguntó, sin apartar la vista de mis ojos.

— Podría ser casualidad — le dije, restándole importancia intencionadamente.

— Ejemmm — soltó Clara de repente, recordándonos a ambos que no estábamos solos.

— ¡Oh! Perdón. Tom, ya conoces a Clara — dije, y Tom se acercó a ella y se dieron dos besos.

— Encantado Clara, un gusto conocerte — le dijo Tom.

— El gusto es mío — le dijo Clara, mientras sonreía y nos miraba a ambos.

— ¿Tom? — oímos de repente.

También habíamos olvidado que los compañeros de Tom estaban detrás de nosotros, observando la escena. Él se giró y se acercó a ambos, especialmente a la mujer que era la que había hablado.

— Perdonad chicos, no os he presentado.

— Sí, parecía que te habías olvidado de nosotros... — soltó ella. Parecía algo enojada, pero Tom ignoró el comentario.

— Zawe, Charlie, os presento a Natalia y a Clara — dijo Tom, mientras ellos se acercaban a la barra y nos daban dos besos.

— ¡Encantadas! — dijimos nosotras, al unísono.

— Un placer chicas — nos dijo Charlie, sonriéndonos a ambas. Noté que Clara se sonrojaba.

— Sí, encantada... — dijo Zawe, aunque de forma menos amable que Charlie. — Tom, ¿de qué os conocéis? — le preguntó, girándose hacia atrás para verlo bien.

— Bueno... — empezó Tom, mientras se acercaba y se ponía a mi lado — Natalia y yo nos conocimos en Londres, un día que salí temprano del teatro. Estuvieron a punto de atracarle y pude ayudarla...

— Sí, menos mal que apareció — continué. — Qué susto llevaba encima... No podía creer que el mismísimo Tom Hiddleston me hubiese defendido — le dediqué a Tom una sonrisa mientras él miraba.

— ¿Qué suerte, no? Que Tom estuviera justo por donde tú ibas... — comentó Zawe.

— Suerte no Zawe... acababa de ver la obra, así que todavía estaba cerca del teatro — le respondió Tom.

— Entonces, ¿vivís en Londres? — nos preguntó Charlie.

— Oh, no, vivimos en España — le respondí. — Pero estuve unos días de vacaciones en Londres. Justo ese fue mi primer día del viaje.

— ¿Estabas sola? — se interesó Charlie.

— Sí... tenía unos días libres y me apetecía volver a Londres, es una ciudad que me encanta — le dije, omitiendo los verdaderos motivos de mi visita.

— Mmmm... ahora que me acuerdo. Tom, ¿no te fuiste a España justo al acabar la obra en Londres? — le interrogó Zawe, con el ceño fruncido.

— Sí, pero fue un viaje relámpago. Tenía ciertos asuntos que atender... — le respondió Tom, era obvio que no quería entrar en detalles en cuanto a nosotros dos, y yo lo agradecí.

— Ah... — dijo ella, al parecer no muy convencida con la respuesta.

— Ahora que te veo bien... — empezó Charlie. — ¡Tú eres la chica de la foto! – exclamó, con cara de sorpresa, a lo que yo me quedé helada, pues no sabía qué responder a eso.

De verdad es usted, Mr. Hiddleston?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora