Después de la visita de Raúl, estuve todo el domingo alicaída y apática. Clara me insistió para venir a casa o que saliéramos a la calle, pero me negué en redondo. Quería estar sola, asimilar todo lo que había sucedido, y decidir si le iba a contar o no a Tom acerca de mi encuentro con Raúl.
Sin embargo, no llegué a tomar esa decisión. Esa noche, mientras estaba viendo una serie en Netflix, mi teléfono empezó a sonar. Me levanté del sofá y, al coger el móvil, vi que quien me estaba llamando era Tom. Me quedé muy sorprendida, dado que desde que había vuelto a España no había intentado llamarme ni una sola vez. Si lo estaba haciendo, debía ser algo importante, así que, temblando por los nervios, descolgué la llamada.
— ¿Tom? — dije, con un hilo de voz.
— Hola encanto — esa voz, que hacía tanto que no oía, me hizo estremecer.
— Hola...
— Perdona por llamarte, no quería romper mi promesa — oí cómo suspiraba. — Pero necesitaba saber que estabas bien.
— Estoy bien... — le dije, no muy convencida. — ¿Por?
— Sé lo que te pasó ayer con Raúl... — guardé silencio — ¿Natalia, estás ahí? — me preguntó, al otro lado de la línea.
— ¿Cómo te has enterado? — aunque ya lo imaginaba, quería que me lo dijera.
— Lo siento, creo que tenemos unos amigos algo indiscretos... — no pude evitar reír ante aquel comentario. — El caso es que Clara se lo ha contado a Charlie, y él no ha podido guardar el secreto.
— Precisamente estaba pensando en si contártelo o no — suspiré. — Creo que me lo han ahorrado —oí cómo Tom hacía su media risa que tanto me gustaba.
— De todas formas, me gustaría que me lo contarás tú.
— ¿Qué tanto te ha dicho Charlie? — le pregunté, para ver si podía omitir alguna parte de la historia.
— A parte de haberme enseñado el vídeo, sólo me ha dicho que anoche Clara y tú salisteis de fiesta y que, aprovechando un momento que estabas sola, Raúl intentó sobrepasarse contigo — su tono, en esa última frase, había cambiado.
— Clara no debería haberle contado eso... — me daba mucha vergüenza con él — Raúl no estaba en su mejor momento, y a veces el alcohol nos hace hacer cosas de las que luego nos arrepentimos — intentaba quitarle hierro al asunto.
— Si estuviera allí, ¡le pondría en su sitio! — exclamó, algo irritado.
— De verdad Tom, no te preocupes, no es nada... — intuí que no debía saber la segunda parte de la historia.
— Si vuelve a intentar algo, no dudes en llamarme.
— Tranquilo cielo, te aseguro que no volverá a pasar...
— ¿Cómo estás tan segura? — preguntó, pero antes de que pudiera contestar, continuó — ¿Me has llamado cielo? Hacía tanto que no lo hacías... — estaba segura de que, al otro lado del teléfono, estaba sonriendo.
— Vale, primero, sí te he llamado "cielo" — enfaticé, y oí un pequeño grito de euforia —, y en segundo lugar, Raúl ha venido a verme hoy para disculparse.
— Ah... — me dijo, no muy convencido — ¿Y tú estás bien?
— Pues la verdad es que no...
— ¿Qué ha pasado?
— Al fin hemos podido hablar y zanjar nuestra historia, pero no puedo evitar sentirme culpable por cómo le está afectando lo nuestro.
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De verdad es usted, Mr. Hiddleston?
FanficCuando, cansada de todo, me decidí a escaparme a Londres por unas semanas, no imaginaba que mi vida iba a cambiar de una forma tan inesperada... y que conocer a alguien a quien idolatras podía llegar a ser tan tormentoso.