Me desperté por la mañana, pero Tom no estaba a mi lado. Miré el móvil y ya eran las diez. Al volver a dejarlo en la mesilla de noche, me fijé en que había una nota.
Buenos días encanto,
No quería irme, pero tenía ensayo antes de la función de las 2. Se te veía tan bien durmiendo que no he querido molestarte.
Te he dejado el desayuno preparado en la cocina, espero que lo disfrutes.
Clara y tú tenéis el salón de belleza reservado a las 12, te he mandado las indicaciones por mensaje. En cuanto a los vestidos, os los llevarán al hotel esta tarde.
Te veré antes de empezar el evento en el teatro, te llamo en cuanto pueda. Espero que disfrutes del día. Te quiero.
Siempre tuyo,
T.H.
Yo también te quiero, pensé y olí la nota, en la todavía se podía apreciar su perfume. La dejé en la cama y me levanté, pues ya era tarde y en dos horas debía estar en el salón. Si el día anterior me había sentido como una princesa, ese no iba a ser distinto.
Entré en el baño y me di una ducha rápida. Al salir, fui directa a la cocina a ver qué me había preparado, aunque podía imaginarlo... ¡Bingo!, pensé, al ver las torre de tortitas que me había dejado. Las recalenté en el microondas y busqué el sirope de arce y la nata montada. Cuando estaba a punto de dar el primer bocado, mi teléfono empezó a sonar.
— ¡Buenos días nena! — saludó Clara muy risueña, en cuanto descolgué el móvil.
— Buenos días Clara — le respondí, mientras saboreaba las tortitas que, como aún recordaba, estaban deliciosas.
— ¿Tenemos hora en un salón no? Charlie me dijo anoche que Tom se había encargado de todo.
— Sí, tengo las indicaciones en el móvil, espera que lo busco — puse el manos libres y revisé el mensaje de Tom. Leí la dirección y la comprobé en el Maps. — Está muy cerca de casa de Tom, si quieres te espero aquí y vamos directas.
— ¡Perfecto! En una hora estoy allí.
Colgué el teléfono y seguí disfrutando del desayuno. Aún tenía una hora para relajarme y terminar de arreglarme.
...
— ¡Esto es increíble! — exclamó Clara, las dos tumbadas en la camilla después de que nos hubiesen dado un masaje corporal.
— Tienes razón... — le dije, pensativa. —Estoy disfrutando mucho la experiencia, pero Tom no debía haberse molestado tanto.
— Pero eres su novia, sólo quiere lo mejor para ti.
— Lo sé, pero no necesito que se gaste tanto en mi — suspiré. — Con el maquillaje y el peinado habría sido suficiente.
— Pues deberás acostumbrarte a esto... Es lo que hacen los famosos — y ambas reímos.
— Tienes razón, pero me cuesta. En fin, aún nos queda tratamiento facial, pedicura y manicura, antes de poder irnos a comer algo.
— Ajá, y luego ya remataremos con lo que nosotras llamamos ir a le pelu — volvimos a reír.
— ¡Y eso que ya estamos depiladas! Si no, imagínate, no salimos de aquí en todo el día.
— Por cierto, ¿le has contado ya a Tom de tus planes? — me preguntó Clara de golpe.
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De verdad es usted, Mr. Hiddleston?
Fiksi PenggemarCuando, cansada de todo, me decidí a escaparme a Londres por unas semanas, no imaginaba que mi vida iba a cambiar de una forma tan inesperada... y que conocer a alguien a quien idolatras podía llegar a ser tan tormentoso.