UN PAÍS DIFERENTE «RusMex»

Kokunus

—¿Ya hubo contacto?— pregunto, a las 3 de la madrugada USA le había llamado muy desesperado, pues en una de sus playas privadas, lo que parecía ser una nave se había estrellado.

—<<No, hasta ahora nos hemos mantenido alerta por posibles ataques, necesito que vengas...>>— estaba lloviendo, parecía que el cielo se iba a caer, Rusia asintió, después recordó que era una llamada y que el estadounidense no lo veía.
—Voy en camino.— colgó.

Tenía puesto solamente unos boxers, su abdomen estaba de fuera aunque las giras temperaturas como la que había no eran problema para el.

Tomo una camisa negra junto a unos Jeans rotos del mismo color, se colocó sus botas militares y se encaminó a la cama.

—Mi amor, tengo algo importante que hacer, regresaré lo más pronto que pueda...— le susurro suavemente al mexicano quien tenía sus ojos ligeramente abiertos.
—¿Ya llevas suéter?— pregunto al aire.

—No.—

—No te vas si no te llevas uno.— sentenció, Rusia resopló, realmente no necesitaba uno, pero sabía lo que le pasaría si no le hacia caso.

De su clóset, tomo una chaqueta de cuero y se la puso, le dio un beso en la frente a México y salió de la casa, cerrando la puerta detrás de él.

La lluvia estaba muy violenta, los rayos iluminaban el cielo de ves en cuando y algunas veces, el estruendo era tal que te dolían los oídos.

El eslavo dio un suspiro, observó la ventanilla dónde estaba su habitación, justo ahora el latino dormía plácidamente ahí, pero no sé confiaba del todo dejarlo solo, y si lo traía consigo, se enfermaría.

Encendió el auto y se fue con el corazón latiendo al mil.

México se removió en la cama, entre sus sueños, había aparecido Rusia diciéndole que tenía que irse, se levantó cuando se dio cuenta que los que decía era cierto.

Sus ojos estaban medio cerrados, tenía una camisa de su amado puesta y unos boxers algo apretados.

Dio un gran bostezo y se tallo su ojo izquierdo con su mano, volvería a dormir.

El sonido de una puerta azotando la pared lo sorprendió, en la casa, nadie abría de esa manera, a menos de que llegaran a tener sexo.

—¿Rusia?— pregunto vagamente, espero una respuesta pero jamás la obtuvo.

Bajo de la cama y salió del cuarto, tenía un bate en mano, era del ruso, con mucho cuidado, camino entre el pasillo hasta llegar a las escaleras, donde se veía la puerta principal.

Estaba abierta, se golpeaba con la pared constantemente por el viento, dio un bufido, el eslavo no la había cerrado bien.

Dejo el bate en las escaleras y las bajo para después cerrar la puerta.

Giro rápidamente al escuchar pasos apresurados detrás de él, las cortinas estaban en su lugar, el viento de afuera nos las irrumpía, pero por alguna razón, parecía como si alguien hubiera corrido por ahí.

—¿Hola?— pregunto al aire, su cuerpo tembló al sentir la brisa de afuera en su cuello.
—Si hay alguien aquí, da la cara, no quiero pelear, no vengo armado.— silencio.

Se sentía un completo idiota, pero el miedo lo estaba consumiendo.

Escuchó cómo varias cosas se caían en la sala, se encaminó hacia allá rápidamente y prendió la luz.
Fotos, adornos, libros adornaban el suelo.

Un fuerte estruendo se escuchó y la casa quedó en tinieblas, las maldiciones por parte del mexicano no hicieron esperar, con sus brazos extendidos comenzó a buscar dónde agarrarse.

Logro apoyarse en una pared, sin embargo, un rayo de luz iluminó toda la casa.

Su respiración se detuvo, observaba fijamente como una figura de casi 2 metros corría hacia él.

El rostro de aquella bestia la recordaba muy bien.

—Kokunus...— susurro antes de que su brazo fuera fuertemente golpeado por una de las garras de ese gran ser.

Sin siquiera pensar sobre el dolor, se levantó del suelo y corrió fuera de la casa, estaba descalzo, sus pies fueron cubiertos por hojas suaves y en planta por madera fuerte, el frío le calaba hasta los huesos, afortunadamente tenía su celular y con solo apretar un botón, Rusia ya tenía un mensaje de alerta.

El de colores blanco, azul y rojo palideció al observar por primera vez aquella señal.

Se aceptan críticas al capítulo.

Intenté escribir terror, plis no me maten, fue mi primera vez jaja salud2

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