Mentiras.

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-Necesito una explicación a todo esto y la quiero creíble.- dijo USA observando al mexicano ser vendado por el ruso, quien mantenía su mirada furiosa.
-¿Y ahora en que problema te metiste México?- le dijo Rusia, ya habían hablado sobre las peleas.

-¿¡Como verga me voy a meter en un pedo a las pinche 3 de la mañana pendejo!?- gritó quitando su brazo de las manos del eslavo, quien solo lo observó sorprendido.
-Quiero que ustedes dos se aplasten ahí, me dejen hablar y después hacen sus comentarios.- los dos países se sentaron donde el latino les dijo.

Antes de hablar, el tricolor se terminó de poner sus vendas solo y aunque su amado intento ayudarlo, este solo lo alejó... De una patada.

-Escuchame bien Rusia... Kokunus ha vuelto.- soltó, el eslavo miró de manera incrédula a su pareja.
-¿Kokunus dices? Mi amor, creo que estar bajo el mando de USA te alteró un poco la cabeza.- soltó una pequeña risa.

-¡Te estoy diciendo la verdad por la puta madre!- lo tomo de su camisa y lo sarandeo un poco fuerte.
-¿¡Que mierda es eso de Kunokos?!-
Gritó desesperado el estadounidense, México se sentó en su silla y lo observó.

-Los Kokunus, llamados así por mi padre, eran seres de alto poder y muy sanguinarios, atacaron a mi pueblo durante la era Prehispánica, por obvias razones mi padre, Azteca, no se quedó de brazos cruzados y luchó por un largo tiempo...- dio un suspiro y masajeó su cuello.
-Gracias a la ayuda del imbécil que tienes a un lado y a mi, pudimos salir de esa, pero nos dejó muy débiles y fue cuando España vino.- termino.

-Entonces dices que alguien del pasado regreso de sus cenizas e intento matarte...- dijo el norteamericano observando fijamente a su vecino.
-Pues si lo pones así... Seh.- subió sus hombros con indiferencia.

-Ya me cansé... México, nos vamos.- Rusia se levantó de su lugar y miró a su amado de manera seria y lo tomo de su brazo que no estaba herido y salieron los dos de ahí.

USA se quedó pensativo, eso era una completa mentira.

Los dos países se subieron al auto en silencio y se fueron en ese mismo instante.

Al llegar a su casa, el primero en bajar fue el mexicano, quien al hacerlo azotó la puerta del auto y se fue directamente a su cuarto.

Rusia dio un suspiro, ahora México estaba enojado con él.

Bajo del auto y entro a su casa y lo primero que recibió, fue un chanclazo en su nariz.
-¿¡Pero que mier-

-¡¡Cállate!!- por primera vez, el latino le había gritado a su pareja.

Lo tomo fuertemente de su brazo y a pesar de la clara diferencia de estatura, lo llevo arrastrando hasta la parte trasera de la casa.
-¿¡Ahora me crees chingada madre!?- cerca de su patio, un gran hombre de apariencia sombría se encontraba atado al suelo por grandes plantas y ramas flexibles.

-No puede ser...- susurro Rusia.















😥

UN PAÍS DIFERENTE «RusMex»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora