Lo lamento...

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Su cabeza dolía al igual que todo su cuerpo, intento levantarse, fallando la primera vez, aunque en la segunda logro hacerlo.

Miró por todos lados, estaba en una habitación algo extraña, sintió una ventisca algo fuerte detrás suyo, giro su cabeza y miró una ventana, rápidamente, fue hacia ella.

-No mames...- susurro mientras observaba con temor aquel suelo rojo con arena del mismo color, diferente a su mundo.

Estaba en Marte.

-Veo que ya despertase...- escuchó, había un hombre vestido de manera extraña, con su color de piel azul metálico con escamas, cabello dorado y branquias en su cuello.
-Mi nombre es Anlu, tu debes ser México ¿No es así?- asintió de manera dudosa intentando asimilar el aspecto de ese tipo.

-Por favor, acompa-

-¿Qué es lo que quieres?- pregunto al momento que bajaba de dónde estaba.
-Queremos que nos des Vida...- entro alguien mucho más grande que el otro, su voz era grave y hasta tal punto, logro intimidar a México.

-¿A quien?- lo miro fijamente, resucitar a alguien sería pan comido, incluso curar a millones.
-A todo nuestro planeta.- abrió sus ojos con sorpresa.
-¡No puedo hacer tal cosa!- retrocedió mientras varias ramas con espinas crecían alrededor suyo para defenderlo.

-Pero si ya lo estás haciendo...- se burló mientras el otro chico más pequeño se retiraba.
-Tsk, aléjate de mi...- amenazó mientras el mismo se hacía para atrás.
-Dime México... ¿Por qué no puedes? Debe haber una razón...- camino aún más, sin tener por el otro.

-¡Dime!- dio el primer golpe, pero no le dio a propósito, simplemente le provocó miedo.
-¡Porque si lo hago, YO moriré!- gritó mientras aquellas espinas rodeaban al contrario, ahora sí temió.

-¡Aléjate!- esta vez logro defenderse, pero aún tenía mucho que hacer si quería escapar.

No podía respirar fuera de ahí, era lo más probable.

-A veces eres un idiota, México...- se dijo a si mismo recordando que podía crear portales hacia otros... Lugares.

Nunca lo había probado, pero no tenía otra opción.

-<<Veo que no quisiste cooperar con nosotros, México...>>- escuchó una voz entre las paredes, así como bocinas dentro.
-<<Te lo diré una sola vez... Si no decides ayudarnos... Todo tu planeta sucumbirá ante nosotros...>>- el latino soltó un gruñido atento a las palabras del otro.

-<<Tenemos un arma lo suficientemente potente para destruir la vida en el planeta, lo hemos hecho con tantos mundos, hasta su cielo se vuelve gris y con humos por todos lados... Tienes 2 horas, decide con sabiduría.>>- la voz se detuvo.

-Rusia...- susurro México mientras un brillo blanco cubría su cuerpo y luego se disipaba.
-Lo siento... Tendrás que vivir sin mi por un... Tiempo...- soltó unas lágrimas al tiempo que un portal aparecía.

-<<¡Disparen!>>- lo último que México vio, fue a su amada tierra siendo quemada hasta su núcleo.

UN PAÍS DIFERENTE «RusMex»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora