Capítulo I: Consecuencias.

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Tres años después.

La luz del sol comenzaba a traspasar por la ventana de cada habitación, habían diferentes olores en cada casa como también diferentes escalas de pesadez y estrés.

En la casa Morelli Reeve, Sandro se levanta a duras penas.

Sabía que debe que ir a la universidad, la comenzaría de nuevo y tiene que llevar a Cassandra y a Amelia para darles un recorrido.

Entró al baño e hizo sus necesidades para luego darse una rápida ducha. Se vistió con unos jeans azul oscuros, una camisa negra y unos zapatos deportivos del mismo color.

Tomó sus libros, los tiró en su mochila junto con un cargador, sus audífonos y un lápiz, por si acaso, pensó él.

Fue a la cocina donde se encontraba su madre, Lily Reeve, mirando por la ventana de la cocina que daba con el patio, sostenía una taza de café a la que le deba breves sorbos.

—Buenos días, mamá —comentó Sandro Morelli dándole un beso en la mejilla a su madre.

—Buenos días —Suspiró ella—. En la mesa están tus panqueques.

Sandro se sentó y comenzó a comer rápidamente, sin apartar la mirada del asiento donde Alessandro Morelli, su padre, siempre estaba por la mañana haciendo bromas.

Ahora está vacía... al igual que la casa y como su madre, aunque trate de ocultarlo. Lily Reeve siempre está ida y a pesar de los años, aún llora por las noches.

Sandro no quiere enfocarse en eso, quiere seguir adelante como su padre habría querido.

No quiere caer en un hoyo sin fondo como cree que cayeron algunos.

Sus abuelos Max y Sofie no se encontraban, al parecer salieron temprano. Desde el accidente ellos viven con Lily y Sandro para no dejar tanto tiempo sola a Lily, lo cual Sandro les agradece.

Ellos deben volver al rato.

Maxwell Reeve estuvo mal por un tiempo pero Sofie Brown hizo que recuperara su estado, ahora ellos intentan recuperar a los demás.

Terminó de comer, lavó su plato, abrazó a su madre depositándole un beso en la frente y tomó su mochila.

Fue al garaje, sacó el auto y se dirigió al departamento de los gemelos.

***

—¡Jasper, sal del maldito baño! —gritó Kaiser mientras tocaba reiteradas veces la puerta.

Jasper lo había despertado para que fueran a la universidad, y aunque duró un poco en hacerlo, se levantó y ahí está, enojado porque ahora no sale.

—¡Necesito mi tiempo! —exclamó.

—No puedo, a la mierda todo —murmuró Kaiser y caminó a la cocina, abrió un cajón y sacó las llaves.

Volvió al baño y lo abrió encontrándose a Jasper arreglándose frente al espejo.

—A mí no me jodas, me despertaste —habló golpeando la cabeza de su hermano haciendo que lo mirara mal. Entró a la ducha quitándose la ropa dentro, y luego abrió la regadera.

Jasper terminaba de peinarse y Kaiser salió tomando una toalla haciendo que Jasper lo mirara de reojo.

—No me mires, soy tu hermano, maldito —Jasper soltó una carcajada de garganta.

—Aunque fueras el único hombre del mundo y no fueras mi hermano, no me fijaría en ti, querido —Jasper salió del baño dirigiéndose a su habitación y así buscar su mochila.

Vendetta. - [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora