Capítulo VII: No te descuides.

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Sandro se despertó temprano y decidió salir a correr, faltaban veinte para las siete y su clase era a las nueve ya que no tenía alguna clase.

Él se encontraba en un parque que estaba cerca de su casa; Alessandro lo llevaba todos los viernes allí cuando era pequeño.

Decidió ir para pensar sobre varias cosas, pero más que todo por Danna, le atraía de una manera que creía que no era posible y no sabía qué hacer.

Esas son las veces en que necesitaba a su padre y hablar con él. Por ello fue a ese lugar, sentía más conexión allí que yendo a su tumba... Pero por alguna razón se sentía extraño esa vez.

Veía algunas personas correr de un lado a otro y sentía la brisa fría golpear su rostro. Los autos iban y venían.

Sandro, a pesar de todo, era tímido. Puede hacer amigos y ser muy sociable pero cuando se trataba de chicas, estaba un poco jodido.

Se sentó en un banco y se cruzó de brazos.

Por otro lado, estaba el problema de Cassidy. Investigó un poco sobre las Materazzi con su abuelo pero no tenía mucho y habían cosas que no tenían coherencia, como el por qué las gemelas querían matar a Cassidy si ella no les había hecho nada.

Sandro quería saber qué hacer, lograr pensar con claridad pero aquel peso que siente desde que llegó, no se lo permitía.

Comenzó a observar el parque con detenimiento, había algo raro.

Entonces, se giró pero no encontró nada, volvió su mirada al frente y lo vio mirándolo fijamente. A Sandro se le cortó el aliento.

—Papá... —murmuró Sandro y éste le sonrió.

Estaba a unos metros de él, un poco alejado, pero así Alessandro estuviera a kilómetros, Sandro lo reconocería.

—¿Vienes a mí por consejos? —Se le nubló la mirada al pequeño Morelli— Es irónico ya que soy el menos indicado, siempre iba hacia papá o hacia Cassidy —Sandro lo escuchó perfectamente a pesar de la distancia; toda su atención se instalaba en su padre.

Se levantó de la banca y lentamente comenzó a dirigirse hacia él.

—Tengo poco tiempo y seré directo; se avecina una guerra y todos estarán involucrados —Suspiró—. Los ayudaremos pero depende de ustedes el final —Sandro frunció el ceño.

—¿Qué?

—Los amo y disculpen el dolor que les causamos —Unos niños corrieron alrededor de Sandro captando su atención. Al volver a mirar hacia Alessandro, él no estaba.

—Entre tantas personas, ¿por qué tú, papá? —Cerró los ojos con fuerza y soltó un suspiro.

«Y ni siquiera me ayudó con Danna...» pensó yéndose a su casa.

***

Cassandra se dirigía al auto de Sandro, ya había terminado su jornada de clases. No podía dejar de pensar en su mamá despidiéndose en la mañana: "Lo que te digo, lo hago por tu bien. Confía en mí y no te acerques a esa persona. Si lo haces, lo descubriré."

Y tenía miedo, quizás Dakota le había enseñado cosas de policía o Alessandro le mostró lo que le enseñó su padre que había estado en prisión.

Eso era lo malo de no saber su pasado; a penas sabía como conoció a su papá.

—¿Me estás evitando? —Enzo tenía rato llamado a la Crawford pero ella estaba sumida en sus pensamientos, aunque sí lo hacía.

Vendetta. - [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora