Capítulo VIII: Descubrimientos.

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Había pasado una semana desde el incidente en la casa Reeve Brown, todos se enteraron. Los adultos sabían por qué y a algunos no se les hizo extraño, más no los dejó tranquilos. En cambio, los jóvenes no tenía noción de nada.

Sandro no pudo descubrir otra cosa, y menos viniendo de Cassidy que aquel sábado por la madrugada, había llegado con dos tipos que en su vida había visto. Eran hombres de Pietro.

Después de lo que pasó, sacó sus deducciones pero aún le faltaban muchas cosas. Pero de lo que estaba seguro es que Cassidy fue o es mafiosa. Y que las Materazzi lo más probable es que estén muertas.

No habló con Cassandra del tema porque sabía que no le creería. Era de su mamá de quién se hablaba.

Por otro lado, ella volvió a hablarle a Enzo y a comenzaron a salir. Cassandra decía que saldría con Amelia o que tenía que hacer un trabajo de la universidad. Pensaba que Cassidy no le prestaba mucha atención ya que no se lo pasaba en casa.

Cassidy sabía de Enzo, pero no de su familia, lo cual le creaba desconfianza. Porque fue él quien le dio el brazalete a su hija. Tenía un hombre de Gianfranco siguiendo a Cassandra cuando salía sola, y manteniéndola al tanto.

Jasper era feliz con Paul Garner y no sospechaba de las cosas raras que pasaban en su familia.

A Kaiser se le había curado las heridas y moretones, esa noche saldría con Dallas y compañía para, según él, festejar el triunfo y unos negocios que se dieron bien. Aunque él iba a ir si ganaba Preston, de todas formas. Dallas había hablado con él y le pidió que fuera a Chicago, Kaiser aceptó diciendo que iba entre el domingo y el lunes.

A todos les dijo que eran cuestiones de la universidad, y aunque Zack no le creyó, tampoco se lo impidió. Ya era mayor de edad y podía hacer y deshacer. Era su decisión. Rubí le prestó un bolso; Kaiser no lo aceptaba, pero la pelirroja fue muy insistente que terminó accediendo.

Ese sábado, Amelia se había levantado tarde, por fin no tendría que ir a la universidad.

Pasaría el día en su apartamento y se dedicaría tiempo. Estaba más fuera de casa que dentro.

No quería volver al prostíbulo, no después de lo que pasó.

Estaba haciéndose el desayuno cuando el timbre sonó. Ella dejó el emparedado a medio hacer y se dirigió a la puerta.

Vio la carta en el suelo, había sido deslizada desde afuera.

La tomó, abriéndola.

"Sé que sigues molesta, lo noto porque no respondes mis mensajes. Pero está bien. Voy a dejar de joderte la existencia, dándote el último regalo.

Sinceramente no sé si ya los viste o si ya no los quieres ver, pero me sabe. Te jodes porque me costó conseguir esa entrada.

Antes de irme, te encantaban los 5SOS, no sé ahora pero aquí tienes una entrada al concierto. Es el próximo sábado.

Espero te guste.

Y siento ser tan intenso y ladilloso.

No volveré a preguntarte.

Atte: Tu persona fav. en el mundo y el bailarín más arrecho."

Amelia sacó la entrada para el concierto, mirándolo emocionada.

Gabriel sabía alegrarle el día. La vida... como también hacerla mierda.

Dejó todo en el cimiento y terminó su emparedado, para marcar el número de Gabriel.

Vendetta. - [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora