5:25 P. M.
Con Anna logramos llegar al Aeropuerto, pensamos que ya habíamos perdido el vuelo pero no fue así.
– ¿Se puede saber por qué tardaron tanto? – pregunta Merida hishistérica
– Pues.. Es que yo al principio quise llevar mucha ropa y luego me arrepentí así que volví a desempacar y luego empaque lo necesario, igual que Elsa.
– Igual falta todavía, ¿No? – pregunto.
– Faltan cinco minutos, tenemos que ir ahora o perdemos el vuelo. – dice Punzie.
(...)
Después de mucho tiempo pudimos subir al avión, al parecer Punzie había traído unas malditas tijeras en su maleta y los guardias revisaron toda su maleta, al igual que las de nosotras.. Fue bastante vergonzoso porque todos nos miraban con miedo, tal vez pensaban que éramos asesinas o que sé yo.. Además de que volaron una que otra prenda de ropa interior por el aire.
En fin, todas después subimos al avión y nos sentamos; Anna se sentó conmigo y Merida con Punzie.
– Elsa, ¿tú trajiste mis gotas para el viaje? – me pregunta Anna desesperada. – Es que creo que las deje sobre la mesa.. Rayos.
– Sí, yo las traje, recuerda que mamá dijo que tienes que tomar sólo dos. – le doy el pequeño frasco de las gotitas.
Anna tiene miedo al avión, por eso mi madre sabe que cada vez que ella quiera viajar tiene que tomar un medicamento que basicamente provoca que se duerma o que se tranquilice en caso de emergencias.
El viaje fue rápido, creo.. Al menos para mí lo fue. Todas bajamos al llegar y buscamos nuestros equipajes, luego fuimos a buscar un taxi para ir hasta la casa de Punzie.
Cuando llegamos a la playa pude ver un gran portón negro, paredes de piedras preciosas que cubrian la propiedad de la playa reservada. Simplemente era hermoso..
– Hogar dulce hogar.. – dice Punzie recostándose sobre el sofá.
– ¡Oye! – Merida lanza su maleta sobre las piernas de Punzie. – Tuve que cerrar ese portón yo sola.. Nadie me ayudo.
– Te pregunte si querías que te ayude y me dijiste que podías tú sola. – dice Anna.
En ese momento suena el timbre, alguien está afuera.
– ¿Quién va? – pregunta Punzie.
– Es tu casa, ¿no? Por lo tanto te corresponde a ti. – dice Anna.
– Les recuerdo A TODAS que fui yo la que trajo sus maletas hasta aqui. – se defiende.
– Eso no es verdad.. Yo traje la mia y, además, te ayude a traer la tuya. – digo sonriendo.
– Yo cerré el portón.. No voy a ir. – se queja Merida.
– ¡Voy yo y listo! – dijo Anna ya cansada de la discusión y se fue a abrir el portón.
Agarre mi maleta y dirigí mi mirada hacía Punzie.
– ¿Cuál será mi habitación?
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•El Primer Amor Nunca Se Olvida•
Teen FictionLa distancia no fue suficiente para lograr que Elsa olvide a su primer gran amor de juventud, pero sí que se ocasionaran conflictos y sucesos inimaginables para la joven que, decidida a volver, se lleva una gran sorpresa por parte de su hermana y de...