capítulo 11: Acusaciones.

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Salí de ese lugar lleno de gente y fui a otro lado de la playa donde no había casi nadie. La vista al mar es fantástica, me hace recordar a cuando era niña y Anna y yo jugabamos en el mar.

– ¿Elsa? – escuchó una voz conocida detrás de mí.

Voltee y ahí estaba ella, tan reluciente, con la misma timidez y sonrisa nerviosa de hace dos años.

– Astrid.. – suelto en voz baja sorprendida.

– Tanto tiempo. – Se acerca un poco. – Me entere que ibas a estar en la fiesta y... Bueno.. Creí que a lo mejor podía saludarte.

Mantuve mi seriedad sin mostrar algún tipo de sentimiento por nuestro reencuentro.

– ¿Cómo has estado? – sonríe feliz.. Creo.

– Bien, Londres fue la mejor decisión que pude haber tomado. – sonrío con frialdad. – ¿Y tú?

– No me quejo.. Después de que te fuiste las cosas cambiaron, sí, pero también me fui por un tiempo. Me ayudó mucho eso.

– ¿Estabas mal? – digo con ironía. – Digo, yo pensé que sí yo me iba tú podrías ser feliz. Eso fue lo que me dijiste ese día.

– Elsa... – su sonrisa se borra a una mirada triste.

No sentí nada, en ese momento juro que no sentí nada. Yo que pensaba que verla me iba a hacer llorar pero no. Decirle eso me sacó un gran peso de encima.

– No estuvo bien lo que hice pero mira el lado positivo... – toca mi hombro. – Al menos alguien salió feliz en todo esto, ¿No?

La observo un momento analizando sus palabras y luego quito su mano de mí.

– ¿Anna?

– Obvio, ella y Jack son tan felices... – vuelve a sonreír pero esta vez parece estar triunfante de algo. – Tú y él no lo eran.

– ¿Sabes? – exhalo con cautela y tristeza por darme cuenta de su alegría por lo que pasó. – Te agradezco de alguna manera.

– ¿Por qué?

– Tú tenías razón. – me cruzo de brazos. – Jack y yo no éramos la pareja perfecta... Peleábamos y no había confianza entre nosotros. Pero de todo eso pude no sólo darme cuenta de que él y yo no llegaríamos muy lejos, sino también de la clase de "amiga" que tenía a mi lado.

Ella ríe y niega con la cabeza sonriente.

– Ay, Elsa.. – suspira. – Ya estamos grandes para hablar de "códigos" ¿No crees?

– No creo que sepas el concepto de esa palabra, Astrid.

A lo lejos pude ver a Punzie mirándonos confundida, a lo mejor creía que esto era un mal sueño.

– Yo siempre fui una buena amiga, siempre estuve ahí para escucharte. Hasta fui yo la que lo ayudó a Jack para que se te declaré. – habla como si me reclamara o me tuviera rencor de algo.

– ¿Y de qué sirvió? – La miro decepcionada. – Si después de todo, la que estaba enamorada de Jack eras tú.

Camino por al lado de ella saliendo de ahí y yéndome hacía la fiesta para decirle a Punzie que voy a volver a la casa.

(...)

Llegué a la casa y al entrar no encendí la luz. Todo estaba un poco oscuro pero la luz de afuera iluminaba un poco todo. No había ruido, ya eran las 3:25 de la madrugada, no sé cómo la hora pasó volando. En fin, seguramente Anna esté dormida y Jack se haya vuelto a la fiesta.

•El Primer Amor Nunca Se Olvida•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora