capítulo 18: El Primer Amor.

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21:45 P. M.

Bajé ya arreglada para ir a la fiesta de Kristoff. Al parecer los chicos y Merida ya se habían ido con él y solo quedábamos Punzie, Anna, Jack y yo en la casa.

En ese momento recordé que Jack y Anna no irían, así que Punzie y yo ya nos estábamos por ir.

– ¡Voy con ustedes! – baja Anna por la escaleras a toda prisa.

Ella tenía un lindo vestido y la mitad del pelo recogido.

– ¿Jack no está enfermo? – pregunta Punzie.

– Dijo que ya se sentía bien y que no hacía falta que me quedará, aunque todavía lo estoy dudando.. – dice mientras mira las escaleras dudosa.

– Mmm.. ¿Vamos? – digo yo.

– Sí, sí..

(...)

La fiesta, como muchas otras, se estaba saliendo de control. Kristoff bailaba con Anna de una manera un poco fuera de lo común.

Cuando quise decirle que mejor vallamos a la casa ella dijo que se iría con Punzie y Flynn, pero ellos.. Se estaban besando en medio de la pista.

Merida, que era la única con los píes en la tierra, me prometió que la llevaría a salvo y cuidaría de ella. Yo ya estaba un poco pasada de copas pero tampoco tan ebria como para no darme cuenta de que Kristoff es un idiota y que mañana se las vería conmigo.

– ¡Elsa! – Anna me grita para que valla a bailar con ellos pero no lo haría. – No seas aguafiestas, ¡ven!

La música estaba tan fuerte que no la podía escuchar con claridad. Había tanta gente que hacía que me sienta asfixiada en este lugar.

– Tengo que ir a casa, acompañáme.

– ¿Qué? ¡Ni loca!

Rodé los ojos y voltee a mirar a Kristoff.

– No te pases con mi hermana, Kristoff. – advertí y él asintió casi asustado pero sonriente todavía.

– ¡Es mi cumpleaños, no lo arruines!

Anna se acerca a mí y me habla al oído.

– Es mi amigo, no pienses mal.. Por favor, si vas a la casa mira como está Jack.

Suspire y salí del lugar.

Caminar hasta la casa me quitó un poco el sabor de la boca. Entré a la casa y todas las luces estaban apagadas, tampoco había ningún tipo de ruido.

– ¿Jack..? – dije subiendo las escaleras pero casi tropiezo de no ser por la pared.

Llegue a la puerta de mi habitación pero luego me di cuenta de que se había cortado la luz. La puerta de Jack estaba medio abierta.

Recordé lo que Anna me había pedido y entré sin hacer tanto ruido. La prolijidad de este cuerto me hacía recordar a cuando iba a su casa y todo estaba en perfectas condiciones.

Mire a la cama y él estaba ahí, estaba dormido pero sudando. Me acerqué y al tocarle la frente me di cuenta de que estaba hirviendo en fiebre.

– Maldición, Jack.. – me apresuré a quitarle la manta y él tembló de frío.

– Vete de aquí, – dice con una voz ronca y los ojos cerrados. – me estorbas.

– Tienes fiebre, idiota.

Corrí a la cocina y busqué un recipiente de agua fría y unos paños. Regresé y me senté a un costado de él.

– Quitáte la camisa. – dije mirando hacia la pared.

– Estás loca, ¿verdad? – susurra.

Cerré los ojos y exhale.

Ya que él no lo haría, tuve que hacerlo yo y él me ayudó un poco sentándose. Finalmente, le quité la camisa del cuerpo y me limite a mirarlo.

– ¿No qué no me querías? – sonríe de lado con ironía.

– Cállate, ¿sí?

Se recostó y yo puse un paño humedo y frío en su frente, con otro tenía que pasarle por el pecho.

Es la primera vez que estoy aliviada de haber tomado, de no ser así, no lo estaría tocando.

Al paso de los minutos ya no aguantaba más escuchar las estupideces que él decía, algunas eran irientes de verdad pero no le daba tanta importancia. Después de todo, él no está bien.

– ¿Podrías hacerlo tú? – no me siento cómoda haciendo esto pero él se ríe al verme así de tímida.

– Me has tocado tantas veces, no te hagas.. – murmura.

En parte es cierto, pero no de esa manera.

Comencé, nuevamente, a masajear con el paño el pecho de Jack hasta llegar a su abdomen marcado. Él poco a poco abrió sus ojos calientes por el dolor de cabeza.

– Al final no resultaste ser tan insoportable.. – sonríe débil.

– Esto debería hacerlo Anna, no yo.

– ¿Acaso tú no eres Anna..?

Maldición, ya está alucinando.

– Mejor no digas nada.

Con su mano izquierda intenta agarrar una manta que queda un poco lejos y yo no lo dejo.

– Tengo frío, ¿no ves?

– No tienes frío, tienes fiebre.. No puedes cubrirte.

– Ay, ya sé que quieres verme así pero al menos finge, ¿no?

Yo reí y negué con la cabeza.

– Mira, te estoy haciendo un favor, así que lo menos que podrías hacer es colaborar y dejar que te ayude.

– ¿Y qué si no quiero portarme bien? – se me acerca un poco. – ¿Me vas a besar? Eso no sería un castigo. – sonríe tiernamente.

Mi sonrisa seguía intacta, no sé si es por las copas de más en la fiesta o por tonta al quedarme congelada por los lindos ojos de este ser humano.

– Es mejor que duermas. – me alejé de a poco y él se recostó intentando mantener el sueño.

– ¿Sabes? Nunca voy a olvidarme cuando aceptaste ser mi novia.. – sonríe con los ojos cerrados. – Fuiste y seguirás siendo mi primer amor.

Hice una pausa de silencio.

Jack se había quedado dormido y ya no estaba tan mal. Le envíe un mensaje a Anna para que se apresurará a venir y ella dijo que ya estaba volviendo.

Me quedé con él hasta que Anna regresó pero para eso él ya estaba con una temperatura normal.


(CONTINUARÁ)

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