—Sé que estás despierto. —Nathan abrió los ojos de golpe llevándose la sorpresa de su vida al tener a Eric McGraw parado frente a su cama con una bata de... ¡¿Dr.?!
Tenía una pantalla en la mano con el número de habitación que iba revisando con atención. Parecía una persona completamente distinta a la que había conocido hasta entonces. No había nada del Eric de las camisas floreadas, pero esos ojos astutos eran difíciles de confundir.
—¿Eric?
—Dr. McGraw, lo ves, lo dice aquí. —Dijo el hombre indicándose el nombre bordado en su bolsillo. Se inclinó y sacándose una pequeña linternita comenzó a controlarle los reflejos. —Conocí a tu padre hace unos momentos, un hombre de pocas palabras...—Comenzó, pero fue interrumpido de inmediato por el joven castaño.
—¿Por qué estás aquí?—Definitivamente Nathan pensó que debía de seguir alucinado. ¿Qué demonios hacía ese hombre ahí? Él... él era un dealer ¿No? pestañeó un par de veces, pero el hombre seguía ahí y al darse cuenta de que no desaparecería intentó apartarlo.
—oye, oye, trabajo aquí soy del equipo de salud mental—Dijo en tono calmado mientras lo sujetaba para que no se hiciera daño. —Sí haces escándalo tendré que sedarte de nuevo y tú y yo nos debemos una charla.
—No sé de qué estás hablando.
—¿Amnesia? No decía nada de que te metieras K. —Dijo distraídamente pegándole una segunda revisada a la pantalla buscando los resultados del toxicológico del chico —Como sea.—Apartó los análisis y volvió sus ojos a Nathan —yo te traje hasta este hospital, ahora tú me debes un favor, y los favores siempre tienes que pagarlos.
—No te debo una mierda.
—Vaya, no debes morder la mano que te ayuda. ¿Qué no te han enseñado nada tus padres? Como sea, volveremos a eso más tarde. —Se encogió de hombros y siguió con su revisión de rutina.
—Pero,¿ Qué? ¿qué haces?—Nathan intentó sacárselo de encima sin mucho resultado. -Aparta. No me toques.
Eric lo ignoró y anotó un par de datos en la planilla, agarró un vaso que estaba junto a la cabecera de la cama del chico, lo llenó de agua y sacó un frasco marrón de pastillas de su bolsillo.
—Abre la boca— Le dijo sacando una de las píldoras del frasco, pero el castaño apretó aún más los labios en una fina línea. Fuera del bar todo en Eric lo ponía en alerta.
Podía estar delirando, pero sentía como si todo su instinto de supervivencia le gritara que se apartara de aquél hombre—si te quisiera muerto no me hubiera molestado en traerte hasta aquí. ¿Te das una idea de la cantidad de jovencitos que llegan a la morgue por sobredosis? Nadie hace demasiadas preguntas. Abre la boca Nathaniel —Al final cedió y abrió la boca dejando que le diera la pastilla y le acercara el vaso a los labios.—Bébe.
Nathan lo hizo.
—¿Qué era eso?
—Algo que te ayudará con la desintoxicación
—¿Y por qué no me lo dio la enfermera?
—Porque en tu historia clínica no dice nada de que lo necesites. Considéralo ...otro favorcito personal de mi parte. Lo malo no es meterse, lo malo es cuando te atrapan ¿ A qué no?
Dicho eso se quitó la bata con parsimonia y la dejó doblada a un costado antes de sentarse junto a la cama del chico que lo miraba con los ojos como platos sin entender una mierda de lo que estaba pasando. Probablemente su mente anduviera más lento de lo normal por la trollera de tranquilizantes que le metieron para que duerma pero aquello ni aunque estuviera en sus cinco sentidos lo hubiera terminado de procesar con facilidad.

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D.R.E.A.M (Gay +18)
Teen FictionNathan es un chico con un pasado traumático que desea olvidar, su vida está turbada por las pesadillas, su carácter autolesivo y su adicción a las drogas. Joe está enamorado de su problemático mejor amigo. Nathan no es bueno para él, ambos lo sa...