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-Siento, lo de hoy

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-Siento, lo de hoy. Lo de las escaleras...-Dijo Nathan llevándose la copa a los labios. Que la amable gerenta del restaurant les había hecho servir gaseosa en las mejores copas del local, ya que no hubo manera de que la convencieran de que les sirviera vino a dos menores de edad.

Al final habían decidido ocupar la reserva del castaño, por lo que en esos momentos los muchachos se encontraban cenando en un lujoso restaurant en el centro de la zona comercial. Que había tenido que reservar casi dos semanas antes como para no aprovecharlo. Wollensky's Grill, ofrecía una vista increíble del rio Chicago durante la noche y un menú de carnes tan amplio que habían tardado como media hora solo en ordenar.

-Olvídalo. Fue un accidente. -Respondió Joe llevándose un trozo de lomo a la boca.

-Tengo miedo de lastimarte. -Admitió Nathan.

-No lo harías.

-Deberías alejarte de mí. -Murmuró más para si que para el ojiazul.

-¿Ahora quieres hacerme daño?-le preguntó Joe con calma concentrando sus ojos azules en el castaño. Y Nathan no pudo evitar quedarse prendido de aquella mirada, que nunca se cansaría de admirar lo hermoso que era el chico frente a él.-¿Nate?

-No.-Negó moviendo la cabeza para despejarse.-Nunca quiero hacerte daño cuando estoy en mis cabales, pero es como si no entendieras cuando te digo que pares. Me pongo todo hecho un imbécil cuando estoy intoxicado y tú a propósito pareces querer enfrentarte a mí. No quiero que ese Nathan te haga daño, no quiero lastimarte Joie. No te quiero cerca de mi, no cerca de ese yo que...

El ojiazul lo observó con una mezcla de tristeza, comprensión y una mueca torcida en los labios que pretendía ser o disimular una sonrisa. Nathan no estaba demasiado seguro, pero se veía triste, no quería ser el que causara esa expresión en su rostro.

-Tienes que dejarlo. Tienes que intentarlo de verdad, lo digo en serio. Porque no pienso dejarte yo a ti, y tampoco pienso huir cada vez que te pongas todo psycokiller, no soy un cobarde, así que o paras o terminamos matándonos. Además, empiezas a hablar de ti en tercera persona, y eso ya es bastante raro. -Susurró lo último como si fuera una confidencia.

Nathan se rió.

- ¿Eres un idiota lo sabes?

-Sep-Asintió Joe restándole importancia- ¿Como vas con lo de NA?

-Aun no paso del primer paso. -Admitió ligeramente avergonzado.-Llegué a lo de admitir el problema pero La cago en la parte de encomendarme a dios. Soy ateo, eso de rezarle a un ser superior en el que no creo no sé si sirva de mucho.

-Yo no sé cómo no creer, a veces quisiera ser más ateo.-Dijo jugueteando inconscientemente con el crucifijo de su cuello.

-¿Por qué?

-Mi relación con dios es complicada. Más allá de esto-Dijo indicando de Nathan a si mismo.-Digo, la iglesia te vende un dios que te mira y juzga constantemente como un gran hermano ¿sabes? Pero por otro lado también te promete el perdón si te arrepientes y es todo muy ambiguo, si lees con detenimiento la biblia hay cosas extrañas, por ejemplo hay una pasaje en el viejo testamento en el que te cuenta la historia de Abram, si me lo preguntas prácticamente prostituyó a su esposa para salvarse el culo con los egipcios, la hace pasar por su hermana, entonces luego cuando el faraón ignorante toma a sari por esposa dios lo castiga con pestes y plagas y a Abran lo bendice solo por ser fiel creyente, ¿Tiene sentido? Digo el faraón no lo sabía, fue víctima del engaño. No parece justo. Pensar en eso es blasfemia, pensar parece ser blasfemia y hay una parte de mí que no le encuentra sentido a nada y otra que no deja de pensar en ese ojo escrutador que mira todo lo que hago mal todo el tiempo. En que dios si es un ente tan genial, debe saber todas las cosas en las que pienso y está ahí juzgándote porque es el único que sabe lo que supuestamente está dentro de nuestros corazones y que sabe que aunque repita cada domingo que creo en dios, la santa iglesia católica y la resurrección de la carne... lo cierto es que no importa cuánto lo diga en voz alta, ni siquiera creo en el más allá. Sé que puede sonarte algo estúpido. -Dijo desviando la vista al plato con vergüenza. -pero no puedo dejar de pensarlo todo el tiempo. En si realmente existe algo más grande que nosotros o solo es una construcción social para dar explicación a lo que la ciencia aun no descubre. De verdad quiero pensar que todo termina en la ciencia. Ser ateo me sería más fácil, no creer en nada más allá del mundo natural y fisico, pero no puedo porque incluso si no quiero me crié bajo la fe, aunque quiera creer solo en la ciencia no puedo, porque siempre tengo ese y sí... que me dice que lo que siento por ti es una abominación, y pensar en no sentirlo me parece aún más aberrante y Es... una mierda... porque soy un jodido hipócrita todos los días, porque si me preguntan si creo en dios, soy capaz de negarlo y luego rezo un padrenuestro pidiéndole disculpas por todo lo malo que hice en el dia, porque no es cool ser creyente, porque no puedo amarte si soy creyente, pero incluso si estoy en contra de lo que creo no puedo dejar de creer, porque no sé qué sería de mi si no lo fuera, cuando no sé qué hacer, cuando tengo miedo, rezo por un milagro y le pido a dios que me perdone y me ayude a pesar de todas las veces en las que me niego a creer en lo que dicta la iglesia-Le dijo alzando por fin la vista.- ¡oh! deja de mirarme como si me hubiera salido un tercer ojo.

D.R.E.A.M (Gay +18)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora