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Joe descubrió un par de cosas esa noche, en primer lugar le gustaba follarse a Nathan, eso no era una sorpresa, no del todo. Lo había sospechado desde el momento en el que Nathan lo besó y empezó a sentir esas estúpidas ganas de tocarlo cuando estaba cerca, la manera en la que lo ponía nervioso cuando sentía a su descarado amigo acercándosele.

Lo segundo que descubrió fue que no era el primero en follarse al castaño y aunque le sorprendió, si se lo pensaba no era tan descabellado, Nathan se acostaba con cualquiera que quisiera compartir la cama con él.

Era obvio que en algún momento iba a encontrar algún hombre con ganas de follarselo y Nathan iba a aceptarlo por no dormir solo. Joe lo sabía. De pronto sentía que cualquiera podía aprovecharse de su mejor amigo y eso le molestó.

¿Cuántas personas se habían aprovechado ya de las pesadillas del castaño?

Pero de todo lo que descubrió esa noche lo que nunca había sospechado, era que luego de hacerlo con el castaño sintiera aquel nudo en el estomago cuando lo veía dormir en sus brazos.

Se veía tan tranquilo que despertaba en él una sensación agridulce. Porque le gustaba tener el cuerpo de Nathan, pero tenerlo había sido endemoniadamente fácil y no podía dejar de preguntarse cuantas personas lo habían tenido antes de él.

Conociendo al castaño , estaba seguro de que fueron muchas y en parte le fastidiaba. Porque sabía que tener celos de Nathan era estúpido. Vamos, que tampoco era como que tuviera derechos de reclamarle.

Estaba siendo cavernícola, pero quería que el castaño se fijara solo en él. Que no quería ser posesivo con el chico, Joe nunca lo había sido, ni siquiera con la única novia oficial que había tenido en su vida, pero no podía evitar sentir la necesidad de que fuera malditamente suyo y todo por un polvo.

Estúpido, se dijo.

Que el sabía que el cuerpo de ese chico había pasado por más manos que ropa en mercadillo de pulgas. Y eso, quisiera o no, lo jodia.

Estaba siendo idiota, y sospechaba que acababan de cagarla, porque no tenía idea de que haría cuando Nathan se fuera a la cama de otro.

Joe no quería pensar en eso, cielos.

Se concentró en la figura del castaño que se recortaba contra las luces del televisor, su espalda pálida solo interrumpida por la palabra LONDON dibujada en cursiva. Debía de ser la parte donde menos tatuajes tenía. Joe acarició inconcientemente la cintura del otro con sus pulgares.
No pudo evitar sentir envidia del castaño que dormía tranquilo ignorante del revuelo de emociones que estaba experimentando en ese momento.

Para él soy solo otro polvo. Gimnasia de cama antes de dormir, pensó Joe y besó la nuca del castaño antes de abrazarlo y apretarlo más contra su cuerpo.

Ninguno de los dos se había molestado en vestir y la sensación de tenerlo piel con piel le encantaba.

El cuerpo del castaño era perfecto. Vamos, encajaba entre sus brazos como si estuviera hecho para pertenecer allí. Pero él no quería solo el cuerpo del castaño, él lo quería a él , volátil y desquiciado como era. ¿Por qué le gustaba tanto? Que Joe no era estúpido, que sabía que Nathan era un problema, con muchos otros problemas que nunca quería revelarle, que le guardaba secretos, que era autolesivo y difícil de tratar, que consumía mas de la cuenta, que era impulsivo, inconsciente , a veces hasta violento y que vivía metidos en líos en los que terminaba enredandolo y si no fuera nada de eso, que era un chico y solo por eso ya seria un buen problema incluso si apartaban el hecho de que la personalidad de Nathan era un dolor de cabeza... y por más que supiera todo aquello y aunque su conciencia le gritara ¡aparta! no podía.

D.R.E.A.M (Gay +18)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora