Levanté la vista y miré alrededor. Llevaba tanto tiempo concentrada en mis estudios que no me había dado cuenta de que el cielo ya no tenía restos de luz del sol.
Miré mi reloj. Eran las 12 de la noche. ¡Llevaba 4 horas estudiando! Pobre de mi, en un verano normal, habría estado en la calle con mis amigas, en algún parque comiendo pipas y hablando de nuestras cosas ya que a esas horas no había ningún niño que molestara. Pero por ser vaga, y dejar los estudios siempre para el final, había suspendido historia.
Estaba agotada y me martilleaba la cabeza, estaba tan exhausta que podría haberme dormido en la mesa de estudio. Me levanté de mi silla acolchada y con mi pijama ya puesto me dejé caer sobre el blando colchón de mi cama, tan deseada por mi en estos momentos. Me pesaban los párpados y al cerrar los ojos me quede dormida al segundo en un sueño profundo y sin interrupciones.
****
Al día siguiente me levanté con renovadas fuerzas. Me duche y vestí para estar fresca y cómoda. Hoy era sábado por lo que hoy no tendría que estudiar para las recuperaciones y tendría el día libre para hacer lo que quisiera. ¡Si!.
Mis padres habían muerto en un accidente de coche cuando tan solo tenía 10 años, yo fui la única que sobrevivió ya que el accidente solo se produjo en los asientos delanteros. Mi tía Meg me adoptó ya que era la única familia que me quedaba pero hacía un año que ella había fallecido a causa del cáncer. Ahora, a los 17 años me habían dicho que podía vivir sola con el dinero que mis padres y mi tía Meg me habían dejado. En cuanto acabara el verano empezaría mi último año de instituto para después irme a la universidad.
Había quedado con mis amigas en el centro comercial y tenía muchas ganas de verlas. Llevaba un mes sin saber nada más que los WhatsApps que me enviaban ya que ellas se habían ido con sus familias de vacaciones.
Me miré en el espejo antes de salir de casa y me contemplé.
Era de estatura media, 1'65 exactamente. Tenía el pelo castaño ondulando tirando para rizado asta los pechos. Mis ojos eran grandes y de color café. Tenía los pómulos altos y los labios carnosos. Seguramente era bonita, o eso era lo que mis amigas pensaban. Pero pesaba más de lo que debía. Cuando mis padres habían fallecido me había atiborrado a dulces y se volvió una adicción comerlos cuando estaba triste. Ahora había dejado atrás esa adicción pero todavía me sobraban un par de quilos.
Salí de casa después de haberme dado los últimos retoques de rímel y brillo y me dirigí a la parada de autobús que estaba a cinco minutos.
Me subí al autobús donde un hombre de no más de 25 años me miraba fijamente. Era alto y fuerte, demasiado para mi gusto. Diría que era apuesto, rubio y de ojos azules, si no fuera por lo que desprendían sus ojos. Era odio, me miraba con asco, como si fuera un bicho molesto al que aplastar.
Cuando llegamos a mi parada, el seguía mirándome. Me bajé al igual que el y me dirigí hacia la puerta del centro comercial. Mire hacía atrás y le vi todavía mirándome y yendo por el mismo camino que yo acababa de tomar. ¿Me estaba siguiendo? Tenía miedo de pensar que así era, pero cuando volví a mirar atrás, el ya se había marchado.
****
Mis dos mejores amigas estaban esperándome en la puerta del cine donde habíamos acordado.
Maia era bajita y del color del chocolate, tenía el pelo más rizado que había visto nunca y era la chica más alegre que había conocido.
Sasha era como una modelo, alta, rubia, y de ojos azules. Si había un chico que le gustara no tenía la mínima posibilidad de escapar de sus redes.
Las tres nos habíamos conocido en clases de música y desde entonces nos habíamos hecho inseparables. Cuando no teníamos que estudiar íbamos de compras o al cine. Como mañana iba a ser mi cumpleaños, me iban a invitar a comer en el Fosters Hollywood, restaurante que a las tres nos encantaba.
-¡Ela!-Dijo Sasha con evidente entusiasmo por verme.
Ella y Maia me dieron un abrazo tan fuerte que creí que me quedaba sin respiración.
-¡Feliz cumpleaños adelantado!-Chilló Maia sin poder evitarlo.- ¡Toma! ¡Abre tus regalos!
Me entregó una bolsa con dos paquetes forrados con colores y luego Sasha me la robo de las manos.
-¡Maia! ¡Se supone que no deberíamos dárselos hasta después de comer!
Vi que Maia se sentía culpable y yo la tranquilice sonriéndole y guiñándole un ojo.
-No pasa nada Sasha. Así haréis que tenga muchas mas ganas de abrirlos luego.
-Esta bien- Se rindió Sasha.
Las tres fuimos a mirar tiendas ya que a Sasha le encantaban las compras y cuando llego la hora en la que estábamos hambrientas nos sentamos en una mesa del Fosters.
Reímos y comimos hasta que estuvimos llenas y no pude más que sentir que alguien me observaba. No tuve mucho tiempo para pensarlo ya que me dieron los regalos para que los abriera.
-¡Corre ábrelos! ¡Te van a encantar!-Dijo Maia.
Abrí el primero que era una caja de terciopelo negro muy suave. La abrí y me quedé estupefacta por el esfuerzo que habían hecho en el regalo. Era una pulsera dorada que a partir de entonces yo llamaría pulsera de los recuerdos. Contenía pequeñas figuras atadas por toda la pulsera que representaban momentos. Una era una guitarra clásica, el instrumento que en este momento tocaba. Otra era una tienda de campaña de cuando fuimos de acampada y nos picaron los mosquitos. Otra era una tabla de surf de cuando el año pasado fuimos a la playa y estuvimos todo el día mirando cual era el surfista más guapo. Otra era un sujetador para representar que era la que más pecho tenía del grupo (y no se por que lo envidiaban), Y así había unas cuantas más con recuerdos que me hicieron tener ganas de llorar.
Me puse la pulsera y empecé a abrir el otro paquete para no ponerme a llorar. Eran unas cuñas negras preciosas. Les di las gracias a las dos y las abracé, se me escapó alguna lágrima, pero o ellas no lo notaron o no quisieron comentarlo.
Después de ver "En Llamas" en el cine, una película que nos moríamos de ganas por ver la tres, me despedí de ella y encaminamos caminos diferentes ya que ellas vivían en un barrio diferente al mío. Pensaba ir en autobús, pero hacía un tiempo estupendo y era una noche cálida, así que preferí ir andando esos 45 minutos hasta mi casa.
Cuando estaba en la mitad del camino en la carretera desierta alguien me golpeo en la cabeza y me agarro del cuello por detrás. Forcejeé con el y me escapé corriendo. El atacante apareció por alguna extraña razón, pareciendo que se hubiera tele transportado delante de mi. ¡Era el chico del autobús!
El cogió una señal de trafico con una fuerza inhumana y me golpeó en las costillas, las piernas y los brazos. No podía siquiera mantenerme en pié, dudaba de que aun estuviera viva. Me alejé hacia fuera de la carretera donde había un árbol. Intenté alcanzarlo pero el atacante me dio en la nuca y caí inconsciente al suelo, donde no podía moverme, solo escuchar y sentir aquel tremendo dolor que me habían causado. ¿Qué había hecho para merecer esto?
ESTÁS LEYENDO
ANGEL=PROBLEMS
Romance¿Como te quedarías si de un momento a otro descubres que eres un angel y que tienes una gemela malvada? ¿Y si los demás piensan que eres esa gemela malvada? Esta es la historia de Estela, la chica a la que de un momento a otro la vida le da un vuel...