Cuando Draco fue coronado como rey consorte, todos deseaban casarse con él. Inteligente, de la realeza y con la belleza justamente digna de una corona, era el sueño de cualquier persona que anhelaba tocar el cielo con sus manos o aquellos que tenían como meta ampliar sus propios reinos uniéndose en matrimonio... un gobernante merecía de otro para fortalecer a sus ejércitos y súbditos, pero él no tenía ojos para nadie más que no fuera Harry.
Todo comenzó cuando una mañana lady Pansy de otro reinado vecino que vino por unas semanas de visita, comento distraídamente lo bella que eran una de las sirvientas del castillo mientras el rubio solo bufo por la ocurrencia de la pelinegra, fijarse en los plebeyos no era de ellos que llevaban una corona en su cabeza. Los sirvientes no eran su tipo de gente que tenían dinero y dormían en sabanas de tela traída del extranjero, ellos eran especiales, merecían lo mejor, no las atenciones de personas sin clase.
― Pero eso no quita que sea hermosa ― interrumpió Pansy el discurso del rubio sobre que no había ni que darles confianza a los plebeyos ― además se ve muy humilde sinceramente. Cuando me pregunto si deseaba que me trajera algo, casi le pido que se quede conmigo.
― No me extrañaría que termines casada con ese tipo de gentuza ― bufo Draco tomando su té lentamente para evitar seguir con la conversación ―
Pansy tampoco comento más respecto a la belleza de la joven llamada Hermione, que no volvió a servirle por órdenes de Draco provocando que esta enfureciera un poco, era una visita y no le estaban dando el gusto que deseaba así que ella misma fue a buscarla para una pequeña charla con el rey Malfoy detrás ordenándole que no hiciera tal locura, pero la pelinegra lo ignoraba por más gritos que diera, ella era una lady muy poderosa y mejor amiga de ese malhumorado, hacía lo que deseaba hasta en ese reino.
― !Pansy¡ !¿para qué diablos la buscas?¡ !es solo la servidumbre¡ !maldita sea, entre todos los reinos justo en el mío te obsesionas con alguien¡ ― gritaba el rey mientras todos los guardias se hacían a un lado para darle paso al rubio ―
―! Solo quiero preguntarle como esta¡!no seas el rey del drama ¡― menciono Pansy levantando la voz ―
La pelinegra comenzó a correr levantando su vestido rojo, sosteniendo la tiara sobre su cabeza para que no se cayera mientras Draco iba detrás de ella con una mano tratando de que su corona tampoco terminara en el suelo, bajo la mirada atenta de ahora no solamente los guardias, sino de casi todo el castillo ya que se dirigían a las cocinas... si la reina Narcissa y el rey Lucius le vieran, habrían enloquecido por las ocurrencias de su hijo y su amiga, pero para suerte de Malfoy, ambos estaban en los jardines del castillo tomando el té, muy lejos de la situación.
Pansy comenzó a reír, hasta que sin querer Draco choco con Harry, un sirviente de las mazmorras que se encargaba de alimentar a los prisioneros. Malfoy bufo sonoramente cuando su corona cayo en el piso y su amiga se detuvo abruptamente unos metros más adelante, observando temiendo lo peor... conocía a su amigo, si fuera por el encarcelaría a cualquiera por acciones tontas.
― Lo- lo siento mi rey, deberás lo siento ― dijo rápidamente Harry contemplando el rostro atónito del rubio ―
Draco no creía lo que veía. Un sirviente con unos ojos verdes tan hermosos como las esmeraldas de su corona en el suelo, con un cabello azabache tan negro como la noche, revuelto y lleno de nudos que parecía un nido de pájaros... no podía reaccionar, apenas hablar, jamás había visto a alguien tan hermoso en toda su vida.
― Permítame mi rey ― menciono el plebeyo levantando la corona de delicadas esmeraldas mientras Draco parecía mudo y Pansy observaba sorprendida con la boca en una gran ''o'' ― lo lamento mucho, en serio.
Malfoy se dejó poner despacio la corona por el plebeyo de hermosos ojos verdes, que lo contemplaban como si fuera el único hombre sobre la tierra además de él. Supo en ese momento que aquella si había sido una coronación digna de un rey, porque no había nadie más como Harry. Desde ese momento solo podía mirarlo a él y escucharlo por más que fueran distintos, estaba enamorado y se iba a negar siempre a casarse si no era con su sirviente.
La reina Narcissa y el rey Lucius no tuvieron otra opción que darle el gusto a su único hijo que hasta mejor gobernante se había vuelto cuando conoció a Harry. El plebeyo se convirtió en rey y el gobernante le dio una corona digna de su belleza, con piedras preciosas color gris como sus propios ojos para que jamás lo olvidara, se amaban con locura y Pansy no se quejaba, porque al final ella también termino dándole una tiara a Hermione que prefería libros en vez de un título de honor.
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