Estaba atado a la soledad a partir de ese día, ni siquiera sabía por qué había vuelto a aquel lugar en primer lugar... sus padres habían muerto junto a su hermano en un trágico accidente cuando el hogar de uno de sus tantos conocidos, había explotado por una bomba puesta a causa de un ajuste de cuentas. Una venganza contra los dueños del lugar cual también tomo la vida de su familia, que, aunque los había abandonado, sintió dolor por sus muertes. Su último año de Hogwarts había sido muy sombrío por ese hecho, y en la oscuridad a veces se conocen a otras personas... él se enamoró enfermizamente de Severus.
Había dejado de molestarlo y siempre lo observaba con detenimiento. Quizás Snape no se daba cuenta o lo dejaba pasar, no lo sabía, pero si entendía que se estaba obsesionando... por soledad o locura, no importaba, lo necesitaba, sentir que tenía poder sobre él, que fuera suyo para torturarlo y que jamás se vaya de su lado, que estuviera atado a su ser... para que al final del día, lo amara porque Severus no era igual a otra persona en el mundo.
Sabía que el entendía que era estar solo en el mundo, lo confirmo cuando este le dio un poco de confianza al cabo de unos meses. Sirius creía que el Slytherin era su alma gemela, aquella piel blanca como el papel, lo volvía loco. Nadie supo que decir o hacer cuando terminaron Hogwarts, y se casaron.
Severus no era estúpido, y al principio no había aceptado la propuesta de matrimonio de Sirius, creía que estaba demente... como podría pedirle algo así luego de tantos años de tortura, pero termino accediendo, lleno de mentiras y excusas.... estaba enamorado.
Todo fue amor y buenos tratos hasta que llegaron al número 12 de Grimmauld Place. Black se transformó en un monstruo, no paraba de hacerle burlas a Severus, cuando decía algo que no le gustaba, no le daba tiempo ni de sacar su varita que ya lo tenía tomado del cuello o de su cabello, estaba aterrado por que al cabo del tiempo cuando intento irse por primera vez, las barreras de aquella casa, no lo dejaron salir.
Sirius le quito su varita, no podía enviar cartas o usar la chimenea que estaba bloqueada para su uso. A veces escuchaba como Black hablaba con Lily que quería ver a toda costa a Severus, gritando que era su amigo y que todo lo que pasaba en aquella casa no le daba buena espina, los amigos del Gryffindor tampoco se quedaban atrás, querían entrar y ver con sus propios ojos que Snape se encontraba bien, habían dejado de confiar en el buen juicio del animago, temían lo peor y no querían pasar por alto las pruebas de que nada estaba bien.
Un año de matrimonio había pasado y ni Evans o los merodeadores daban el brazo a torcer sobre ver a Severus, preguntarle cómo se encontraba y si era feliz, pero Sirius no lo permitía... los aurores no les hacían caso así que era insistir ellos mismos o nada. Todo empeoro cuando tuvieron un bebe.
Severus estaba desesperado y cansado del maltrato de Sirius que luego le hacía conformarse con besos y caricias. Ahora no solo estaba encerrado él, sino también su bebe que no tenía la culpa de que uno de sus padres fuera una persona llena de odio, le dolía recordar como una enfermera que ni siquiera lo escucho, lo ayudo a tenerlo para luego retirarse, supuso que estaba bajo la maldición Imperius . Kreacher, jamás hacía nada en el momento observando con ojos como platos como su amo a veces golpeaba al otro, para luego de que este se fuera... curaba a Snape porque no toleraba verlo de esa manera, menos cuando creyó ciegamente que al tener un heredero las cosas cambiarían, pero empeoraron.
Kreacher tenía miedo de las consecuencias, pero sabía de una habitación de la casa Black que no tenía barreras mágicas y siempre estaba cerrada con llave. Era un cuarto pequeño parecido a un ático, lleno de objetos viejos, así que el elfo hizo un plan que luego le comunico a Severus... iban a huir y Snape acepto sin dudarlo.
Aquella noche, Severus tomo a su bebe en brazos, caminando lo más rápido posible sin hacer ruido, dándole en brazos su pequeño a Kreacher para que se desaparezcan directo en la casa de Lily. La habitación ya no tenía llave y pudo respirar en paz cuando observo que el elfo había desaparecido, pero aquella fue su última bocanada de aire.
Fue apuñalado por la espalda tantas veces que había perdido la cuenta y lo último que sintió fue el sucio y frío piso, Severus había muerto entre las telarañas de la habitación, había sido un gran mago, pero tomo malas decisiones llevándolo a esa muerte sin pena ni gloría. Sirius no supo cómo reaccionar cuando quedo cubierto de sangre que le pertenecía a su alma gemela que ya no estaba con él.
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Sabía que Kreacher se había llevado a su hijo... nada más le quedaba, iba a quedarse recluido en aquel lugar con el cuerpo de Severus hasta que el también muriera. Por primera vez su mente toco fondo y pensó en sus acciones, el por qué había llevado a vivir a Snape a aquella casa donde la magia oscura le carcomía los pensamientos a cualquiera, por que dejo que la vida lo golpeara de esa manera... porque había matado a la única persona que le había dado amor verdadero.
Pudo haber sido tan feliz y aun así había enloquecido, maltratado y asesinado.
― Lo siento. ― susurro tomando entre sus manos el pálido rostro de Severus ― te amo...
Era demasiado tarde para decir aquello ya que, al pasar las horas, con sus lágrimas no arreglaba nada, escuchando como los aurores tiraban abajo las barreras mágicas. Era su fin y se lo merecía, por haber matado a la persona que más amaba, entre telarañas y polvo que retiro para llorar todo lo necesario para sanar su dolor.
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