Writober 2019 [ Harry Potter ]

✦ [ Día 11: Las mañanas duras de Sirius ] ✦

[ ᴀ sᴛᴏʀʏ ɪɴᴠᴏʟᴠɪɴɢ ʜᴏᴛ ᴛᴇᴀ ᴏɴ ᴀ ʙʀɪsᴋ ᴍᴏʀɴɪɴɢ: ᴡᴏʟғsᴛᴀʀ]

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Algunas mañanas eran duras para Sirius. Levantarse y tener la voluntad de hacerlo esos días donde su mal humor reinaba era un acto que merecía una orden merlín primera clase al menos para él, pero para Remus era otro día común y corriente donde debía darle amor, un té caliente y besos para que su enojo se borrara durante todo lo que quedaba por vivir.

El licántropo amaba el café, pocas veces le agradaba tomar una taza de té en la mañana, pero hacía esfuerzos por Sirius que era un amante a aquella bebida tanto como con el Whisky de fuego en las fiestas. Se habían recientemente graduado de Hogwarts y vivían en un pequeño departamento como la pareja feliz que eran, conocía a Black como a la palma de su mano, así que cuando vio que este estaba tapado hasta la cabeza al despertar, supo que su novio se encontraba enfadado sin razón a pesar de que este aún seguía dormido y eran las siete de la mañana, demasiado temprano y ya llevaba literalmente el humor de un perro rabioso.

Salió de la cama, sonrió y se propuso a preparar un desayuno que hiciera que Sirius sonriera. No era un buen cocinero de la forma muggle así que saco su varita poniendo manos a la obra, utensilios de cocina, chocolate, harina, y huevos volaban por el aire preparando rápidamente un pastel mientras él bebía una taza de café apoyado en la mesada pensando que si no amara tanto a ese hombre ya sería la hora de mandarlo a volar, pero no era capaz de hacerlo, aunque quisiera. No había nadie como Black en el mundo, eran mejores amigos, amantes y novios estables... vivían juntos y aunque a veces pelearan como un viejo matrimonio, se necesitaban y complementaban. Siempre iba a ser un placer ayudarlo a tener una sonrisa aquellas mañanas duras. 

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Eran las nueve de la mañana cuando Sirius se dignó a salir de la cama. Estaba de mal humor, pero esta vez sí tenía justificación... desde que fue desheredado por su familia, solamente tenía la herencia de un tío lejano. Tal dinero le alcanzaba para para el departamento junto a Remus, sus gastos diarios y lo que necesitaba en la academia de aurores, pero jamás para el gusto de comprar un anillo. Si... Black quería casarse.

Se sentía decidido a proponerle matrimonio a Remus, tenían casi diecinueve años y sabía que eran muy jóvenes pero el licántropo era el amor de su vida, quería pasar el resto de ella con el... pero entendía que sin anillo, no iba a decirle nada provocando que su mal humor esa mañana fuera terrible pero no imborrable ya que al poner un pie en la cocina, su té estaba listo y caliente sobre la mesa, con un pedazo de pastel de chocolate al lado.

― Buenos días Sirius ― dijo Remus con una sonrisa invitándolo a que se siente ―

― Buenas... ― menciono Black aun con el ceño fruncido sin entender por qué hasta con su cara de pocos amigos, Lupin lo consentía demasiado ―

― Espero que te guste el desayuno...

― Siempre me gustan tus desayunos Moony

Sirius tomo lentamente de su té mientras el sol los alumbraba detrás de las cortinas transparentes de la cocina. Vio como Remus tomaba tranquilamente lo mismo que el mientras leía el profeta que estaba sobre la mesa, sabiendo que, aunque el licántropo prefería el café, le enternecía la idea de que lo acompañara. La mañana era cálida, y ya no se sentía enojado, de hecho, estaba tranquilo viendo el rostro pacifico de Lupin, su cabello estaba algo despeinado y traía un suéter más grande que su propio delgado y alto cuerpo, no había vista más hermosa para Black que el dueño de su corazón, sintió que ya no necesitaba un jodido anillo.

― ¿Sabías que de a poco le agarro gusto al té? no es mi favorito, pero creo que ya me estoy acostumbrando... ― menciono Moony sin despegar su vista del profeta ―

― ¿Queres casarte conmigo? ― interrumpió Sirius tomando de su té ―

Remus levanto su vista viendo el rostro de Sirius que estaba aun con las cejas en señal de enojo y con una pequeña mancha de chocolate al lado de sus labios, creía haber escuchado mal o enloquecido, pero cuando Black sonrió, se dio cuenta que no era mentira lo que había dicho.

― ¿Por qué? ― contesto el licántropo provocando que Padfoot riera ―

― ¿No queres? ― dijo este ampliando su sonrisa ―

― Claro que sí, pero hace un momento estabas que quemabas todo Londres con fuego saliendo de tu boca.

Black no dejo que Remus se arrepintiera y fue a besarlo, quizás no tenía un anillo para darle, pero si un té y las mañanas duras donde Lupin lo amaría a pesar de eso por siempre. 

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