Cuando extrañaba a sus padres y un más a su madre, volvía al que había sido su hogar durante su primer año de vida hasta que Voldemort le arrebato la felicidad, teniendo que vivir con sus tíos que no eran ejemplos de amor y protección en ningún sentido al menos para él. Estaba todo en ruinas, pero poco le importaba, tan solo quería sentirse en casa... imaginar cómo fueron aquellos días de cuales no podía recordar nada, pero vivía a base de historias que otros le contaban.
Los objetos aun en el suelo daban señales del estrago que había ocurrido esa noche. Sanar y soltar era algo que trataba de aprender... pero extrañaba a su madre, al recuerdo vago que tenía de ella lo hacían sentir querido.
Caminaba despacio entre las habitaciones, hasta que llego a un pasillo sin salida de la casa, ahí donde no había estado jamás algo se encontraba una puerta, estaba mirándola dudoso y con varita en mano. Era Harry Potter, no sabía cuándo un mortifago iba a aparecerse entre el mismo pasto o muebles de cualquier lado, pero, aunque pusiera mil hechizos detectores de magia oscura, estaba limpia.
Se dio la vuelta rápidamente, no tenía curiosidad por primera vez en toda su vida, hasta que cuando volvió la mirada antes de bajar al piso de abajo, vio que como si fuera la sala de los menesteres, la puerta no estaba. En ese momento si sintió las manos picarle de pura atracción a lo fisgonear donde no debía como siempre... algo que le había dado problemas, pero al fin y al cabo salía vivo, no dudaba de que esto fuera igual.
En silencio, vio la puerta aparecer una vez más cuando se acercó, entrando por ella. Contemplando una gran escalera oculta que iba a otro piso desconocido que jamás había visto, en los escalones estaba escrito con una fina letra ''se sube y abre con amor'', tuvo más dudas de las que le hubiera gustado tener... si aquella habitación se abría con amor, ¿por qué no se escondió de Voldemort ahí mismo?
Pero mientras subía los largos escalones, asimilo que era obvio que en ese momento... ni ella o alguien que amaba con toda su alma iba a poder ingresar, el terror y miedo era lo que más iba a dominar sobre cualquier ser humano. Al llegar era una habitación pequeña parecida a un ático, estaba oculta por magia y desde afuera no se veía la estructura, algo parecido a Grimmauld Place.
Había fotos colgadas de sus padres que jamás había visto, montañas de libros por todas partes, luces navideñas muggles que al tocarlas aun funcionaban y latas de pintura por todo el piso. Algunas secas y otras cerradas.
― Merlín... ― dijo en un murmuro el de lentes al ver en una de las paredes un mural a poco de terminar, el tiempo lo había desgastado, pero seguía ahí para contemplar con fascinación ―
Una mujer pelirroja sostenía a un bebe de unos grandes ojos verdes, sonriendo, como si nada malo sucediera en sus vidas... era Lily y Harry.
― ''Todo por amor a el'' ― menciono leyendo las letras escritas en la misma caligrafía de los escalones ―
Harry pudo descubrir la puerta porque extrañaba a su madre, la amaba a pesar de apenas no tenerla en un recuerdo lucido de aquellos días. Estaba claro que, aunque ella no estuviera a su lado, lo había amado como solamente una madre sabía hacerlo y no hay sentimiento más grande que ese.
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