Connor
Abrí los ojos por la mañana y lo primero que hice fue mirar el reloj despertador.
06:45 am.
Genial. Aún tenía tiempo de hacerme un desayuno completisimo, leer el periódico, vestirme despacio y claro hacer todo esto a la vez que me doy un baño porque soy un idiota y otra vez me quedé dormido. A las 7:00 am tenía que estar en la oficina y tenía aproximadamente 10 minutos de camino en el coche así que sólo pensé:
Dios, soy yo otra vez, haz como Selena Gomez y retrocede el tiempo 30 minutos, muchas gracias.
En fin luego de pensar estupideces por dos minutos salté de la cama, me coloqué la camisa blanca como pude y ajusté la corbata lo más decente que se podía en menos de 30 segundos. Tomé el maletín y me subí al coche. Ya habrá tiempo para un café en el camino. El cabello.... bueno digamos que hoy estaba probando un estilo mas salvaje.
Este mes se cumplían ya tres años trabajando para Mark. Era un tipazo, realmente.
Lo conocí un día en los pasillos de mi escuela secundaria, durante el año en que yo trataba de aprobar las asignaturas pendientes que tenía para poder graduarme. Me sentía un idiota por ese entonces; tenía casi 20 años y seguía reprobando Química, entre otras asignaturas.
Mark estaba allí ofreciendo trabajo a estudiantes cuando se compadeció de mi. Creo que sólo me contrató por lástima. 20 años y sin empleo, sin título secundario, viviendo con mi madre. Básicamente me vio la cara de desesperado y me dio empleo como cadete en su gran empresa de publicidad. Y cuando digo grande es.... grande, a ver, un edificio de veinte pisos sólo para él. En fin.
El primer año me dediqué a llevar y traer el café y los almuerzos a los empleados, a la vez que estudiaba. Había dejado el fútbol porque ya no era algo que me apasionase, por lo que sólo iba al gimnasio de vez en cuando para liberar el estrés y todas esas mierdas. Cuando por fin, y con una alegría muy grande de mi madre, pude efectivamente graduarme, Mark me ascendió a una especie de secretario personal porque veía en mi, y cito con su voz gruesa de señor en traje, un ¨espíritu innovador que podría traer buenas ideas a la compañía¨ y hoy en día tengo mi propia oficina, aunque me encargo de los clientes pequeños o los nuevos, sigue siendo importante para mi.
Un sueldo fijo todos los meses, que esta bastante bien no voy a mentir, mi propio departamento, y viendo a mi madre feliz aunque diga que la casa es demasiado grande para ella ahora que vive sola.
Era feliz.
Después de tanto tiempo, mi vida se había acomodado y por fin era lo más feliz que me podía permitir.
Ingresé a la compañía 07:04.
Bueno, nada mal para un viaje apresurado. Soy el mismísimo Dominic Toretto en persona. Kuchau.
- Hola Judy - saludé a la señora que vigilaba la entrada - ¿que tal los niños hoy, eh?
- Llegas 4 minutos tarde, Sepper.
Parecía dura pero en el fondo sé que bromea. O espero.
- Estas muy guapa hoy, que lo sepas - guiñé el ojo y subí casi corriendo por las escaleras.
Mi oficina estaba en el segundo piso porque aún era un novato pero aún así tenía que encargarme de varios temas hoy.
Tenía que enviar a diseñar al departamento de imagen los nuevos carteles publicitarios de una marca de yogurt que nos había contratado y localizar los puntos más efectivos de la ciudad para colocarlos.
Si bien no tenía ningún post-grado en publicidad, Mark me había enseñado todo lo que sabía y confiaba mucho en mi para estas cosas. Con el tiempo también he ido aprendiendo y mejorando. A ver, que 3 años es bastante tiempo.
Llevaba ya unos cuarenta minutos trabajando, ya con un café en mano, cuando uno de mis compañeros se acercó a mi puerta.
- Connor, mi hombre - comenzó Thomas, y por el tono ya sabía que tipo de comentario seguía - ¿que dices si hoy salimos a beber unos tragos? Quiero invitar a salir a la secretaria de Brenda y necesito una excusa, quizás encuentres a alguien tu también. Di que si.
Thomas era uno de mis mejores amigos aquí dentro. Tenía aproximadamente mi edad, aunque el si que tenía su titulo en publicidad marketing o no se que otras chorradas que siempre presume. En fin, era un creído de mierda pero era buena persona.
- Vas a matarme pero hoy ceno con mi madre - respondí desde el escritorio.
- Tráela también, no me importa - dijo guiñando un ojo.
- Eres un desagradable de mierda y lo sabes.
- A veeer - estaba recostado sobre el marco de mi puerta - te dejo ser un niño de mamá por esta noche pero mañana si te obligo a que salgamos un poco. No me digas que sigues pensando en esa niña.. como se llamaba... ¿Rebeca? ¿esa era?
Rebeca era una chica con la que había salido hacía un tiempo. Era la única relación casi seria que había tenido desde... bueno, desde aquella otra.
Habíamos salido por ocho meses mas o menos, pero al final no eramos lo que buscábamos. ¿Si me entienden? Nos caíamos muy bien y la pasábamos bien juntos pero... no lo sé. Me costaba enamorarme. No sentía que lo estaba de ella y creo que se dio cuenta. Hacía ya más de seis meses que lo habíamos dejado, y en realidad yo estaba muy bien. Me sentía cómodo viviendo la vida de soltero.
- No, no estoy triste por Rebeca, idiota - dije - pero mi madre es la única mujer en mi vida por el momento y se merece que vaya a comer sus hamburguesas caseras esta noche. Y mi estomago también, que vivo a pizza recalentada.
- Como tu digas - dijo antes de irse - pero invítame algún día, ¿si? Quizás le caiga bien y todo.
Guiñó el ojo y siguió su camino riendo.
Idiota.
Terminé mi jornada y volvi a mi departamento para ducharme por fin y buscar ropa limpia. Ordené un poco el desastre que era la cama y la cocina y cuando llegó la hora de cenar, emprendí el camino a casa de mi madre.
La casa de mi madre era la de toda la vida. Donde yo habia crecido. Fue triste el día en que me despedí de ella. Llanto de mi madre incluido y todo. Pero entendia que necesitaba un poco de independencia, aunque lo que ella no sabia era que necesitaba un respiro de pasar cada dia de mi vida por aquella casa vecina. Esperando como si alguien fuera a salir cada noche para encontrase conmigo. Viendo la casita de pajaros... necesitaba alejarme de eso.
Sin embargo,esa sensación se esfumó un poco desde que no vivo allí. O al menos no se me hunde el pecho tan a menudo.
Cuando llegué,aparqué el coche junto a la camioneta roja de mi madre y me bajé de él.
Tenía las llaves de mi casa asi me que dispuse a entrar directamente.Aunque algo me detuvo antes de poder hacerlo.
Un coche aparcado y con las luces encendidas en la casa de al lado.
Aunque eso no fue lo que llamo mi atención.Sino, una chica totalmente distraída del mundo exterior que intentaba hacer equilibrio con las dos cajas de pizza que llevaba en una mano,mientras cerraba la puerta del coche con la otra y sostenía un gran bolso negro al mismo tiempo.
Sí,era de noche y sí, estaba oscuro.
Pero la distinguí perfectamente.
La distinguiría entre un millon de personas, por mas que hubiesen pasado 5 años.
La persona que estaba a cincuenta metros de mi, era nada mas y nada menos
que Mackenzie Bloom.
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The boy knows something 2 (TBKS #2)
RomanceSegunda parte de la historia de Mackenzie y Connor. 5 años después Mackenzie aún esconde un secreto Y Connor Volverá a descubrirlo