Becca tenía razón, no iba a pasar mucho tiempo sin llamar a Mackenzie, aunque aún no supiera muy bien que decirle.
La realidad es que ella la había cagado, la había cagado conmigo y con Jack, porque el chico tampoco estaría muy contento de saber que su prometida había vuelto a la ciudad y lo primero que hizo fue buscar al pobre chico que había dejado en la ciudad cinco años atrás.
La situación era una mierda, yo estaba en una posición de mierda y aunque estuviera enfadado aún con ella, entendía que la posición de Mackenzie no era la mejor tampoco.
Lo quiere a Jack, se que lo quiere porque es un gran tipo y porque ha compartido muchos años junto a él y ha planeado una boda para pasar el resto de su vida juntos, y porque si en verdad no lo quisiera lo habría dejado hace tiempo, eso lo se.
Y se que también me quiere a mi, y no solo porque me lo haya dicho a la cara, si no porque aún, muy dentro de ella, está la misma Mackenzie de hace cinco años, aquella que tenía una doble vida por las noches y que me arrastraba a fiestas en las que terminábamos borrachos en el asiento trasero de mi coche, aquella a la que nada le hacía más feliz que alimentar los pájaros que visitaban su jardín, y se que no me miente, se que en el fondo me sigue queriendo y sigue sintiendo por mi algo de todo lo que sintió cinco años atrás.
El problema es que yo no se lo que siento.
Me he pasado cinco años de mi vida pensando en una mujer, pensando en que la amaba y que ninguna otra mujer me haría sentir como lo había hecho ella. Pero sentado en mi apartamento, con el teléfono celular en la mano, a punto de marcar su número, la idea de que la había idealizado se cruzó por mi mente.
Cuando Mackenzie regresó a la ciudad, incluso cuando me besó días atrás, volví a sentirme como aquel chico de secundaria que creía que podía vivir una vida de primera sin mover apenas un dedo, aquel que estaba enamorado de su vecina y que jugaba al fútbol porque no había nada mas importante que eso, nada mas que la excitación de ser un adolescente sin rumbo al que le sale todo bien en la vida.
Pero la realidad es que ya no soy ese chico, y Mackenzie ya no es esa chica. La realidad es que yo he cambiado mucho, para mi bien y para el de todos los que me rodean, porque estoy centrado, con un trabajo que me da objetivos y ganas de seguir creciendo, una independencia económica que me pone los pies sobre la tierra y una mentalidad que no podría estar mas alejada de aquel adolescente al que Mackenzie conoció, aunque aún me mande mis cagadas.
Y ella ya no es aquella adolescente tampoco, por mas de que en mi mente siempre la hubiese imaginado así, por más de que en mis fantasías de volver a verla, los años no hubiesen pasado.
No se que me pasa, se que la quiero, se que aún Mackenzie me mueve cada tripa del cuerpo con tan solo pensarla, pero no se si esa imagen de ella es verdadera o si la he creado para mantener las esperanzas.
Decidí que ésta vez no iba a quedarme con las ganas de saber lo que hubiese ocurrido si actuaba diferente, no como cinco años atrás.
Esta vez no iba a ser como la anterior, porque era hora de cerrar el ciclo.
Era hora de dejar de darnos vueltas y decidir, tanto ella como yo.
Si estar juntos, o si dejarlo ir.
Porque ni a ella le hacía bien pensar en mi mientras estaba de pie en el altar con otro hombre, ni a mi me hacía bien poner en pausa mi vida por esperarla a ella.
Y el final de mi relación con Becca era la prueba de cómo yo había puesto en pausa mi vida por esperar a Mackenzie.
Miré mi teléfono celular y primero pensé en llamarla, aunque si estaba con Jack corría el riesgo de que él oyera la conversación y lo último que quería era otro problema, por lo que decidí que un mensaje sería lo mejor.
Se me removieron las tripas al pensar que habían pasado la noche juntos, aunque yo también hubiese pasado la noche con Becca. Todo estaba mal, toda esta situación era una mierda, y yo no tenía idea de como resolverlo, pero al menos tenía que intentarlo.
Sonreí un poco al recordar que esa misma mañana, por un momento, despertar y sentir el perfume de Becca impregnado en la almohada me había hecho creer que todo había vuelto al pasado, a seis meses atrás, cuando aún estábamos juntos y la vida parecía ser un poco mas fácil de lo que era ahora mismo.
Suspiré y negué con la cabeza porque me sentí un imbécil, porque por más que Becca hubiese dicho que no le molestaba, correr a su casa un sábado por la noche para llorarle mis penas acerca de otra mujer y terminar acostándome con ella me hacía sentir un hijo de puta, que es probablemente lo que soy.
Quiero que Becca esté bien, quiero que Mackenzie esté bien, quiero que Jack esté bien porque se que no tiene nada que ver en esto, y quiero estar yo bien.
Quiero que estemos todos bien y no tengo ni puta idea de como hacerlo.
Escribí el mensaje, lo borré, volví a escribirlo, lo arreglé un poco y lo envié.
No se que podría salir de allí, pero esperaba que algo que le diese una solución a toda esta situación en la que estaba metido.
Lo siento por molestarte otra vez, aún sigo enfadado, creo, pero no dejo de pensar en que vas a casarte y en que has venido a buscarme, y eso tiene que tener alguna explicación. Tengo la cabeza hecha un lio, no voy a mentirte, pero estoy cansado de estar en el limbo de no saber que hacer, de no saber si quieres quedarte o de si quieres irte, y de no saber si quiero que te quedes o quiero que te vayas. Al menos hablemos una vez mas, si puedes y quieres, porque ya no se como dejar de pensar en ello y realmente quiero seguir con mi vida, y creo que tu también. Lo que no se es si seguiremos la vida juntos o separados, y creo que es hora de de decidirlo.
Envié aquel mensaje cual testamento largo y profundo y me eché hacia atrás en el sofá buscando recostar mi cabeza en algo que la mantuviera a flote.
Mi mano se movió por si sola y quise llamar a Becca, decirle que había seguido su consejo y que le había enviado un mensaje a Mackenzie, pero me detuve a mi mismo pensando que no tenía que hacerle eso, ella tiene su propia vida y no tiene por que estar ocupándose de mis mierdas, bastante lo había hecho la noche anterior. Por lo que bajé el teléfono y decidí no hacerlo. Al menos se merecía descansar de mi unos días.
A los pocos segundos el teléfono vibró en mi mano y lo miré casi desesperado con la esperanza de que cierta chica de cabello castaño se estuviese quejando de las marcas en el cuerpo que le había dejado la noche anterior, como siempre hacía cuando estábamos juntos, pero al ver que no era ella pensé en que esas épocas ya habían acabado y todo era distinto, incluso ella misma me lo había dicho, nada había cambiado entre nosotros mas allá de un sexo casual impulsado por el alcohol.
El mensaje era una respuesta de Mackenzie.
Está bien, tenemos que hablar. Mañana a las cinco, luego te envío la ubicación.
Respondí con una afirmación y nada más, después del testamento que le había enviado esperaba algo más, incluso algo menos frío, pero de todas formas había cumplido mi cometido y al menos hablaríamos.
Suspiré y dejé mi teléfono a un lado, tenía mucho trabajo que hacer y enviar esa tarde y por muchos problemas personales que tuviera tenía que hacerlo.
Aunque no es nada fácil concentrarse cuando tienes a una misma mujer dando vueltas en tu cabeza todo el tiempo.
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The boy knows something 2 (TBKS #2)
RomantikSegunda parte de la historia de Mackenzie y Connor. 5 años después Mackenzie aún esconde un secreto Y Connor Volverá a descubrirlo