Capítulo 2

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Me quedé paralizado, a medio camino de la puerta de casa.

Estaba casi igual que como la recordaba, sólo que cinco años después.

Su cabello largo y liso era un poco más rubio de lo que solía ser. Su caminar era el mismo sólo que más firme. 

No se si el hecho de recordarnos como los niños que eramos todos estos años me había creado una imagen de ella que no coincidía tanto con la actual, y por eso me había paralizado de esa forma.

La vi forcejear con las cajas de pizzas y el bolso mientras caminaba hacia su casa. No había reparado en mi, ni en mi coche.

Ella no había dado la mirada de lastima hacia mi casa como yo hacía con la suya, cada vez que pasaba por allí.

- ¿Mackenzie? - dije sin pensarlo. Y si lo pensaba un poco más me metía en mi casa y no decía nada.

Se lo dije preguntado, como si no supiera que ella ella.

La que solía ser mi vecina paró en seco. Creo que se dio cuenta al instante que era yo.

- ¿Connor? - dijo mirando hacia donde yo estaba - ¿Eres tu?

A lo largo de estos 5 años había imaginado muchos escenarios que ocurrirían si algún día nos encontrábamos. Sobre todo el primer año, que fue en el que más pensé en ella. La mayoría de las veces me imaginaba que ella seguiría enfadada conmigo y tendríamos una conversación similar a la última. En otros, yo fingía no reconocer al instante su cara y ella hacía lo mismo conmigo. 

Generalmente no soñaba con escenarios muy positivos porque claro, pensaba que jamás la volvería a ver.

- No lo puedo creer - volvió a hablar mientras se acercaba lentamente a mi, en la oscuridad de la calle.

- Sip soy.. yo, Connor.

23 años y seguía siendo un idiota a la hora de hablar.

Aunque bueno, ese sip soy yo connor era mucho mejor que la otra alternativa que venía siendo más o menos responder con un sdjfshfjsdfdss que era básicamente lo que estaba sintiendo.

- Yo... - comenzó, cuando ya estaba lo bastante cerca de mi que podía verla con total claridad - yo no pensaba que iba a... a encontrarte aquí. Que sorpresa.

- Ya, yo tampoco. No sabía que habías... bueno, que habías vuelto.

Sus pestañas eran igual de largas que lo que recordaba, o quizás más. Se veía mucho más madura. Y su cabello... no eran alucinaciones mías, definitivamente estaba más claro.

- Bueno, sí - dijo tímidamente - ¿Sigues.. sigues viviendo aquí?

- No, en realidad no vivo aquí hace tiempo pero... vine a cenar con mi madre. - metí ambas manos en los bolsillos y tambalee un poco el cuerpo - tu... obviamente no vives aquí porque te has mudado... hace varios años - solté una risa nerviosa.

Estúpido.

- Sí... - dijo mientras me inspeccionaba con el ceño medio fruncido. Como si estuviera viendo en mi rostro algo que no encajaba - ha pasado un tiempo.

- Ya.. 

- Pero bueno, ¿tu estas bien, no? Quiero decir, estás diferente... como... mucho más mayor. Digo, no en el mal sentido, no estás viejo ni nada - rió - solo... diferente.

- Bueno, tu lo has dicho. Ha pasado mucho tiempo.

No quería sonar como enojado ni nada pero por alguna razón, si que había sonado de esa forma.

- Es verdad...

- ¿Quieres que... ehm... te ayude, con algo de eso?

Aún sostenía ambas cajas de pizza y su bolso, mientras en la otra mano tenía las llaves.

- Oh, no, no te preocupes, ya puedo yo - dijo mientras ponía un media sonrisa - voy tarde y esto ya se estará enfriando pero... ¿Quieres hablar luego? - preguntó un poco nerviosa - Quiero decir... no se, estaría bien hablar luego, ¿no? Para que tu madre no espere y... mis padres tampoco.

- Claro, si - respondí más nervioso que antes - si quieres... si, claro, sería genial. ¿Te busco luego o...?

Quería agregar un como en los viejos tiempos pero realmente no me daba el orgullo para hacerlo.

- Sí, claro, dime cuando termines de comer o... uhm... ¿tu sigues teniendo mi numero, por si acaso?

- No... creo que no lo tengo... no, no lo creo - mentí.

Mentí porque no creía que no lo tenía. Estaba seguro. Bastante seguro porque había borrado su numero de mi teléfono tres meses después de que se fuera. Cuando por fin había entendido que no volvería, y me daba pánico llamarla. 

Puede que también estuviera borracho y enojado.

Sólo puede que. 

- Bueno, no te preocupes. Yo supongo que aún conservo el tuyo. Sabes que... bueno, soy cuidadosa con esas cosas... como sea, te envío un mensaje luego y si te apetece, hablamos un rato, ¿quieres?

- Claro.. tú envíame - sonreí. Aunque era una sonrisa cordial y bastante nerviosa.

Me había golpeado el hecho de que aún conservara mi número. 

Siempre había pensado que ella no pensaría en mi. Es más creía que ya no se acordaría ni de mi nombre pero al parecer aún conservaba algo más que los recuerdos y... no sabía muy bien por que, si seguramente jamás había tenido ni la mínima intención de llamarme.

- Genial... - dijo - voy a... voy a llevar esto. Luego nos vemos.

- Nos vemos - le dije. 

Y, entre las sombras y las luces de la calle, la vi alejarse hacia su puerta.









The boy knows something 2 (TBKS #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora