Capítulo 5

2.5K 144 17
                                    

- ¿Pero que ha pasado? - fue lo primero que le dije apenas cruzó la puerta.

Desde que Mackenzie me había llamado al móvil hacían ya aproximadamente 20 minutos. Lo único que había alcanzado a decirme por teléfono era que su hotel era una mierda y que si podía venir hasta aquí. Le dije la dirección de mi apartamento y se apareció así echando humo por las orejas.

- ¿Te puedes creer- comenzó -  que nadie fue capaz de registrar mi reserva? ¡Nadie!

- Pero... ¿no tenias tu comprobante? Quiero decir... podrían haberte dado cualquier otra habitación - dije mientras bostezaba involuntariamente.

El hecho de tener a Mackenzie a estas horas en mi apartamento me parecía de lo más surrealista que podía existir. Quiero decir, si alguien me lo habría dicho ayer, de seguro me habría reído en toda su cara.

- Si, me habrían dado otra habitación si la tuvieran ¡Pero todo el maldito hotel estaba lleno! - suspiró - lo siento, Connor, de verdad por invadirte así es que... no sabía que hacer, tengo el coche en casa de mis padres y...

- Oye, oye - la detuve - no hay ningún problema. Sabes que... que estoy para lo que necesites.

- Sé que esto es raro - dijo luego de observarme por unos segundos - ¿Sabes que? Me buscare otro hotel, seguro que hay alguno que...

- ¿A estas horas? - le dije, aunque no tenia ni idea de si las recepciones estarían abiertas - De verdad, Mack, no te preocupes. Puedes quedarte aquí si quieres o... lo que necesites.

Mi ex vecina me miraba con una expresión de como cuando estas cabreada con la vida, no tienes idea que hacer y la única opción que te queda es dormir en casa de tu estúpido ex vecino.

- ¿Crees que es buena idea? - preguntó.

- Mira - respondí- se que han pasado 5 años y las cosas cambiaron mucho pero no,no me he convertido en asesino serial en este tiempo y si, tengo un sofá en el cual me sacrificaré y dormiré esta noche, así que puedes tener mi cama.

- No, no - respondió - toma la cama y yo puedo ir al sofá...

- Mack, eres invitada - dije con media sonrisa - pero solo por hoy, si te quieres quedar mañana, tendrás que pagar la renta.

- No te preocupes, que para mañana ya tendré alguna habitación en algún maldito hotel. - volvió a suspirar.

- Me sigue pareciendo extraño que no te quedes en casa de tus padres - comenté curioso.

Mackenzie ignoró totalmente mi comentario y miró hacia los costados.

- ¿El baño? - preguntó.

- En aquel pasillo, al final a la derecha - señalé.

- Voy a pasar un momento, permiso - dijo y salió prácticamente volando hacia el baño. 

En fin.

Mientras tendía la cama, que claro, no estaba hecha de la forma que correspondía porque planeaba dormir en casa más solo que la una, pensaba en lo surrealista que era todo esto.

Quiero decir, no nos habíamos visto en más de 5 años, dejando las cosas bastante como el culo, y de repente está aquí, durmiendo en mi apartamento.

No lo se. Viendo hacia atrás, todo esto me parecía bastante raro, y había algo que no me cuadraba del todo.

- ¿Crees que podrás darme una camiseta para usar de piyama? - una Mackenzie recostada sobre el marco de la puerta tras de mi me sacaba de mis pensamientos.

- Sí, claro - dije mientras acomodaba la ultima almohada en su sitio - toma la que quieras.

- Mmm bueno - respondió tímida - ¿en que... en que cajón..

- Oh, lo siento - dije sonrojado - ya te alcanzo una...

Revolví el primer cajón de mis camisetas y le di una azul que utilizaba muy poco ya.

- Para ti.

- Gracias.

Me regaló una de esas sonrisas a medias que solía hacer desde siempre, y por un momento, Mackenzie recostada en la puerta de mi habitación, con el cabello alborotado por lo tarde que era, mi camiseta en sus manos, y los ojos que le brillaban como cada vez que la besaba, me sentí aquel niño que era hace cinco años. Me sentí tan cerca de ella por tenerla en casa, y a la vez tan lejos, como si estuviera mirando a un extraño. 

Sentía los nervios en el estómago como quien hace algo por primera vez.

Que luego comprendí que era miedo. Miedo a que todo vuelva a ser como lo era antes. Miedo a que todo lo que había ganado en estos años se fuera por el drenaje. Miedo a que la persona que más había amado en mi vida, volviera para ponerme el mundo patas para arriba otra vez. No sabía si tenía sentido o no lo que me sucedía, pero sabía que no podía negarlo.

Me aclaré la garganta y volví a la realidad.

- No me asesines pero, mañana es viernes y tengo que estar en la oficina antes de las 10. Si quieres... si quieres te dejo las llaves así no tengo que despertarte tan pronto y...

- No, no te preocupes, de verdad. Me voy contigo.

- Bueno... como tu quieras - dije - puedo... puedo dejarte en casa de tus padres, si quieres. Digo, así puedes volver a tu coche y eso...

- Claro - respondió - y gracias, Connor, otra vez. Por todo esto. 

- No hay de que.

Le devolví la media sonrisa que yo no quería quedarme y la dejé que descansara.

Y aunque yo creía que el sofá nuevo que había comprado era lo más cómodo del mundo, 

aquella noche no pude dormir.





The boy knows something 2 (TBKS #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora