- Becca, no es lo que piensas.
Ella me miró como si yo estuviese perdiendo la cabeza, y en este caso tenía razón.
Siempre creí que era absurda esa escena en las películas donde uno de los miembros de la pareja encuentra a la otra siéndole infiel, y lo primero que el otro dice es no es lo que parece. No tiene sentido, ¿verdad? Quiero decir, estás ahí medio en pelotas con tu amante en la cama matrimonial y te da la cara para decirle a tu pareja que lo que está pensando no es realmente lo que está pasando.
Hay que tener huevos, ¿no?
Bueno, siempre pensé que era mentira.
Hasta este momento, donde lo primero que salió de mi boca, por muy hipócrita que fuera, fue decirle a Becca que no era lo que ella pensaba.
Así que señor, señora en su casa: no subestime las películas de mierda de la tele.
- No, ya veo que no.
Becca se removió en la cama, como si estuviera incómoda y buscase una nueva posición, pero yo creo que lo hizo para quitar su mirada de la mía un par de segundos. Realmente ninguno de los dos sabía muy bien que hacer.
Suspiré y hasta creo que encorvé la espalda hasta una ángulo poco saludable. Pero así estaba, abatido, y ya era hora de serle sincero.
- Soy una mierda, Becca.
Ella respiró hondo, tal vez porque no sabía que decir, o por la neumonía que la tenía casi jadeando y con aquellos pequeños tubos de oxígeno metidos en su nariz.
- Mira, Connor... realmente no se lo que está pasando entre ustedes dos, ¿está bien? Sólo espero que lo estés pensando bien, porque no eres el único involucrado.
- No, no lo estoy pensando bien, no se que me pasa - crucé mis brazos sobre mi pecho en un gesto nervioso - no... no está bien, lo se... no está bien haberte fallado anoche.
- Bueno... tenías unos problemas, ¿verdad? - me dijo citando mi anterior frase.
Lo peor de todo, quizás lo que más me dolía, es que Becca no tenía un ápice de odio o de rencor en su voz. No es que estuviese celosa u odiada, simplemente... simplemente estaba decepcionada de mi.
- De verdad lo siento mucho, soy un imbécil.
- Ay, Connor, ya basta - el tono de su voz era cansado mientras se hundía un poco más en la cama - yo no soy juez de nadie, no tienes que pedirme perdón.
Un silencio se asentó entre nosotros.
Me mordí el labio inferior sin saber si decir lo que estaba pensando, pero al final era Becca a quien tenía frente a mi, y a ella jamás temía decirle nada.
- ¿Tu crees? - me acerqué lentamente hasta la cama y tuve la valentía de sentarme a los pies, aunque sin tocarla - ¿Entonces por que... por que siento como si tuviese que pedirte perdón, Becca? No... realmente siento haberte...
- Quizás esto está mal - dijo, interrumpiéndome.
- ¿Que? - respondí confundido - ¿De que...
- Que esto, Connor, tu y yo... esta relación extraña que tenemos... quiero decir, yo te quiero muchísimo, de verdad que te quiero, y me gusta escucharte hablar y me gusta estar ahí cuando tienes problemas para ayudarte, y se que tu estás ahí cuando yo lo necesito, realmente lo se pero... ¿no crees que ya fue suficiente del juego éste de la psicóloga y el paciente y viceversa? No podemos negar que tenemos un pasado, un pasado que está ahí por mas de que lo disfracemos de amistad y que digamos que el sexo es sin compromiso y no somos de piedra, las cosas duelen y... y quizás por eso es que sientes que tienes que pedirme perdón, porque me ves como la ex dolida, y yo realmente estoy muy lejos de querer ser eso.
Fruncí el ceño sin entender lo que Becca quería decirme.
- ¿Estás... estas diciendo que...?
- No me malinterpretes, yo te escucharía hablar de tonterías y de cosas serias toda la vida, pero no se si pueda seguir manejando esto porque ha comenzado a hacerme daño y no quiero que sea así - levantó su cuerpo hasta quedar sentada en la cama y se inclinó hacia mi. Tomó mi mano como lo hacen las madres cuando tienen que decirte que tu conejo Pepito ha muerto, o cuando tu novia que no es tu novia está a punto de dejarte, aunque no sea realmente dejarte porque hace mucho que ya no es tu novia - Si tengo que recordarte como un gran amigo y una muy buena pareja, prefiero que así sea. Pero no comencemos a hacernos daño, por favor. No nosotros.
Recordarte.
¿Por que debería recordarme?
La mano de Becca debería de pesar unos cien gramos pero sobre mi piel parecían unos diez kilos de carbón ardiendo.
- Creo que no es sitio para... para hablar de esto - dije con la voz baja y entrecortada, sin poder mirarla a la cara. Buscaba una salida, no quería responderle ahora.
Miraba su mano y seguía pensando en como podía pesar tanto.
Y pensaba que de seguro Becca ya estaría a punto de soltarla... y volvería a estar fría... y extrañaría la forma en que quemaba.
Levanté la vista y allí estaba, con esa mirada y los ojos algo vidriosos, aunque fuera lo suficientemente orgullosa y lo suficientemente inteligente como para llorar por mi.
- ¿No es algo precipitado? - pregunté, cual último ruego - Becca, lo de Mackenzie no... no se, no se ni que es, ni siquiera se que va a pasar con ella o conmigo pero no tiene nada que ver contigo, y lo que yo haga... yo te quiero Becca, y no quiero perderte por algo así.
- Es que no es precipitado, Connor... - allí seguía, no soltaba mi mano - no se me ha ocurrido ahora y no es por lo que acaba de pasar con Mackenzie, es mas que eso... lo he estado pensando desde hace un tiempo. Estas últimas semanas hay algo que no está bien, quizás sea yo, probablemente lo sea, y es mejor si nos alejamos.
- Yo no quiero dejar de verte.
Becca soltó mi mano, aunque no fue brusca, si no dulce. Se recostó hacia atrás en su cama y soltó una pequeña risa.
- Creo que te conozco lo suficiente como para decir que actualmente no tienes idea de lo que quieres - ella reía un poco, a diferencia de mi que seguía con una terrible cara de pasmado - y está bien, Connor, tu eres así... y no voy a pedirte nada, solo no quiero estar en el medio. Es solo eso.
Alguien dio dos golpes en la puerta y cuando giré, a los pocos segundos el rostro de Paula se asomó por la abertura. Quizás se olía que algo no andaba bien.
Nada andaba bien.
- Traigo tu desayuno.
Giré a mirar a Becca, la cual estaba con su vista en Paula, sonriendo dulcemente.
Yo no quería irme, quería seguir hablando y que Becca no se quedara con esa última charla... Porque si salía de allí así, sabía que sería la última.
Como si me oyera pensar, Becca volvió a incorporarse y colocó una mano en mi hombro.
- Adios, Connor.
Me quedé quieto y sin respirar por unos segundos.
No, adiós no, no quiero irme.
- Becca, yo...
- Connor - otra vez allí esa sonrisa dulce, que no era falsa, y esa es la peor parte - ella te está esperando fuera, ¿verdad? Y es en lo que has pensado estos últimos cinco años...
- No...
- Connor - me dijo finalmente - No dejes ir tu felicidad otra vez.
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aquí estamos nuevamente, un nuevo capítulo. creo que se acerca el final... o quizás no, no lo se (si lo se) jeje.
¿comentarios? ¿opiniones? los leo, y muchas gracias siempre!
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The boy knows something 2 (TBKS #2)
Storie d'amoreSegunda parte de la historia de Mackenzie y Connor. 5 años después Mackenzie aún esconde un secreto Y Connor Volverá a descubrirlo