Capítulo 3

4.7K 310 25
                                    

El Reino del Agua. Estamos en el Reino del Agua.

-¿Qué hacemos aquí?- pregunto a nadie en particular- No podemos estar aquí, si nos atrapan van a matarnos.

-No van a matarnos- me interrumpe Devis-. Mandamos a un mensajero para que avisara de nuestra llegada.

Los dos hombres caminan delante de mí y yo intento seguirles el ritmo todavía vistiendo el vestido y los tacones de la noche anterior. O lo que queda de ellos…

-¿Y para qué hemos venido?

-Tu tío pretende conquistar los cuatro reinos- responde Elias-. No va a conseguirlo sin una guerra, y el reino más cercano al nuestro es el de agua. Tu deber como futura reina es advertirles.

-¿Y luego qué? ¿De verdad piensas que por perder el factor sorpresa Goriat se detendrá?- pregunto escéptica.

-Cada cosa a su tiempo, pequeña. No te anticipes a lo que está por suceder.

Odio cuando se pone en plan filosofo.

****

Estamos caminando por largo puente hacia la entrada al palacio. Todo está rodeado de un agua cristalina, que brilla por la luz del sol. El palacio se compone por un montón de edificios pequeños de color arena, cada uno de ellos es como una pequeña isla a la que solo se puede llegar por medio de un puente y todos ellos están conectados entre sí, como una gran tela de araña. Hace mucho calor y las palmeras adornan el lugar, lo que le da un toque tropical.

Cuatro guardias nos escoltan dentro del palacio y siguen caminando por sus pasillos laberinticos. Van muy rápido y tengo que correr para poder seguirles el ritmo, lo que me impide observar el lugar por dentro.

Llegamos a una gran sala con forma de medio círculo. Al fondo en frente mío se sitúan dos enormes tronos rodeados de agua a los que se asciende por unos escalones. En los tronos se sientan un hombre y una mujer, los cuales no me quitan el ojo de encima. Elias se adelanta y hace una reverencia.

-Rey Cair, es un placer volver a verte.

-Elias, viejo amigo- le responde el aludido-. Me alegra saber que estás bien.

-¿Desde cuándo se conocen estos dos?- le susurro a Devis, que no se ha relajado desde que salimos de palacio.

-Shh. Cierra la boca- me replica. Borde.

Elias y el Rey siguen hablando, mi maestro le explica al monarca todo lo que ha pasado hasta que hemos llegado al Reino del Agua. Los dos charlan tranquilamente entre ellos, como si se conociesen de toda la vida. Entonces Elias menciona mi nombre.

-La princesa Sua está dispuesta a ayudarnos. A impedir que su tío llegue al trono. Ella mejor que nadie sabe de lo que ese hombre es capaz.

El Rey me mira y me sonríe, sus enormes ojos azules brillan cuando lo hace y se le forman unas pequeñas arrugas en la comisura. Luego, me hace una reverencia. Yo me quedo paralizada, sin saber qué hacer. ¿Debería hacerle una reverencia? ¿Darle la mano? ¡¿Qué hago?!

Entonces hago lo primero que se me ocurre: le sonrío y agito la mano en forma de saludo. Luego, como si fuera poco, digo lo primero que se me pasa por la cabeza:

-Holaaa. Bonita capa.

¿En serio Sua?¿Bonita capa? Tú odias las capas. Devis, a mi lado, se da un golpe en la frente, pero el Rey suelta una carcajada.

-Vaya, pues muchas gracias- me dice-. Le haré saber al sastre que una joven como tú aprecia su talento.

Antes de poder soltar otra estupidez Elias se adelanta.

-Perdone Majestad, no me gustaría importunarle, pero llevamos toda la noche viajando y después de lo que pasó ayer la princesa estará cansada.

¿Cansada? No estoy cansada, estoy hambrienta. ¿Dónde está mi comida?

-Claro, por supuesto- el rey hace un gesto a uno de los guardias y éste se coloca a mi lado-. Él te acompañará a tus aposentos.

Dicho esto el guardia da media vuelta y sale por la puerta. Yo le imito y salimos al exterior otra vez. Después de cruzar tres puentes y tropezarme una vez por culpa de un tacón roto, entramos en otro de los edificios, esta vez más grande. Por dentro es del mismo color que por fuera y hay fuentes y plantas por todas partes. En el tercer piso se detienes junto a una puerta y me hace un gesto para que entre.

Ya dentro cierro la puerta tras de mí y, sin parar a cambiarme de ropa, me tumbo en la cama. En cuanto mi cabeza toca la almohada siento como Morfeo me atrapa y me lleva con él.

Nota de la autora:

En multimedia os he dejado una imagen del Palacio de Agua. El palacio es realmente un hotel, se llama Makadi Palace y se encuentra en Egipto.

El capítulo se lo dedico a Aa456d, que es la que me ha animado a escribir en un comentario. Gracias!!

-Rubí

ElementoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora