Capítulo 9

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Odio las clases de historia con Ida. Prefiero cien veces entrenar con Devis (aunque esovvv incluya que me de una paliza) a tener que soportar su irritante voz durante una hora. Sobre todo desde que Kai se sienta a mi lado, se pasa toda la hora haciendome reír para que Ida me heche la bronca. Y cuando se lo digo a Kiara no me cree. Claro, como ella se pasa toda la hora mirando a el rubito con bronceado artificial.Debería dejar de llamarle así, Kiara se enfada cada vez que lo hago.

Y esta clase no ha sido diferente. Estoy en el pasillo, aburrida, jugando con mi colgante porque Ida me ha echado de clase. Estúpido Kai y sus estúpidos chistes malos. Aunque tampoco es como si fuera tan malo. No me viene mal un descanso de la incesante mirada asesina de Darren. O por lo menos un intento de mirada asesina, en realidad pone cara de querer ir al baño. Desde que le gané por tercera vez al esgrima, hace dos días, está más imbécil que nunca. Y no me gustan los imbéciles.

Mientras estoy teniendo una larga e interesante conversación conmigo misma, escucho gritos dentro del aula y algo chocar contra el suelo. Una voz estridente y aguda se olle por encima de las demás y entonces todos callan. Después de unos cuantos gritos por parte de esa fría voz, la puerta se abre de golpe chocando contra la pared y Kai sale con la cara roja de ira y da un portazo. Nada más cerrarse, la puerta se abre y sale Darren con un paño blanco sobre la nariz para detener la hemorragia. Los dos se dirigen al final del pasillo con paso firme y la cabeza gacha y suben las escaleras.

Cuando sale el resto de la clase hablan emocionados y casi a gritos de lo que ha sucedido, pero no logro enterarme. Cuando se lo pregunto a Kiara ella niega con la cabeza y me dice:

-Es mejor que se lo preguntes a él.

Camino a la sala de entrenamiento, una niña de unos doce años me para y me dice que Elia me espera en la biblioteca para hablar conmigo. Cuando entro en ella veo a Elia sentado al fondo, junto a los grandes ventanales, rodeado de un montón de libros. Sin esperar una invitación cojo una silla y me siento frente a él.

-Sabes- le digo-, las personas normales leemos los libros de uno en uno.

-Pensé que hace tiempo que quedó claro que yo no era normal- me contesta. Touché.

-Cierto. ¿De qué querías hablar?

-¿Te he hablado alguna vez de tu padre?

-No- le digo, sin saber si quiero escuchar lo que viene a continuación.

-Era un hombre amable, bondados, pero también muy cabezota. Cuando se le metía algo entre ceja y ceja no había hombre en la Tierra que le hiciera cambiar de ipinión. Una vez Devis intentó convencerle de que no se casase con una campesina, que buscase a alguien de la realeza. Tu padre le dio una paliza- Elia sonrie con melancolía, recordando el pasado-. Esa campesina era tú madre. Era bella y tenía un corazón de oro. Te pareces a ellos.

Mi mirada está fija en los papeles desparramados sobre la mesa, no me atrevo a levantarla, no me atrevo a moverme. Siempre pensé que el recuerdo de mis padres me haría llorar, no esperaba la sonrisa que se extien en mis labios.

-¿Por qué me cuentas todo esto?- le pregunto.

-No lo sé. Algun día tenía que hacerlo, asi que, ¿Por qué no hoy?- me dice- Supongo que sabes lo que ha pasado hoy en clase, ¿no?

-Si

-He hablado con ellos- continúa diciendo-. Son los dos unos chicos muy temperamentales. Pero, sobre todo, he hablado con Kai. Se parece mucho a su padre, es todo un luchador. Defiende a los que quiere en cuerpo y alma. Tiene el corazón que necesita un soldado. Está un poco avergonzado por lo sucedido. Creo que deberías ir a hablar con él. Esta en la fuente del jardín del este.

-¿Por qué tendría que hablar yo con él?

-Eres una chica muy inteligente, Sua. Pero a veces puedes ser muy ingenua.

*********

Bajando las escaleras hacia el piso inferior me encuentro con Darren. Este lleva una cinta en el puente de la nariz, hinchada y roja, y me dice:

-Deberías decirle a tú novio que se controle un poco- al cruzarse conmigo choca contra mi hombro y desaparece por una puerta.

-Esta bien- le digo a la nada-. Lo haré cuando exista, supongo.

Cuando llego al jardín veo a Kai sentado en un banco frente a la fuente, de espaldas a mi. Mira fijamente al agua y está se alza ante el. Con vierte el liquido en una bola gigante y luego, poco a poco, va adquieriendo la forma de un delfín. Impresionante.

-Me gustan los delfines. Dicen que es él único animal más inteligente que nosotros.

Al escucharme Kai se asusta y, al perder la concentración, el delfin desparece y cae a la fuente como una masa de agua. Cuando nuestros ojos se encuentran él se sonroja y vuelve a mirar a la fuente. Me siento junto a él en el banco de madera y le miro por el rabillo del ojo. Su pelo castaño y sus ojos azuler se ven más claros por la luz del dol y el flequillo le cae en la cara tapándole parte del rostro.

-¿Qué a pasado con Darren?- le pregunto

-Tropecé y mi puño chocó con su cara.

-Lo digo en serio, Kai.

-Está bien- Kai se mueve en su sitio y se rasca la barbilla nervioso-. Se metió contigo, yo le llamé gilipollas y le pegué un puñetazo. Fin.

-¿Me insultó?- le pregunto y él asiente- ¿Y le pegaste?- el vuelve a asentir y yo le golpeo en el hombro.

-¿Por qué me pegas? Te he defendido, ¡intentaba hacer algo bonito!- me dice llevandose una mano al hombro herido.

-No te pego por defenderme- le digo volviendo golpearle- ¡Te pego por darle un puñetazo a Darren cuando yo no estaba! ¿Crees que me hace gracias haberme perdido algo así?

Kai me mira con las cejas alzadas en forma de sorpresa, pero poco a poco una sonrisa va sustituyendo esa expresión.

-Eres rara- me dice. Yo le miró fijamente con el ceño fruncido, lanzandole dagas con los ojos- Y es por eso que me gustas.

Espera ¿qué? Esta vez soy yo la que alza las cejas por la sorpresa. No se cómo reaccionar, simplemente me quedo allí mirandole con los ojos abiertos. ¿Qué haces cuando un chico te dice que le gustas? ¿Le das una galleta?

Su mirada baja a mis labios y permanece allí durante unos segundos. Luego comienza a acercar su rostro al mio, poco a poco. Y entonces, cuando quedan unos milimetros para que nuestros labios ser rocen...

Me río.

Y no una de sas risas dulces y músicales, no. Me río a cracajadas y durante bastante tiempo, tanto que incluso se me escapan algunas lágrimas. Pasa un rato hasta que consigo, finalmente, serenarme y dejar de reír.

-¿Ibas a besarme?-le pregunto todavía entre risas.

-¿Por qué? ¿Te molesta?- me responde confuso.

-No- le digo, y agarrandole la nuca acerco su rostro al mio.

Nota de autora:

¿Qué os ha parecido el capítulo? Es un poco más largo que el resto. Me gustaría que me dieseis vuestra opinión comentando, y si os gusta votar.

El capítulo quería dedicarselo a @kasmeligonzalez que me ha animado a escribir a través del Tablero de Mensajes. Gracias!!

-Rubí

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