Capítulo 17

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Las ramas caídas de los arboles crujen bajo nuestros pies. El viento es cada vez más fuerte y hace más frío a medida que el sol se va ocultando. Llevamos siglos caminando. Bueno, está bien, siglos no. Pero si un par de horas. O un par de minutos, no lo sé.

Kiara camina a mi lado, despacio, y suspira cada vez que mira alrededor y no ve a su hermano o a alguno de los chicos. Las dos estamos en silencio, sin saber qué decir, ella es la primera en hablar:

-Sua, ¿oyes eso?

A lo lejos se escuchan caballos trotar y relinchar, acercándose a nosotras.

-Vienen en nuestra dirección- me dice- ¿Qué hacemos?

Antes de poder hacer nada media docena de caballos aparecen entre los arboles y hacen un circulo a nuestro alrededor, rodeándonos. Los jinetes los detienen y se giran hacia nosotras. Uno de los jinetes baja de su caballo blanco y camina hacia nosotras, mientras su capa blanca ondea con el viento. Enserio, ¿Qué les pasa a todos con las capas?

Cuando llega a donde yo estoy hace una reverencia, me coge la mano y me la besa. Luego hace lo mismo con Kiara.

-Me llamo Loui, soy el príncipe del Reino del Aire. Vosotras debéis ser las princesas Kiara y Sua, ¿me equivoco?

-No, no te equivocas- le responde Kiara, con una sonrisa estúpida en el rostro y las mejillas sonrojadas.

El chico le devuelve la sonrisa. Viste completamente de blanco, tiene la tez pálida y los ojos grises, lo que contrasta con el pelo largo y negro, recogido en una pequeña cola de caballo. Él sonríe abiertamente, al igual que Kiara, pero yo frunzo el ceño. Me resulta algo sospechoso, y no una casualidad, que nos hayan encontrado en el bosque y sepa quienes somos.

-¿Cómo lo sabes?- le pregunto, disparándole una mirada de odio de la que Ida estaría orgullosa. Al parecer se aprende a mirar de forma asesina si a ti te miran así todos los días.

-El Rey del Agua envió una carta, diciendo que deberíais haber llegado hace dos días. Mi padre, el rey, se preocupó, así que me envió a buscaros.

Mmm... Tiene sentido.

-Deberíamos llevaros a palacio, vais a acabar enfermando.

-Pero, nos acompañaban tres chicos...

-Algunos de mis soldados los buscarán- me interrumpe Loui.

Él nos hace un gesto y Kiara monta en un caballo con un soldado, mientras que yo monto en el del príncipe con él. El cielo gris nos observa por encima de nosotros mientras cabalgamos a toda velocidad, con las gotas de lluvia clavándose en mi rostro como dagas heladas. Escondo mi cara en la espalda de Loui, resguardandome del frío. Cierro los ojos, mientras escucho los cascos del caballo golpear el suelo, y me imagino en otro lugar, montada en un caballo diferente y con una persona diferente. ¿Dónde estás, Kai?

Cuando paramos, Loui me ayuda a desmontar. El Palacio del Aire es enorme, blanco, con un montón de torres y rodeado de árboles, colocado justo en lo alto de una montaña. Mirando alrededor se pueden ver el Reino del Agua al este y el de Fuego al oeste.

-¿Dónde está el Reino de la Tierra?- le pregunto a Loui.

-Está en lo profundo del bosque, oculto. Es muy difícil encontrarlo, nadie sabe con exactitud dónde se encuentra. Seguidme- nos dice a Kiara y a mi-, debéis

estar hambrientas.

Con la mención de la comida mi estomago empieza a gruñir. ¿Cómo he podido olvidar la comida durante tanto tiempo?

-Es mono, ¿no te parece?- me pregunta Kiara apareciendo junto a mi.

-Que rápido te olvidas de Nahin.

-¡Sua!

Me giro hacia la voz que ha gritado mi nombre y veo a Kai desmontar de su caballo y correr hacia mi. En unos momentos me encuentro entre sus brazos. Después de una vueltas mis pies vuelven a tocar el suelo, pero él no me suelta.

-Tú hermana pequeña está bien- le dice Kiara-, gracias por preocuparte.


El Palacio del Aire en multimedia.

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