Capítulo 13

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RELATA KAI

Anoche sostuve a Sua hasta que se quedó dormida. Ella no paraba de llorar y yo no sabía que hacer. No le pregunté que le pasaba, no quería presionarla. Supongo que todo lo ocurrido en el último mes ha podido con ella. Esta mañana cuando me he despertado ella ya no estaba, así que no he tenido la oportunidad de hablar con ella.

Un sirviente llama a mi puerta y me avisa de que pronto partiremos hacia el Reino del Aire. Me visto y preparo una bolsa con todo lo necesario. Cuando llego al piso inferior veo a mi madre aplastando a mi hermana en un abrazo enorme. Cuando llego hasta ellas mi madre me atrapa en sus brazos y me corta la respiración. Después mi padreme agarra de la nuca y sin apartar sus ojos de los mios me dice:

-Kai, a todo adolescente le llega el día en el que se convierte en hombre. Este es tu día. Protege a tu hermana y a la princesa.

-No creo que Sua necesite que la protejan.

-Todos necesitamos que nos protejan en algún momento.

Por sus palabras y por la seriedad de su rostro, sé que mi padre no está bromeando. Él confia en mi para que cumpla esta misión, y yo no puedo defraudarle. Después de despedirme de mi hermano, Kiara y yo salimos al exterior donde nos esperan los demás. El cielo se encuentra nublado y las nubes oscuras que llegan del este prometen frio y lluvia. Darren y Nahin están sentados en los escalones, uno al lado del otro en completo silencio, mientras Sua habla con Elia y Devis.

El primero le entrega algo envuelto en una tela y ella le sonríe, recordándome que simpre intenta parecer fuerte y qu seguramente fingira que lo de anoche nunca ha ocurrido. Cuando Elia se aleja Devis envuelve a Sua en un abrazo incomodo en el que ninguno de los dos sabe bien qué hacer. Antes de entrar en el edificio Devis se detiene junto a mi y me susurra en el oido:

-Como le pase algo o le rompas el corazón, te mataré con mis propias manos.

Una bonita despedida, si señor.

Después de cargar los caballos y vestirnos con nuestras capas azul marino nos disponemos a montar en los caballos. Tres caballos, para cinco personas.

-Supongo que habrá que compartir- dice Kiara-. Kai tu monta en Sombra con Sua. Yo iré en Brisa con Nahin.

Me apetece discutir con ella y decirle que le prohíbo montar en caballo agarrada a un chico adolescente. Pero, como chico adolescente que soy, al decirle eso ella montaría conmigo y las ganas de estar con Sua son mayores a las de ejercer de hermano sobreprotector.

Ya subido en Sombra, Sua monta delante mio, mientras yo le rodeo con los brazos para poder agarrar las riendas. Kiara, gracias a los Dioses, monta detrás de Nahin. El rubio se pone tenso cuando mi hermana le agarra de la cintura, lo que le salva de un puñetazo por fijarse en mi hermanita.

Trotamos siguiendo ell rio durante unas horas. Sua y yo reímos cada vez que Kiara intenta mantener una conversación con Nahin y este sólo le responde con monosílabos. Darren, que va en cabeza, se mantiene en silencio y con el ceño fruncido, sin dirigirnos la mirada, cosa que agradezco. Estamos apunto de llegar al pueblo donde vamos a pasar la noche cuando préguntarle a Sua.

-¿Estás bien?

-Si- me dice sonriéndome-. Siento lo de anoche, pero lo necesitaba.

-No te preocupes- le digo intentando aligerar el ambiente-. Se me da bien hacer de almohada.

Ella ríe y siento que me he quitado un peso de encima. Tenía miedo de que se pasara todo el tiempo triste, sin querer hablar conmigo o con nadie.

-¡Creo que es aquí!- grita Darren unos metros por delante de nosotros.

Él se encuentra todavía montado en su caballo, frente a un pequeño hostal. A lo lejos se puede ver un pequeño pueblo de pescadores compuesto por una docena de casas.

Cuando entramos una anciana con aspecto amable nos lleva a nuestras habitaciones. Después de dar de comer a los caballos y ducharnos, los chicos y yo, que compartimos habitación, bajamos a cenar. Cuando entramos en el comedor vemos que las chicas ya están allí, mirando a sus cuencos llenos de algún mejunje sospechoso con el cño fruncido.

-Me niego a comer esto- se queja Kiara cunado nos sentamos en la mesa-. Me niego.  No, ni en un millón de años.

-Es lo único que hay para comer, princesita- dice Darren-. Deja de quejarte y come. Mucha gente no tiene nada que llevarse a la boca.

-Odio decirlo- dice Nahin-. Pero Darren tiene razón.

Kiara, contenta de que Nahin le dirija la palabra, se pone a comer rapidamente, intentando ocular su expresión de asco. Yo me paso toda la cena observando a Sua pensando mientras mira a la nada y esperando que ella me devuelva la mirada. Pero no lo hace.

Después de mirar un mapa y elegir el mejor camino para llegar hasta el Reino del Aire, subimos las escaleras para ir a la cama. Antes de poder entrar a mi habitación, alguien tira de mi mano y me abraza.

-Gracias- susurra Sua. 

-¿Por qué?

-Por no presionarme- al escuhar esas palabras me relajo y escondo mi cara en su cuello. Nos quedamos así un par de minutos hasta que ella se aleja-. Buenas noches.

Después de darme un beso en la mejilla desaparece en su habitación, y yo me quedo allí, sonriendo como un idiota.

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