Capítulo 6 "Reloj"

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Niall

Cree que soy fascinante...

Cree que soy fascinante...

Mmmm fascinante...

—¡Duende levántate!

Oh no Louis, esta vez toma un poco de tu propia medicina, quédate quieto Niall

Soy fascinante... mmmm... fa-sci-nan-te... aaaahhhh

—¡Duende, mira!

Que se vaya, que se vaya, que se vaya

—Oh vamos, Niall... ¿de verdad? ¿me lo vas a hacer a mí? Yo inventé eso. ¡Levántate y mira!

¡Mierda! Si yo sueno así, entonces tiene razón, soy un dolor en el trasero.

—¡No me destapes que me da frío!

—Molesta, ¿verdad? —sonríe triunfante.

—Oh cállate, Lou.

—¡Mira! —estira un papel hacia mí y lo leo.

"Tienes razón, es el momento de descubrir quién soy y de experimentar, pero quiero que seas TÚ el que me ayude en eso.

Si aceptas, te espero en mi habitación a las 20:00 hrs.

PD: Perdón por haber sido un imbécil anoche"

—Louis, primero: siempre tengo razón. Segundo: creo que ya sabes quién eres y has experimentado BASTANTE, ni loco me uno a tu lista. Tercero: no te haría mal llegar temprano de vez en cuando y por último, hermano, tú SIEMPRE eres un imbécil. No tienes porqué escribírmelo en una nota.

—Awww yo también te considero mi hermano, duende.

—¿En serio, Louis? ¿Sólo eso te quedó de lo que te dije? ¡¿Sólo eso?!

Me quita la nota de las manos con una sonrisa que desde pequeños no le veía, se la pone en la cara y se deja caer en la cama suspirando. Aprovecho que no me está mirando para sonreír.

—¿Es de rulitos?

—U-hum

—¿Entonces todo salió bien?

—Nop, salió como la mierda.

—Pero es él el que te está citando a su habitación hoy...

—Sip.

—¡Louis, por favor, necesito más información!

Se sienta en la cama, me mira y empieza a hablar sin respirar.

—Anoche fui, le olí los rizos, hablamos, lo besé, me dijo que es hetero, me echó.

—O-K... y tú estás feliz ¿por?...

—Porque su pene me amoooo —y se vuelve a dejar caer en la cama.

—¡Eso ya fue demasiada información, Lou! – le grito tapándome los oídos y fingiendo estar traumado. Como siempre, el filtro de la entrega de detalles de Louis se ha roto.

—Perdón, duende —me dice mirando al techo con una sonrisa de tonto enamorado y eso me empieza a preocupar.

—Siéntate, Lou. Hablemos... ¡No me ruedes los ojos! Siéntate.

Se sienta con desgano y quedamos frente a frente cada uno en su cama. A pesar de estar mirándome con tedio, el brillo de sus ojos delata que está en las nubes de felicidad.

SÓLO RESPIRA (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora