Capítulo 10 "Desaparecido"

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Louis


La luz que se cuela por la ventana acusa que ya está amaneciendo, no sé en qué minuto me quedé dormido, pero no debió ser hace mucho, Hazz y yo seguimos en la misma posición, él recostado sobre mi pecho con sus piernas enredadas en la mías y yo con mi mano acariciando su espalda deseando que el tiempo se detenga. No hay mejor forma de empezar el día que sintiendo el maravilloso olor a canela de sus rizos, se mueve un poco acercándome a su cuerpo y puedo sentir que sonríe, no lo veo, pero lo siento. Me quedo quieto y cierro mis ojos, quiero saber cómo reacciona.

—Mmmm... —ronronea pegándose más a mí —¿Boo? ¿Estás despierto? – su voz enronquecida por el reciente despertar. No le contesto, simulo dormir. ¿Qué irá a hacer? ¿Se levantará inmediatamente? ¿Se separará de mí para librarse del calor? Ojalá quiera quedarse como yo un momento más... sólo eso pido.

Siento su mano recorrer suavemente mi vientre y luego dirigirse a mis costillas, desliza su piel contra la mía de una forma exquisita, aunque no puedo evitar reaccionar a las cosquillas que eso provoca, me muevo un poco. Levanta su cabeza para mirarme, pero sigo simulando dormir.

Luego de comprobar que no he despertado, comienza a pasar su nariz por mi mejilla, siente mi aroma, vuelve a ronronear —No hay nada mejor que despertar sintiendo tu olor, bebé —lo oigo decir eso y sonrío internamente al recordar que fue lo mismo que pensé hace un minuto. Deposita pequeños besos en la línea de mi mentón y vuelve a apoyarse en mi pecho.

—Perdóname, Boo. Por favor no pienses que soy un ciego que no sabe lo maravilloso que es haberte encontrado, hemos vivido mucho en muy poco, cuando estoy contigo siento que eres mi hogar y cada día amo más el tiempo que pasamos juntos, siento mucho no poder entregarte más como te lo mereces... ojalá pudiera... pero por ahora debo conformarme con decirte entre sueños que amo tus risas, porque tienes más de una, está la que haces muy ruidosa simplemente porque eres un loco de remate espontáneo —se toma un segundo, besa mi pecho y sonríe —está la que haces cuando algo te pone feliz, esa con la que aplaudes como agradeciendo el momento, también amo la seductora, con la que te muerdes el labio y me haces envidiarlo con todo mi ser. Las conozco todas, éstas y las que tu ni siquiera sabes que tienes, amo todo en ti, tus besos, tu forma de ver la vida, tu complicidad, tu autenticidad, te admiro, Boo... lo he hecho desde pequeños y creo que lo haré siempre... te amo... Dios te amo demasiado y te pedí que te quedaras porque necesitaba decírtelo, aunque sea de esta forma tan cobarde.

No sé qué hacer, ¿debo abrir mis ojos y decirle que acabo de oír todo lo que dijo? En ese instante los abrí sin pensar más, pero como está apoyado en mi pecho no puede verme, estoy decidido a decirle que no se preocupe porque jamás pensaría algo malo de él y que lo amo como a nadie, pero sus palabras interrumpen mis intenciones.

—Tengo que hacerme a la idea de dejarte ir en algún momento, porque no puedo darte lo que quieres, no soy tu historia de amor, no puedo serlo, mi corazón no es sólo tuyo y no creo que quieras compartirlo. Ojalá te hubiese encontrado en otro tiempo.

No puedo creer lo que acabo de oír, no quiero creerlo... ¿quién más tiene su corazón?

Estoy tomando fuerzas para preguntárselo directamente cuando su celular comienza a vibrar, se levanta con suave urgencia de mi lado para dirigirse al velador, mira la pantalla del teléfono y sonríe, ni siquiera se da cuenta de que lo estoy mirando. Habla en voz baja mientras se dirige al baño.

—¿Bebé, eres tú? —alcanzo a oír que contesta el maldito aparato susurrando melosamente antes de que cierre la puerta.

Me levanto más que rápido para escuchar a través de la puerta, acerco mi oído y lo oigo hablar.

SÓLO RESPIRA (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora