━ twenty three

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Loving you had
consequences.







Cuando se acabó todo eso de los proyectos, a nadie le había ido tan mal

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Cuando se acabó todo eso de los proyectos, a nadie le había ido tan mal. Alex y Hiro fueron los mejores aunque de milagro, Karmi no había perdido el control esa vez.

Al parecer ella y Peter se habían vuelto amigos mientras trabajaban, así que eso provocaba un cambio bueno en la actitud de Karmi.

Entre tanto, Hiro tampoco se lo paso tan mal con Alex. Se sintió tan feliz por primera vez en meses desde la ausencia de su hermano.

Claro que lo extrañaba, pero por alguna extraña razón, se había sentido como si Alex le estuviera ayudando a cerrar esa herida del pasado.

Ya no sentía esa pesadez en los hombros cada vez que recordaba a su hermano. Por que ella lo hacía sentirse feliz, se sentía como si Tadashi estuviera aún.

Alex también había experimentado algún cambio. Dejo de lado aquellos pensamientos que la atormentaban, sus poderes estaban balanceados y le olvidaba de que su vida no era tan normal como la de otros.

Pero Obake siempre se las arreglaba para meterse en su cabeza. Por fin, tomo una buena decisión, quería encarar a Obake que pasara lo que pasara, ella no seria una amenaza para el mundo como según Obake quería.

Ser una persona mala no iba con ella, por que descubrió que había personas que confiaban en ella, por que había una persona que quería, que quería proteger.

Por suerte aun no le daba la señal de Momakase para atacar, puesto que el plan era "asaltar" el banco para luego realizar la emboscada y vencer a aquellos héroes de una vez por todas.

Si llegaba a tiempo para hablar con el, dejaría a los héroes trabajar por su cuenta, no quería intervenir en una pelea donde estuviera su "mentora", Momakase podría soltar toda la cuerda y perder a sus amigos para siempre pero primero tenía que hacerle saber a Obake que estaba fuera de juego.

Fue así que decidió colarse sigilosamente como un gato en la guarida del jefe, era de noche y su abuela se había ido con su madre a un evento lejos de San Fransokio, no podía preocuparse por que si llegaban y no la veían, probablemente pensarían que había salido con amigos.

Procuro pasar entre las zonas más oscuras de la ciudad hasta llegar a su destino sin ser vista. Su plan no funcionó del todo por que, una sustancia pegajosa la había atrapado. Segundos después ya estaba dentro de la guarida de Obake, quien se encontraba mirando las grandes pantallas que mostraban la pelea de sus amigos contra su mentora.

Un horrible escalofrío recorrió toda su espalda, el pánico se había presentado otra vez y más fuerte. Ahí estaban el Chico Noodle Burger y Trina, su única rival en la pandilla.

-¿Que haces a estas horas en San Fransokio Alex? Se supone que tu poder y tus habilidades de pelea deben estar listas para dentro de dos días.- Dijo el hombre con voz siniestra.

-Pues, venía a hablar con usted sobre esto...- tomó aire y liberando toda la rabia en su interior gritó:-¡No voy a poner a mis amigos en peligro! ¡Ellos me importan y tú estupido plan no va a funcionar!... No soy como tú y nunca lo seré. -la voz le temblaba pero en ese momento la valentía no tenía que hacerle falta.

Trina miro a su padre boquiabierta y luego miro a Alex con desagrado.

-Es por que te importa ese niño, ¿verdad?- hablo Trina desafiante. Ella se quedo pálida, ¿como demonios iba a explicar eso? Claro que había muchas razones para no estar en ese bando y renunciar.

-En parte si. Pero me di cuenta de a que estoy dispuesta de hacer. Ni tú padre ni nadie pueden controlar mis decisiones ni mi destino. - sus ojos pasaron del verde oscuro a un azul brillante, sabía que eso pasaba cuando estaba alterada, no se había dado cuenta que la visión se le hacía borrosa por las lágrimas.

-Entonces tendré que acabar contigo y así será más rápido que tus amigos vengan a mi y los acabaré más rápido- Alex sintió el impulso de lanzarlo contra la pared, pero se mantuvo.

-Haz lo que quieras- dijo la chica con voz firme- aun así renunció a ser parte de tu horrible plan. -Obake la miro y apenas se le distinguía un lado de su cara que siempre brillaba. Una sonrisa maliciosa se mostraba en su rostro.

-Ya veremos Jansen, ya veremos.

Alex salió de ahí tranquilamente pero una vez que estuvo afuera hecho a correr lo más rápido que sus piernas le permitían y se derrumbó por completo. Aun así, ellos se enterarían de toda la verdad en cuestión de tiempo.

Al final de cuentas ella terminaría lastimando a las personas que más les habían hecho sentir única en toda su vida.

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