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Aristóteles y Temo parecían una pareja que no tenían discusiones pero la realidad era otra, las cosas en el matrimonio Córcega López últimamente no iban de la mejor manetar.

—Ya te lo dije yo ni lo conozco, no se quién es y mucho menos se cómo consiguió mi número.— Aristóteles trataba de hablar sin gritar para no empeorar la situación.

—Entonces explicame porqué te dice "Amor" "Cariño", etc...— Reclamaba Teml con el semblante serio, Aristóteles calló. —Te lo digo sólo una vez Aristóteles, sea quién sea ese tipo, sino no haces algo rápido...pido el divorció.—

—Y todo eso escuché.— Daniel le relataba todo a Sebastián todo lo había logrado escuchar. —Mis papás casi no tienen peleas y realmente me da miedo que decidan separarse.—

—Tus padres se aman y no creo que se vayan a separar, estoy seguro que pronto solucionaran esté problema.— Sebastián abrazaba a su novio quién todavía derramaba algunas pocas lágrimas.

Temo venía bajando las escaleras, en su mirada se notaba la tristeza y el enojó, con algo de calma saludo a Sebastián para luego darle una orden a Daniel.

—Daniel, alistas tus cosas, nos vamos a la casa de Papancho y Susy, tus hermanas también vendrán con nosotros.— Dijo en un tono triste y demandante. —Sebastián, si quieres visitar a Daniel ya sabes donde queda la casa de mi Papá y Susana.— Sebastián asintió.

Daniel subió a su cuarto para alistar algo de ropa y otras cosas más personales, sus padres se iban a separar y le dolía.

—Te lo dije Sebastián, mi familia se separa.— Las lágrimas volvieron a rodar sus mejillas.

—Tienes que ser fuerte, confía en que ellos van a solucionar esté problema.— Sebastián trataba de animar a su novio, pero era imposible. —Te ayudó a empacar.—

Mientras tanto en el cuarto de Aristóteles y Temo, el rizado trataba de detener a su esposo pero el más bajo esta decidido en irse.

—¡Basta Aristóteles! Hasta que no sepas quien es la persona que te coquetea por mensajes, yo no viviré en está casa.— Temo empaco su última maleta y miró a su esposo. —Si no arreglas rápido esto...ya sabes lo que quiero.—

Aristóteles sólo veía como su esposo salía se aquél cuarto que fue testigo de risas, cariñitos, peleas y otras cosas entre ellos, observó por la ventana como veía que su esposo e hijos subían maletas a una camioneta negra, era triste ver como sus familia se destruía, debía hacer algo rápido, debía debía de averiguar quién era esa persona que quiere destruir su felicidad.

..........

•¿Ya qué dijeron? ¿Qué me había olvidado de mis desviados? ¡Pues no! Tengo algo pequeño preparado para ellos.

Familia Córcega-López [Aristemo/Dastián]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora