Capítulo tres.

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Allí en un lugar de la habitación estaba perdido Baek, llorando, queriendo una vida nueva, se arrepiente de haber nacido, de no saber lo que tiene, de haber contado todo a un perfecto desconocido y se desvanece en pensamientos y cree que es buena idea darse una ducha.

Gira la  manilla y el agua cae de golpe, casi tan hirviendo como para dañar cada centímetro de su piel, pero no le interesa mucho, sólo quiere morir de alguna manera, de la menos que se asemeje al suicido, no quería al infierno, para eso ya tenía ésta vida. Piensa que mágico sería si el agua podría escurrir sus problemas, eso sería quizás la fuente de vida eterna, por lo menos para él.

Su madre entra en la habitación, con una sonrisa, que ya no es sonrisa, sólo un gesto que se hizo costumbre en su cara, que no expresaba felicidad, sólo angustia, que carcomía el interior del menor, cada vez que la tenía en frente de él.

-Cariño, ¿cómo te fue? –Dijo para abrazarlo hasta sentir la delgadez de su cuerpo y de nuevo quiere arrancar de allí y ayudarlo, darle quizás su alma, porque después de todo, ella ya no vive, no vive desde Baekhyun se hundió en un pozo sin fondo.

-Oh bien, lo de siempre, ya sabes: ‘’Feliz último primer día de clases’’ y esas cosas –Dijo agitando las manos al aire y le sacó una risita con el gesto.

-Bien, me alegro –Se levanta con un nudo en la garganta y recuerda que hace mucho no mantiene una conversación con su hijo, pero aún así camina hasta la puerta- Hijo, quizás, sólo quizás, deberías acompañarme al casa de mi mejor amiga éste sábado, hace muchos años que no la veo desde que se fue de Corea, pero bueno ya sabes, sólo si quieres.

-Sí, claro mamá –Dice sonriente y ve como se aleja de su habitación, en el fondo no quiere ir a ningún lado, quería un sábado como cualquiera de los otros, acostado o vomitando, pero en su casa, no en una casa ajena, junto a un montón de gente que lo miraría con lástima, pero lo haría para su madre, jamás conoció a una de sus amigas, no sabían quiénes eran, su madre tampoco salía mucho, debido a él.

Era ya otro día, mitad de semana, los días anteriores, Baek como de costumbre ignoró a todo el mundo, incluyendo a Chanyeol, quien a su lado trataba de llamar su atención como sea, pero el más bajo ni se inmutaba.

No sabría decir cuántas veces Chanyeol carraspeó la garganta, tosía, lo llamaba bajito o le tocaba el hombro por ‘’casualidad’’.

Luego de la tercera hora de clases, Baek comenzó con dolores de cabeza y mareos, pensó sin dudas, que si fuera mujer, hubiera estado embarazado eternamente. Salió de clases sigilosamente, y fue directo al baño a encerrarse en uno de los cubículos como de costumbre.

El sonido era ensordecedor, Chanyeol creería que moriría escuchando las constantes arcadas de Baek, se arrepintió treinta veces de haberlo seguido, de estar preocupado pero no retrocedió y golpeó la puerta.

-Baekhyun, no me interesa si me golpeas, ignoras por tres días, me insultas, ábreme la maldita puerta ahora –Dijo casi gritando.

-Jódete Park, sólo ándate –Suspiró cansado, tirado en el suelo de aquel baño.

-Ábreme la maldita puerta o la echo abajo –Chanyeol dijo ésta vez más enojado- cuento hasta tres, Baekhyun, tres… dos… -Sabía que en fondo Baekhyun no daría su brazo a torcer como siempre, pero aún así pensó que no perdía nada con intentarlo- dos y medio… Uno –Y de una patada, para sorpresa de Baek, abrió la puerta, tomándolo de la muñeca, agarrando con la otra su chaqueta y la mochila que luego se llevó al hombro.

-No, Park, no –Chilló Baek mientras forcejeaba con su débil cuerpo, pero a Chanyeol no le importó y lo arrastró nuevamente hasta el casino- Quédate aquí, me escuchaste Byun Baekhyun, si mueves un centímetro de tu cuerpo, sólo recuerda que te saco tres cabeza de diferencias, y mis pierna son el doble de las tuyas y te alcanzaré en un segundo –Baek lo miró con algo de miedo y tragó en seco, Chanyeol realmente era extraño y sólo asintió.

Baek lo siguió con la mirada una vez que Chanyeol se alejó de él. El más grande por su parte de vez en cuando, mientras compraba dos tés, daba vueltas a ver si Baek había movido su trasero del lugar, pero sólo se encontró con la mirada perdida de Baek en su nuca, haciéndolo sonrojar un poco.

Después de unos minutos se dirigía nuevamente a la mesa donde Baek no podía disimular ni una pisca de frustración en su cara.

-¿Por qué no puedes confiar en mí? –Dijo mientras le pasa una taza de té y un panecillo, que Baek mira con recelo.

-Na-nadie se ha preocupado por mi alguna vez en la vida, excepto mi madre –Le confesó, mientras tomaba un trago de té y miraba el panecillo.

Chanyeol guardó silencio, no era incomodo, no quería presionarlo, no quería dañarlo, así que sólo se quedó allí esperando a que Baek pudiera sentirse cómodo.

-Es para ti –Inevitablemente se vio obligado a quebrar el silencio otra vez y Baek sólo lo miró  desganado y comenzó a comerlo, pero a la mitad, las arcadas volvieron a parecer, era un martirió, Chanyeol, rápidamente llevo a Baek y sus cosas al baño, éste último entro a uno de los cubículos con desesperación, comenzando a hundir de nuevo la cara en el inodoro, hasta que sintió al más alto darle unos golpecitos en las espalda para luego acariciarla con ternura, afirmando los mechones de pelo que le molestaban en la cara.

-Baek tranquilo, te sentirás mejor –Dice mientras sube y baja su mano por la espalda del más bajo acariciándola- Estoy aquí –Y así las arcadas disminuyeron, Baek tiró la cadena y apoyó su espalda en los brazos de Chanyeol debilitado, perdiendo la conciencia. 

Save me. (Baekyeol / Chanbaek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora