CAPÍTULO 50

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Tsukiko fue detenida por los mismos que le dieron su poder. Ellos dijeron: sabemos que tu amable corazón aún existe.

Le dieron una segunda oportunidad. Esta vez le impusieron que solo podía usar su magia para servir a los demás, y no para actos maliciosos.

Otra condición fue que se le otorgaría la tarea de ver el crecimiento de las personas, por lo que "concebiría" a unos niños por sus propios medios, así aprendería a confiar y compartir nuevamente con las personas, que no todas deben ser como ella imaginaba.

Para llevar a cabo tal mandato, tomó cinco plantas y las puso en una vasija a cada una, las cuales alimentó con su sangre, bañándolas en su magia, y con la ayuda de los dioses nacieron unos nuevos seres en este mundo tras un año de formación.

Como ella sabía, eran humanos, pero de una forma diferente. Así que los nombró como Arciros, nombre que se le ocurrió porque cada vasija estaba hecha de arcilla, y de donde ellos emergieron.

Surgieron dos hombres; al bebé de cabello rosado y ojos morados, lo nombró Takahiro; al pequeño de cabello azul y ojos morados, Ayako. Y tres mujeres; la de cabello morado como uva y ojos verdes sería Sayuri; la siguiente, de cabello gris y ojos morados, Haruki; y la niña de cabello rosado y ojos rojos, Noriko.

Con la llegada de sus hijos, poco a poco su odio se fue apaciguando ya que no quería transmitirles aquel oscuro sentimiento a seres tan puros como ellos.

Mientras crecían, notó que todos poseían una excelente salud, excepto por Sayuri, quien sí se veía más como un niño normal, incluso más débil que la media.

También vio que todos poseían sus mismas habilidades, como era de esperarse, solo que cada uno poseía una de las que era capaz de hacer Tsukiko, pero no había indicios de la del hilo.

Haruki podía hablar con los muertos, Ayako leía mentes, Noriko estimaba el tiempo de vida de las personas, y Takahiro podía sentir emociones, ver el pasado y futuro por medio de ellas. Por último, Sayuri, nada.

Al ver que esta última era más débil que sus hermanos, terminó por crear un hada protectora para ella. Sayuri la nombró Yori.

Poco más tarde, descubrió que la más indefensa poseía todo el conjunto de habilidades más aquella visión especial que le permitiría ver el hilo.


Sayuri y Yori se hicieron amigas muy cercanas y solían pasear juntas, a la vez, su madre les enseñaba a ella y sus hermanos sobre el poder que poseían.

Como una forma de intentar superar el pasado, Tsukiko decidió contar su historia a sus hijos, por qué terminó allí. Quería mostrarles aquellos valores que sus padres le habían dejado. Y todo fue bien. Aunque ella sabía que eso podría cambiar.

Sayuri siempre le pedía consejos, y que le contara su historia más veces.

Ambas sabían el riesgo venidero que existía, por eso hicieron una promesa: "si algo llega a suceder, tú debes retener a tus hermanos. Debes traerlos de vuelta al camino. ¿Me harías ese favor?". Aceptó sin dudarlo, pues todos merecían ayuda, y que debían hacerlo escondidos por los riesgos que podían correr.

Un día puntual, Sayuri salió como siempre junto a Yori, cuando recibió una sorpresa. Se encontró con un niño, un humano común, por supuesto.

Se presentó como Nanami Hikaru. Su cabello era rojo como un tomate y sus ojos grises. A pesar de su extrañeza por el momento, fue amable con la niña y jugaron juntos. Él se presentó ante la familia de ella, y ella ante la de él.

Al principio, Tsukiko no estaba muy convencida pero los Nanami terminaron siendo los mayores protectores de su secreto. Compartieron muchos momentos juntos, y ambos mundos se acercaron un poco al otro.

Pasado un tiempo, aquella mujer ahora llamada bruja, fue encontrada y llamada a buscar por el emperador al que quiso matar.

Unmei No Akai Ito No Densetsu No Haigo Ni Aru(Unmaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora